Cuando limpiamos el terreno y lo preparamos para plantar Mi hermosa y tupida alfombra verde descubrimos algo maravilloso de lo que ya hablaré otro día. Fue una sorpresa tremenda para todos y se impuso una pequeña modificación. En esa pequeña franja en la que no hay césped y que está pegada a la pared de la casa de las bicicletas quedaba algo de espacio para plantar algo y me faltó tiempo para coger la bicicleta e ir a las enormes tiendas de jardinería que están a menos de dos kilómetros de mi casa para comprar un rosal.
Lo quería comprar de todas maneras pero había pensado un lugar distinto para ponerlo aunque hay que admitir que ahora está en un sitio mucho mejor y que lo puedo ver desde la enorme ventana que da al jardín. Lo quería de rosas rojas, las mismas que compro de cuando en cuando para adornar mi casa. Una de las cosas que diferencia a los Países Bajos de España y que muchos se olvidan a la hora de criticar este país es lo baratas que son las flores. Yo compro sesenta rosas por cinco euros y con ese tremendo ramo adorno mi casa. El sábado puedes ver a todo el mundo cargando enormes ramos de tulipanes, rosas, girasoles y otras plantas porque aquí las flores son baratísimas.
Un par de semanas después de plantar mi rosal y regarlo copiosamente llegó la primera rosa, tímida y hermosa y prometiendo muchísimas más en el futuro.
3 respuestas a “La primera rosa”
Pues sí, tener flores frescas a precios que dan risa es una de las ventajas, además de la enorme variedad y el buen gusto que tienen para hacer ramos. A mí me gustan mucho las peonias y las mimosas.
La rosa es hermosa. Besos.
Sencillamente preciosa. Gracias.