Cuando estuve de vacaciones en Malasia vi que en las islas Perhentian todo el mundo tenía unas bolsas impermeables geniales. Los buceadores y los tíos que llevaban las barcas ponían en las mismas sus carteras y otros objetos de valor y viajaban con estas bolsas al hombro. Uno de los días Mr. Hyde me prestó la suya y aluciné por lo práctica que es. Después de salir de la isla estuve intentando comprarme una de esas bolsas pero no las encontré y al volver a Europa mirando en Amazon encontré varias. Sin dudarlo me compré una y desde que la recibí la he usado un montón. Ahora siempre que viajo va en mi maleta ya que no pesa nada, es muy ligera y lo mismo sirve para poner en su interior las botellas de vino que traigo de España que la ropa sucia cuando voy por unos días a algún lugar. En Polonia, cuando salíamos en barca, llevaba dentro la cartera, el pasaporte y demás papeles y en Gran Canaria voy a la playa con la toballa y mi iPhone en su interior.
El modelo que yo compré es de doce litros, suficiente para mis necesidades. Hay tamaños más grandes e incluso más pequeños. Si tienes pensado recorrer el mundo, ir a algún destino exótico o simplemente tienes auténtico pavor a que los subhumanos que trabajan en los aeropuertos rompan los envases de cristal que llevas en tu maleta, este tipo de bolsas son la solución a tus oraciones.
5 respuestas a “Mi bolsa impermeable”
Tiene pinta de ser de excelente calidad…
Salud
A mi esta bolsa me parece que te invita a recorrer el mundo, esa es la impresion que me da. Un beso
Ahí donde la ves, ya estuvo en Praga, Luxemburgo y Gran Canaria y vuelve a este último destino en tres semanas.
Me parece curioso el uso de la palabra «toballa» por parte de los canarios. Yo la primera que escuché decir «toballa» y la última hasta ahora, metí la pata hasta el fondo, porque corregí a quien lo había dicho y luego buscando vi que la palabra existe. En fin, una cagada más.
Rodolfo, ya no se usa tanto. A mí me gusta porque me recuerda a cuando vivía en la Isleta y pasaban las gitanas voceando que vendían «toballas«. Las verduleras y ordinarias de mi calle tomaban a esas mujeres por incultas por decir esa palabra sin saber que existe y es totalmente correcta. Si la buscas en Google verás que el número de resultados es casi 30 veces inferior al de la conocida y más general toalla.