La obra en el carril bici


Cuando voy desde mi casa al cine Pathé Utrecht Leidsche Rijn, es un paseo de algo más de ocho kilómetros que desde tiempos inmemoriales, si le preguntas al GooglEVIL, te manda por caminos que yo no uso. Supuestamente tienen Inteligencia Artificial, pero en mi telefonino por desgracia me ha tocado el Retardado Artificial y debo tener la más lerda de sus inteligencias mirando porque es que no da una. Después de años haciendo una ruta que sé perfectamente que siguen porque me espían todo el tiempo, cuando tú pides indicaciones, te mandan por caminos que no son los más apropiados, sobre todo porque hay varios semáforos y existe una ruta libre de los mismos, con cien metros más de distancia que la ruta más corta que proponen y en la que prácticamente siete de los kilómetros estás en una vía que es como una autopista de bicis sin coches y que transcurre por Kanaalweg y puedes ver a los que entrenan en sus piraguas o canoas remando, puedes ver las casas barcos y a la gente haciendo ejercicio, sin coches, sin humos y sin nada malo. Lo que voy a contar hoy está relacionado con esa ruta, ya que tenía un punto en el que se cruzaba con una carretera y había un stop. Es junto a Villa Jongerius, un edificio precioso y la parada es porque por allí pasa el tráfico que accede a la ciudad por el Nelson Mandelabrug o el puente de ese pavo. El año pasado en junio, cortaron el cruce y apareció un cartel anunciando que iban a hacer un paso por debajo de la carretera para bicis para que la principal arteria ciclista que no cruza el centro de la ciudad no tenga cruce alguno con el tráfico de los culocochistas como dos que comentan y todos sabemos quienes son. El tiempo para la obra estaba fijado para septiembre del 2019, tres meses y yo lo flipé por la velocidad con la que iban a hacerlo todo, que es un pedazo de obra y además, parte de ese túnel estará incluso por debajo del nivel del agua del canal. Una semana más tarde, en una de mis visitas al cine, el cartel había cambiado y ahora la fecha de finalización era para septiembre del 2020, con lo que alguien la cagó bien cagada al hacer el cartel y se equivocó de año o alguien mintió como un bellaco a la hora de planear el proyecto, una de dos. El problema era que por culpa de ese corte, que sucedía unos seiscientos metros antes del cruce, el rodeo es enorme, de unos dos kilómetros o cinco minutos, con lo que en mis cálculos para llegar a tiempo tenía que tener en cuenta esos cinco minutos adicionales, un minuto más para los si dijéramos y tres minutos extras por si alzan uno de los puentes cerca de mi casa para que pasen los barcos, algo que sucede regularmente en primavera y verano. Desde el año pasado, siempre haciendo el rodeo, siempre metiendo kilómetros de más y viendo que poco a poco nos acercábamos a septiembre del 2020. Cuando me fui a Gran Canaria por un mes, como volvía al final de agosto, daba por supuesto que ya estaría a punto de inaugurarse, así que al regresar, en mi primera visita al cine, miré muy bien y me llevé un disgusto porque el cartel de la obra ahora decía fin del 2020, algo como que muy genérico. Busqué en la página del ayuntamiento y encontré que habían descubierto que los muros de contención de la villa estaban en mal estado y los tenían que reparar y tal y tal y por eso venía el retraso. Total que septiembre, octubre, noviembre seguí con el dichoso rodeo, aunque ya la semana pasada podía ver el túnel del carril bici terminado (pero con valla de obra). Crucé los dedos para que lo abrieran la semana pasada pero no pasó. El lunes, fui al cine y de nuevo, crucé los dedos para que ya estuviese abierto pero fue que no. Hoy volví a hacer la ruta y cuando voy llegando al punto en donde te dicen que te tienes que desviar, el cartel gigantesco no estaba allí. Me emocioné hasta las lágrimas cuando vi bicicletas viniendo desde esa dirección y seguí. Estuve hasta tentado de hacer un vídeo con el paso por ese túnel abierto junto al canal, algo que igual hago otro día. De repente, esos cinco minutos adicionales en bici han desaparecido, ahora voy en línea recta y además sin cruzar con coches en ningún momento, en una ruta fabulosa que por supuesto, miré en GooglEVIL y ellos ningunean, ya que prefieren que vayas en bici junto a coches y te mames unos cuantos semáforos porque eso es algo que mola mazo.

Volviendo del cine, por la misma ruta, vi gente que hasta se paraban asustados al encontrarse el carril bici con su túnel ya abierto, llevamos tanto tiempo yendo por el otro lado que supongo que muchos habían hasta perdido la esperanza.


Una respuesta a “La obra en el carril bici”

  1. Aunque haya retrasos, es emocionante que en algunos sitios se preocupen por la comodidad de los que les pagan el sueldo, sin tener que hacer barricadas y quemar ruedas para pedirlo…
    Salud