Los picaos


Cuando estuve en Gran Canaria la vez anterior, allá por el comienzo de septiembre, estaban instalando en la Avenida Marítima máquinas radar para controlar el tráfico y hacer fotillos guapas. En este viaje he comprobado que esas máquinas están a pleno rendimiento y he encontrado un nuevo pasatiempo. Las máquinas están colocadas en ambos sentidos y todo el mundo sabe donde se encuentra, con lo que el punto de partida es el mismo para todos y eso hace el juego aún mejor.
De lo que se trata es de conseguir que uno de esos estúpidos tarados se pique contigo y se enrale a correr. Su premio: foto con multa por subnormal. Mi objetivo, aunque dudo que sirva de nada, es conseguir educarlos para que conduzcan correctamente.

Los picaos (picados en español peninsular) son una especie que NO está en vías de extinción en España y que pulula por nuestras carreteras mostrando su chulería y su poderío. Un picao que se precie ha de demostrar a todos los conductores a su alrededor su supremacía y responde instintivamente a los retos. Son tan estúpidos que responderán al reto inmediatamente, sin pensar en nada más.

De lo que se trata con este juego es de hacerles olvidar la existencia de radares en la carretera y sacar su instinto competitivo. Para ello, conduciremos por la autovía a una velocidad adecuada y de acuerdo a las señales de tráfico. El picao se pondrá detrás de nosotros, sin respetar la distancia mínima de seguridad, lo cual ignoraremos y mantendremos la formación y la conducción correcta. Cuando estemos a una distancia adecuada de la siguiente máquina de radar, nos cambiamos de carril, aunque hay que hacer el cambio lento para desesperar más al picao y sacar lo peor de sí mismo.

El picao reaccionará pisando acelerador al máximo para hacer ruido y marcar territorio. Nosotros seguiremos exactamente a la misma velocidad, sin responder a su provocación. Unos segundos más tarde el picao conseguirá s premio: una maravillosa foto. El picao se dará cuenta de cómo la ha cagado y tratará de hacer retrodecer el tiempo. Para ello, frenará, pensando que de esa forma la falta se anula. Nosotros, que continuamos circulando a la velocidad adecuada, nos pondremos en paralelo y entonces viene el momento culminante. Todos los pasajeros del vehículo han de girar la cabeza hacia el picao. El movimiento ha de ser sincronizado y lo culminaremos con una gran sonrisa colectiva. Si los picaos fueran buenas personas, deberían agradecer nuestro esfuerzo y desinterés en proporcionarles educación vial para que no pasen a formar parte de las estadísticas. Por desgracia, esta subespecie humana no aprende de sus errores y la única satisfacción que nos queda es su desprendida aportación al erario público.

Y quiero acabar desmitificando una leyenda urbana: CONDUCIR POR EL CARRIL CENTRAL O EL IZQUIERDO NO ES COOL Y NO ES LO ADECUADO. Si el carril derecho se encuentra libre, DEBEMOS UTILIZARLO. Me escandaliza ver a toda esa gente que entra en la autovía con la desesperación de alcanzar el carril central para poder circular a una velocidad inadecuadamente lenta mientras el carril de la derecha conserva intacto su asfalto.


5 respuestas a “Los picaos”

  1. deberiamos abrir un web y promocionar este deporte, quizas la dgt nos haga esponsor y nos de coches y ropa y blablabla

  2. Me parece una gran iniciativa que deberíamos secundar todos. Lo peor de todo es cuando te explican que eso se llama conducción deportiva

  3. juas ayer noche consigue se lo hice a un imbecil, tenia un peugeot todo tuneado, joasjoas, como me rie sobre todo cuando le eche la miradita de, wowowowww tienes multa
    jaja
    me meo

  4. yo pasé después de las dos de la mañana y no había tráfico, me cachis en la mar. Y por la tarde fui por la circunvalación para poder aparcar en Vegueta, que se está poniendo jodidamente difícil con esto de los Reyes.