La vacuna


Una de las cosillas que saben los tres lectores del mejor blog sin premios en castellano es que cuando se trata de vacunas, el Elegido es el puto amo y tengo un libro de vacunas que me protege hasta del truscolanismo, que es una enfermedad cerebral muy mala. La única vacuna que he omitido durante un montón de años es la de la gripe, aunque de siempre me llega una carta de mi médico de cabecera informándome del día en el que puedo ir a que me la pongan. La razón es que me mantengo sano y evito a la gente con gripe como infectados y de hecho, desde el año 1998, yo no he tenido una gripe. Sí, han habido varios resfriados, pero ninguna gripe.

La carta que me manda me provoca a responderle porque es super-directa y ruda y te dicen directamente que perteneces a un grupo de riesgo por ser viejo o ancestral o porque estás metido en un grupo de riesgo y la mayor parte de la carta es para hacerte sentir culpable por ser viejo o tener algún problema de pulmón, diabetes, riñones, o cualquier otra coña en lugar de limitarse a decirte el lugar y la hora de la cita.

Este año, con el virus truscolán podemita suelto, he decidido ponerme la vacuna de la gripe, que con una desgracia al año vamos listos. La susodicha carta me llegó el viernes y la cita era para hoy, un poquito apurada, sobre todo comparada con la de mis vecinos, que la recibieron hace dos semanas y tienen la cita para la semana que viene. Desde que les llegó, un portavoz del ministerio de sanidad, el mismo que habla del virus truscolán y podemita todos los días y que seguramente es el equivalente al famosillo ese que dice chistes de putas y enfermeras en España, o eran chistes de putas enfermeras, que no me quedó claro porque al ser suciolisto, se pueden decir y hacer cosas que para el resto de los mortales están prohibidas. Bueno, el neerlandés salió hace una semana por la tele diciendo en el telediario que no compraron una cantidad suficiente de vacunas para la gripe y que lo mejor es que los viejos entre sesenta y setenta años que piensen o intuyen que están sanos que no se la pongan y así no hay que comprar más. No me explico como no pusieron una cuerda en la puerta de su ministerio y lo ahorcaron allí mismo pero esta es la grandeza de la democracia, que un gilipollas posiblemente corrupto es capaz de condenar a muerte a miles de personas y al resto le da igual. Regresando al tema, lo primero que hice fue ir a casa de mis vecinos y decirles que les romperé la tele si escuchan a ese tarugo y el día que les toca, ellos van y se la ponen y no es un tema que vamos a discutir. Lo segundo, si ya estaba convencido que me la iba a poner, gracias a ese chamo añadí determinación y cabezonería y esta mañana me levanté, corrí a encender el horno, subí a jiñar y ducharme, bajé a preparar Magdalenas y después a desayunar para salir por patas al lugar en el que ponían las vacunas, ya que mi turno, basado en la primera letra de tu apellido, era a las nueve y cuarto. Al llegar había unas quince personas en cola en la calle, guardando las distancias y varios hasta con mascarilla. De los quince y de los seis o siete que llegaron después que yo, dos viejos ancestrales y el resto era gente joven o de mediana edad, con lo que el susodicho ministro presuntamente asesino ha conseguido su objetivo de ahorrarse una guita y morirán más viejos este año.

Cuando me tocó el turno, entregué la carta, me quité el abrigo en una mano, me acerqué a la pava, que me pinchó y según ella, sangraba como una bestia y se rió y me dijo que seguramente me pinchó una vena pequeña y yo le devolví la sonrisa con un toque de mal de ojos que espero que no llegue al fin de semana. Han pasado las horas y todavía me duele el brazo. Espero que no hayan ahorrado algo más de dinero comprando placebo en lugar de la vacuna, que de ese ministro de sanidad me lo espero y me lo creo todo.


4 respuestas a “La vacuna”

  1. Solo me he puesto una vez en mi vida esa vacuna y estuve con gripe todo el invierno.
    Se ve que me sentó fenomenal.

  2. Yo, de acuerdo con mi medico, he estado años sin ponerme la vacuna de la gripe, porque cada vez que me la ponía, agarraba un gripón de cuidado, así que al dejar de ponerla no pillaba la gripe ni de coña, pero con esto del virus, ya el año pasado me la puse sin ninguna reacción, ni me enteré, hace unas semanas me la he puesto de nuevo y ha sido igual, ninguna reacción, así que genial.
    Salud

  3. A mí me dolió un poco el brazo pero después se me quitó. Eso sí, las pesadillas de anoche fueron de película de terror con truscolanes y podemitas.

  4. Nunca en mi vida me la he puesto, y trabajando donde trabajo es casi obligatoria… si no me obligan, y teniendo en cuenta que, sin querer, este año estamos todos más protegidos que nunca por el tema de la mascarilla hasta el infinito, los geles y los lavados de manos y demás, creo que también pasaré. No recuerdo haber tenido gripe en la vida. Si me llegase la carta por el curro, seguramente si.