Mermelada


Una tarde cualquiera mis planes pueden oscilar como una veleta en un temporal. Mi plan para hoy, al menos según lo pensaba durante la mañana y el mediodía, era volver a casa, prepararme la cena, cortar el césped e irme al cine a repetir alguna película y disfrutar con el aire acondicionado. Sencillo, claro y fácil de seguir. Con lo que no contaba es con el efecto del calor. De vuelta a casa hice una pequeña gira por tres supermercados para comprar diferentes productos. Nada que me desvíe de mi destino pero cada parada me permite agenciarme productos en oferta. Así en uno pillé las uvas, en otro las almendras y en el tercero los pepinos y el pan y con eso ya tenía casi todos los ingredientes necesarios para mi increíble Gazpacho blanco. Después, al llegar a mi casa, me hice la cena y me entró la pereza y sabía que no iría al cine, que con este calor prefería quedarme en casa. Tras hacer el gazpacho, salí al jardín y camino de la caseta en la que está la cortadora de césped veo que mis fresales están petados y que mi mata de frambuesas está también llena y gracias al calor de los últimos días, muchas de ellas ya están maduras. Cojo un caldero y me pongo a coger fresas y frambuesas y como quien no quiere la cosa, en un rato tengo un kilo y medio. Las lavo y mi hoja de ruta vuelve a modificarse y decido que es el día perfecto para hacer una mermelada de fresas y frambuesas. La pongo al fuego y mientras se hace, corto el césped.

Después, como este calor tan grande y el que está por venir, ya que la ola de calor que asola el sur de Europa no llegará del todo a la puerta de mi casa hasta el sábado, día en el que es posible que se rompa el récord de temperatura más alta en los Países Bajos en la historia escrita. Decía, que como hace calor, pongo la manguera para regar el césped, mientras al fuego se cocina la mermelada y en otro caldero hiervo los envases de cristal para esterilizarlos. El proceso de regado continúa durante una hora y media, con cambios de sitio cada veinte minutos mientras la mermelada se acaba de cocinar, la paso a los cinco envases y los vuelvo a poner en agua hirviendo para el toque final que permite que aguanten meses.

Haciendo esto me he dado cuenta que necesito envases para lo que está por venir. Este año puede que produzca más mermelada de moras que nunca antes y no tengo envases suficientes porque los que regalo, no me los devuelven. Me veo comprando aceitunas para aprovechar sus envases, que tienen el tamaño perfecto.

En lo que sí que he acertado este año fue en la cantidad de mermelada que reservé para mi consumo personal. Aún me quedan tres botes pequeños de los que hice el año pasado en agosto. He logrado tener un año entero de una mermelada espectacular hecha en casa con los mejores ingredientes y además regalé un montón de botes, al menos de algo sirvieron las heridas en las manos robando a las zarzamoras sus frutos. Creo que solo en los alrededores de mi trabajo, el año pasado cogí unos once kilos de moras, más los que produjo mi jardín.

Y así pasó la tarde. Mañana más calor y un nuevo intento por ir al cine. A ver si ese tiene éxito …


2 respuestas a “Mermelada”

  1. Creo que el otro dia te comenté que aquí ya se pasó la época de las moras, sin embargo me acordé de ti porque en la visita que acabo de hacer a mis nietos e hijas en Hervás, estaban las zarzas silvestres en plena floración, ese mismo dia, me volvi a acordar de ti porque me fuí al cine con los crios a ver la última de los dinosaurios -no recuerdo el titulo- en 3D y me puse a flipar con mis nietos a la misma velocidad que ellos…jajaja
    La edad no perdona, parece cierto que uno se vuelve crio de nuevo cuanto mas viejo es… 🙂
    Salud