Magotes y Bombonas


¿Qué pasa con la gente del sureste de la isla de Gran Canaria? Algo anda muy mal en Vecindario y alrededores. Lo que allí se ve no es normal. Una generación completa se está yendo al traste y a este ritmo las que sigan irán por el mismo camino. El proceso se desarrolló durante años sin que lo supiéramos y cuando se abrió el centro comercial de Vecindario todo salió a la luz. Ya desde la primera visita lo vimos y no nos lo podíamos creer. El lugar está plagado de Magotes que se sienten en su interior Metrosexuales de mierda y que corren a afeitarse piernas, brazos, pecho y huevos, con la idea que el afeitado los vuelve modelos de pasarela. A esto se une unas barbas que les dan pinta de gilipollas y se visten con pintas de retardados de alta montaña. El efecto es espeluznante. Si yo fuera empresario, ninguno de esos tíos trabajaría en mi empresa. De hecho, únicamente los aceptaría como carne de matadero para alimentar cerdos o bulto de primera línea en guerras contra la morería. Esos Magotes gritan continuamente y usan el teléfono móvil sin descanso. Les encanta ir al MacDonalds a reventarse a comer esos productos sanos y nutritivos que vende la más famosa de las cadenas de restaurantes y desde hace dos años es que ya les veo hocico de cerdos.

Sus parejas son las Bombonas, unas tías que han roto las barreras de todos los músculos de sus cuerpos y se han vuelto pelotas de playa. Jamás viajan en avión o salen de la isla porque no caen por la puerta de uno de esos aparatos. Puedes incluso detectarlas cuando van en un coche porque se escora del lado en que se sienta la Bombona. La ropa hace mucho tiempo que dejó de taparlas y ahora enseñan grasa por todos lados con esos brazos como patas de cerdo, esas piernas como patas de elefante y esos culos que revientan las tapas de los retretes y las obligan a sentarse directamente sobre la loza. Ellas tienen una voz en pito y gritan aún más que sus Magotes. Gritan y gritan y vuelven a gritar mientras se arrastran como babosas por el centro comercial dando bandazos y golpeando a quien se ponga en su camino. Se ven como sílfides y pese a que las pezuñas son como columnas corintias, ellas compran zapatos minúsculos de tacón que se arquean ante el peso que les ha venido encima y uno puede ver como el sesenta por ciento de la grasa del pie se queda por fuera del zapato.

El por qué se ha producido esta malformación en esa parte de la isla es un misterio que únicamente la presencia de una estación para recepción de señales de satélite puede explicar. Algo extraño debe emanar de ese lugar y se expande por el poblacho contaminando a los más jóvenes desviándolos hacia ese Reverso Asqueroso. Si no es eso, entonces debe ser el agua o los vientos que azotan el lugar durante meses cada año.

Con la llegada de la inmigración el lugar se está llenando de sub-especies africanas y sudamericanas. Tendremos que esperar unos años para ver como les afectan a esos las radiaciones nocivas del lugar. Me imagino bandas de nigerianas del tamaño de elefantes y colombianas grandes como furgonetas y con su natural ordinariez exaltada hasta límites dantescos. El centro comercial de Vecindario se ha convertido en lugar de visita obligada para aquellos que visitan la isla porque es como un Parque Jurásico gratuito donde uno puede ver a los grandes dinosaurios andando de nuevo entre nosotros. Muchas de las preguntas que se hacen los científicos en la actualidad sobre ese periodo de la historia del mundo se pueden responder fácilmente mientras te tomas un café en un bar y miras con atención a lo que viene por los pasillos del centro.


9 respuestas a “Magotes y Bombonas”

  1. Muy buen comentario. Bienvenido a España. Yo vivo en Vallecas y desde que nací los llevo aguantando. Por lo que veo se han expandido e incluso han atravesado el mar.

    Se te olvidaron algunos detalle: van cargados de oro (pulseras, colgantes y anillos); ellos se suelen llamar Cristian y ellas Vane. Las Vanes son peluqueras y los Cristian reponedores… Y para colmo, esta especie se está haciendo con el control del planeta.

  2. Lo de Güaci no lo he oído en mi vida. Lo de Rayco, menos. Chonis, Juanis, el Rúben (sí, el acento está bien puesto) o Luisma (este sacado de la serie «Aída».

  3. Güaci debe venir de Guacimara, nombre popular en las Canarias. Viene del guanche. Incluso trasmediterránea nombró a uno de sus Jet-Foil con ese nombre. Era una princesa. Otro que solía muy popular antes de que emigrara era Ayose.