Si lo de conseguir gente que quiera ir al cine a ver una comedia romántica es poco menos que una misión imposible, cuando se trata de drama y romance, no hay ninguna posibilidad. Para complicarlo un poco más, en realidad no tenía ni idea de lo que trataba esta película, simplemente, me apetecía ver otra ese día y era la siguiente que comenzaba y como la sala parecía estar bastante llena, supuse que era al menos una historia popular. Con ese total desconocimiento entré en el lugar y el primer pensamiento que cruzó por mi cabeza fue: Aquí huele a coño del rico. Doscientas hembras en edad de procrear y diez tíos acojonados. Si llega a estar mi amigo el Niño, empieza a darme coscorrones desde la misma puerta mientras agita la pelvis sincopadamente por si alguna de las pavas tiene un polvo fácil y se puede escapar con ella a los baños del cine. Antes de empezar aproveché para mirar en IMDb y ver si debía salir corriendo pero por lo que allí contaban, no era así y a mí los dramas me molan mucho. La película se llama One Day y en España se estrena la semana que viene con el absurdo, estúpido y patético título de One day (Siempre el mismo día), otro que añadir a esa lista en la que ya tenemos todos los nombres de los políticos y en donde deberían estar los distribuidores de cine por ineptos.

Una julay más caliente que una cafetera express se hace amiga de un pollo metrosexual que chinga a toda la que pilla por delante de su varita mágica

La noche en la que se gradúan en la universidad, dos jóvenes se conocen y acaban en la cama, haciéndose amigos. Ese día era el catorce de julio y al día siguiente hacen algo. La película nos lleva por todos los quince de julio de los años sucesivos (comenzando en 1988) y a través de esos saltos vemos como su amistad aguanta tormentas, se afianza y trata de convertirse en amor aunque siempre parece ir a destiempo y cuando uno quiere, el otro no puede.

Dos personas totalmente opuestas. Por un lado, una joven que ha de trabajar duro para salir adelante, de una familia pobre y que en muchos momentos duda de ser capaz de hacer aquello que quiere. Por el otro, un joven de clase alta, que no se preocupa por nada y que solo quiere disfrutar de la vida haciendo lo menos posible. Cuando se cruzan es como el choque de dos trenes y aunque el sentido común nos dice que no se volverán a ver en su vida, acaban siendo muy amigos y dependiendo el uno de la otra para siempre. Los vemos madurar, entrar y salir en relaciones, casarse, separarse, triunfar, fracasar, sufrir, reír, amar, llorar y en todo momento, la química del amor está ahí, presente, esperando el momento adecuado para fermentar.

Adoro a Anne Hathaway. Tengo clarísimo que es la mejor de las actrices actuales más jóvenes. Tiene una capacidad increíble para mostrar emociones y para empotrártelas dentro. Es simpática, misteriosa, alegre, cachonda, terrible, todo aquello que se propone. Desde el primer plano en el que sale babeé como un mandril. Aunque ella debería ser la protagonista absoluta, alguien logró lo imposible y la emparejaron con Jim Sturgess, un actor que aunque ha salido en muchas películas que he visto, no lo había percibido hasta esta película. Juntos son brutales, hay un montón de química entre ellos y vamos pasando de quince de julio a quince de julio disfrutando esos momentos con ambos, riéndote con ellos, amargándote, amando y odiando. El guión es soberbio, una manera original de llevarnos a lo largo de dos décadas de relación y haciéndolo de forma fluida, sin explicarnos nada y sin saltos bruscos que te desorienten. Si a estos le sumas el buen trabajo de los actores y actrices secundarios y una buena selección musical, tienes una historia tierna y poderosa que nos toca algo dentro y que para cuando gira y se convierte en drama, hace llorar en la sala a un montón de gente.

No es el tipo de cine al que acudes como miembro del Clan de los Orcos y mucho menos se la recomiendas a los otros miembros del clan pero si tienes lo que hay que tener y no le haces ascos a un buen drama romántico, esta es una de esas historias que no te deberías perder.