Los chochos


Hace ya casi un año que hay una cosa que no falta nunca en mi cocina: los CHOCHOS. Los descubrí haciendo una redada en el supermercado turco, revisando todo lo que traen por si veo algo que me interese. Allí, por ejemplo, he descubierto que tienen atún en conserva español, que también prefieren los garbanzos españoles y que hay otras cosillas que traen de la península ibérica y en una de esas rondas, en la sección de legumbres, veo algo que me suena familiar y cuando confirmé que eran chochos lo flipé en colores y compré un bote y desde entonces, nunca me faltan. Desconozco quién los comprará ya que al menos en Turquía jamás los he visto.

El sábado venían unos amigos a cenar y se me ocurrió que molaría poner en las tapillas de los previos un plato de chochos y eso hice, con todo el mundo asombrado y mirando aquellas extrañas creaciones de un color amarillo sucio. Les expliqué que esto es casi que lo tercero mejor que te pueden poner en España cuando estás en un bar bebiendo y cuando me levanto a pillar el bote para enseñárselo y que así aprendan y lo busquen, al volver a la mesa veo que todo el mundo los está comiendo. Les grité: ¿Pero qué hacen, malajes? La piel no se come, que no somos cabras ni de monte ni de ciudad. A ver si alguno se pensó que el platito vacío que había en la mesa era una tapa de aire de serranía. Lo más complicado fue explicarles lo del nombre, con el nombre técnico de altramuz, para los finos y delicados y el de CHOCHO para el resto del populacho, como incluso reconoce el RAE, que le da a la conocida palabra como primer significado el de altramuz y tienes que llegar a la cuarta tanda de acepciones de esta palabra para enterarte que también significa coño, tanto los peludos como los afeitados, que la lengua no distingue entre unos y otros a un nivel tan primario. Claro, la dificultad está al traducirlo, ya que altramuz directamente no existe en holandés, así que tengo que optar por el termino del populacho y como en el neerlandés se abusa de los diminutivos para todo, endiñarle un -jes al final de la palabra, con lo que me referí a ellos como KUTjes y a algunos casi se les saltan las pupilas de los ojos, así que los tuve que ilustrar y explicarles que las lenguas superiores como el español son tan versátiles que te permiten referirte a dos tipos de alimentos distintos con la misma palabra y casi todos distinguiremos perfectamente en base al contexto el fruto que estás comiendo, que no es lo mismo pedirle al camarero un platito de chochos que decirle a tu parienta que le vas a comer el chocho.

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4 respuestas a “Los chochos”

  1. En mi puñetera vida había oído ese nombre para los altramuces, anonadada me dejas. Menos mal que lo aclaraste a mitad del post, porque ya me estaba viendo a mí misma leyendo todos los significados de «chocho» en el diccionario de la RAE!