Llegamos a un nuevo lugar en Vietnam. Todos sabemos que ese país las pasó putas después de la Segunda Guerra Mundial cuando hubo una guerra interior en la que se involucraron los gringos. Medio país quedó bajo la influencia comunista (la parte norte) y la otra mitad era la República de Vietnam, que fue la que perdió la guerra. Entre ambos países estaba la Zona Desmilitarizada o DMZ (letras que surgen de Demilitarized Zone en inglés). Esta franja, de unos dos kilómetros de ancho y que cortaba el país de este a oeste era territorio supuestamente neutral. Ambas partes estaban presentes y en la foto se puede ver que allí hay jungla para hartarse. En las cimas de esas montañas y con muy difícil acceso por tierra había bases americanas con su armamento. Vista la foto, cualquiera diría que hasta hace poco más de cuarenta años, por allí hubo una guerra terrible. Esta nueva serie de fotos será corta pero en lo que a mi respecta, muy interesante. Desde la ciudad de Hué se pueden hacer excursiones a la DMZ, que está a unas cuatro horas en guagua.
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La bicicleta símbolo del paso del tour de Francia por Utrecht
Por no dejar pasar el día sin poner algo estaba husmeando en mi álbum de bicicletas y me he topado con esta imagen, un símbolo visual que salvo a los truscolanes que son lerdos y mongólicos, al resto seguro que hace que en nuestros cabezones se cree la imagen de una bici. Este fue el logo del arranque del año pasado del Tour de Francia desde Utrecht. Creo que ahora hay una versión más pequeña en el mismo lugar, justo sobre el Oudegracht y en un sitio que es sin lugar a ninguna duda el mejor punto para hacer una foto increíble con la chusma y la gentuza con la que te rodeas y teniendo el Dom de Utrecht detrás. El problema fue que durante el año que tuvieron este mamotreto atrabancado en el lugar de la foto, jodían la imagen a todo quisqui. El lugar que aparece en la foto es un puente que en realidad es tan grande que se convierte en plaza frente al ayuntamiento y con el Oudegracht debajo y la gente lo transita sin saber que están en un puente, aunque los más espabilados reconocerán en Stadhuisbrug no solo que truscoluña no es nación, también sabrán identificar la palabra ayuntamiento, hecha de las palabras estado y casa y la palabra puente, que en España por la ignorancia truscolana alguien tradujo en otra ciudad por BRUJAS cuando el nombre de la ciudad debería haber sido PUENTES. Ese tipo de traductores tan dotados intelectualmente para la ignorancia supina son los que cogen el título de la película Kiki el amor se hace y se quedan tan anchos traduciéndolo al inglés como Kiki love to love que literalmente significa Kiki ama amar o vamos, lo mismito que decía el original.
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Álbum de fotos de Hué
Desde el momento en el que hice la selección hasta el momento en el que fui poniendo las fotos hice varios descartes y por mi gracia y mi bondad tan absoluta, todas esas fotos forman parte del vídeo que viene a continuación y en el que se escucha la genial canción Hazy Shade of Winter de las legendarias The Bangles:
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Mis GafaPasta
Para alguien que como yo acude al cine con una frecuencia escandalosa, el cine comercial no es suficiente y mi ansia me lleva hasta la filmoteca, esos cines especiales en los que las reglas de los otros no se tienen en cuenta. En un multicines normal, la fauna que lo visita es el populacho, la plebe, con nuestras cotufas, las bebidas refrescantes petadas de azúcar de medio litro o quizás un litro, los nachos y esas salas en las que las chichonas se agarran a sus machos como ladillas a güevo. No, en la filmoteca lo primero que notas es que la edad media del público ronda los ciento veinte años, con unas hembras hechas como con pliegues de piel acartonada que parecen versiones humanas de cocodrilos, con su pelo más falso que la nación truscolana y que mantienen fijo gracias a dosis masivas de laca que agranda el agujero en la capa de ozono y todas se maquillan más que los grandes jefes apaches antes de una guerra con el séptimo de caballería. En el vestíbulo de la filmoteca, las cotufas están prohibidísimas y la gente pide vasitos de vino blanco o tinto, tazas de café que te sirven en piezas de cerámica de la verdad, de la que se hace en Rumanía por tres milésimas de céntimo de leuro y que por tener, tienen hasta su platito con el que renquean a la sala emperifolladas como si ese día tuviesen una opción de pillar un macho que las empale y les meta en el cuerpo algo de alegría y cosa buena. Los otros que acuden a la filmoteca son los alternativos de hoy en día, con sus tatuajes en los sitios más obscenos, sus piercings por toda la cara como si fueran vacas que hay que llevar de la rienda y esas ropas que estoy convencido que rebuscan en los centros de reparto de ropa para los pobres de Mumbay, Delhi o Lagos. Entre los ancestrales del Jurásico y los kinkis presuntamente delincuentes, pasar inadvertido en la filmoteca me resulta muy difícil y por eso uso las GafaPasta, las cuales me dan un aspecto serio y respetable con el que les doy el pego a los dos equipos que acuden a esos cines y piensan que soy uno de ellos.
Las he nombrado un montón de veces pero creo que nunca las habíamos visto por aquí y para que conste que no tienen cristales porque yo no tengo falta de vista he metido un objeto a través del hueco de uno de los ojos. Lo malo de ponerse gafas es que después la gente no te reconoce, algo muy conocido por todos y que por ejemplo le ha servido a Clark Kent para llevar su doble vida como Superman, ya que es totalmente imposible reconocerlo cuando se pone las gafas y se quita la lycra roja y azul. Yo no me pongo lycra pero tengo claro que si me cruzo a mi madre en la filmoteca, no sabría que soy su hijo porque con las gafas me camuflo y es que soy el perfecto sub-intelectual con gafaPasta.