Distorsiones

  • Inicio
    • Contactar
    • Acerca de
  • Lo imprescindible
    • Visitar Holanda
    • Índice de álbumes de fotos
    • Índice de viajes
    • Recetas de cocina
    • Hembrario
    • El club de las 500
    • Álbum de fotos de bicicletas
    • Álbum de fotos de cervezas
  • Destacados
    • La Arbonaida
    • Comida en fotos
    • Mi herencia
    • uno+cero
    • Visitar Holanda
    • Mis ratos en la cocina
  • Piazza dell’Anfiteatro

    20 de mayo de 2016
    Piazza dell'Anfiteatro

    Escondida en Lucca está la Piazza dell’Anfiteatro, la cual se construyó sobre las ruinas del anfiteatro romano del siglo II (palito-palito). Tiene forma elíptica y entre los edificios que la rodean completamente hay cuatro entradas de acceso a la plaza. En el siglo XIX (equis-palito-equis) quitaron los edificios que había en la plaza y la dejaron con el aspecto actual. En algunos de los edificios, incrustados en sus paredes, se pueden ver restos de las estructuras de la época romana, lo cual nos da una idea de la calidad de las construcciones en aquella época. La foto es una panorámica y se pueden ver tres de las cuatro puertas de acceso.

  • Saltando entre islas cerca de Siargao

    19 de mayo de 2016

    El relato comenzó en Cruzando China camino de Manila

    Mi tercera aventura en Siargao era una excursión en barco para visitar tres islas. El mismo día, las danesas lo hacían por un lado y una familia filipina por otro. Elegí ir con estos últimos porque ya me conozco el perfil de las otras. Ellas se fueron primero, justo cuando llovía, un pequeño gran chaparrón mañanero. La de la recepción me dio la hora de partida mal y cuando vino a buscarme estaba confirmando mis reservas, contratando seguro de viaje para mí último vuelo con Cebu Pacific y haciendo mis ejercicios de Duolingo. Me dijo que los filipinos estaban en la playa esperando por mi, voy a salir pitando y al momento viene y me dice que tengo cinco o diez minutos porque el barquero aún no ha llegado. Aproveché para afeitarme y le di gracias a Dios porque el jiñote lo eché por la mañana a las seis y éste ha sido el que más cerca se ha quedado de tupir el retrete. El grupo de los filipinos lo componía una vieja o eso que ahora llaman chama ya mayor, que era la madre de dos pavas que viven en el valle del Silicio, cerca de San Francisco y también la vieja era la madre de un chamo, que vive en Manila y al que acompañaba su hijo, que dada mi incapacidad para determinar las edades por aquí, es probable que ronde los dieciocho años. A la vieja la tenían en silla de ruedas y yo me preguntaba cómo coño la iban a subir al barco. También me preguntaba cómo coño iban a subir una bolsa de esas de las azules de Iquea llena de calderos, platos y comida y bebida. Cuando llegó el barco, pusieron una silla de plástico junto al mismo, empujaron a la vieja para arriba y la sentaron por allí. Era como doña Rogelia, pero en delgada. Nos subimos todos y arrancamos. En menos de diez minutos llegamos a la isla de Guyam, pequeñita, totalmente rodeada por plata de arena blanca y con palmeras en el centro. Sencillamente, bellísima. Un lugar encantador. Allí paramos para bañarnos y vimos a las danesas, retozando como cachalotes en la arena y en el caso de una que tenía doscientos volcanes graníticos en la cara, estaba a punto de que estallaran cinco o seis de ellos y contaminar el islote. Decidimos no parar mucho por allí para poder llegar antes de la marea baja a la isla desnuda, aunque yo la llamaría la isla pelá, que se ajusta mejor al Naked Island que usan los locales porque es solo una franja de arena de unos cien metros o menos en el mar. El sitio es precioso y coincidió que éramos los únicos visitantes con lo que teníamos el islote para nosotros solos. Lo pateé, hice fotos, vídeo y nos bañamos. Estuvimos allí alrededor de una hora. Después seguimos a la isla de Daco, la más grande de las tres y la única habitada, ya que en ella viven unos ochenta julays, pescadores y sus familias. Han hecho unas cuantas Cabañas por si alguien quiere quedarse a dormir allí y vivir sin electricidad ni ningún otro tipo de lujos. La playa es fabulosa. En ese sitio también han hecho unos pequeños reservados que la gente alquila para montar tu jaima y comer. Por supuesto los filipinos pillaron uno, aunque primero vino la ceremonia del desembarco de la vieja ancestral. Se la pasaban unos a otros hasta que al final la pusieron en el agua, la enchufaron a un Powerbank de esos como los que la gente usa para darles algo más de vida a sus móviles y consiguieron que andará hasta el reservado. Allí, abrieron la bolsa de Iquea y comenzaron a sacar, que si arroz con ajo filipino, que si arroz dulce, que si pinchitos de pollo, con la peculiaridad que el pollo vivió hasta el alba, momentos antes de que lo mataran para hacer los pinchitos. También había fideos con verduras, cervezas, refrescos, agua y demás. Tenían comida como para diez personas pero decidieron que no era suficiente y hablaron con los pescadores y estos prepararon tres platos locales, un salpicón de pulpo con gengibre que picaba que no veas pero que estaba delicioso, un pulpo cocinado con verduras y papas y una especie de ensalada o salpicón pero no picante de algo que o eran ostras o almejas dopadas como  los ciclistas que corren el tour de Francia. Fuera como fuera, estaban del quince y me encochiné a conciencia. Me contaron su vida y milagros y nos reímos todo lo que quisimos y más. Esta gente son de aquí, del mismísimo General Luna, que es el poblacho en el que me estoy quedando y salieron de la isla primero para trabajar en Manila y después engancharon maridos gringos y siquieron para los Estados Unidos de América. La viejilla ha vivido en Hawai, en California y hasta ha estado en Europa pero ahora se queda en Manila con su hijo y su familia. En el pueblo en el que está el complejo todo el mundo las conoce y me dijeron que la mitad son primos de ellas, por eso les preparan la comida  para llevársela de excursión, tuvieron dos desayunos entre las seis y las nueve de la mañana y por la tarde tenían dos almuerzos, una cena y una sesión de karaoke. Como me era el noventa cumpleaños de la vieja ancestral, tenían el día ido. Estábamos reposando la comida en el agua cuando a la viejilla se le puso cuerpo de chapuzón, o quizás necesitaba mear, que es más bien mi teoría. El hijo la ayudó a bajar hasta la orilla y se metió en el agua, aunque como no sabe nadar, daba unos grítitos como los de Chiquito de la Calzada o algo así, que ya se me ha olvidado el nombre de aquel humorista. Estuvimos en la isla más de tres horas y debo ser noticia de portada en el CaraCuloLibro al que están tan enganchados Virtuditas y Genín porque no dejaban de hacer fotos y publicarlas.  La excursión era de medio día y cuando se pasó el tiempo, maniobras espectaculares para subir a la pleistocénica al barco y después salimos de vuelta a General Luna. Se me ha olvidado comentar que entre la primera y la segunda isla, pasamos junto a una construcción de madera en el medio del mar. Al parecer es un templo budista, ya que los cristianos o más bien católicos, les han dicho a los budistas que como intenten poner su mierda de templo en tierra firme, se lo queman con ellos dentro. 

    Cuando regresábamos, íbamos con la tertulia en el barco y me despisté y se cayó al agua mi cutre mochila plegable de dos leuros del Dekatlon. Cuando la compré, leí que era a prueba de agua pero vamos, por dos leuros supuse que sería a prueba de dos gotas o quizás tres. Se cayó y el barco tiene muy poca capacidad de girar así que nos tomó como un minuto o un poco más volver a ella. En su interior solo tenía las gafas y el tubo, la camiseta, el dinero en una bolsa con doble cierre y las llaves de la habitación y del candado de la mochila. Esto último era lo único que me jodería perder porque para abrir el candado seguramente hay que destrozar la cremallera. La bolsa se quedó flotando en el agua mientras dábamos la vuelta enorme y cuando la recogí, en su interior no había entrado una sola gota de agua. Ha resultado cierto que era a prueba de agua. Desde allí seguimos hacia el complejo.  La marea ya estaba bastante baja y el barco no podía llegar hasta la playa delante del complejo, así que nos dejó a unos veinte metros y tuvieron que ponerle las pilas alcalinas a la vieja para que fuera andando desde el mar a tierra, aparte que para descolgarla se implicaron los cinco filipinos y el hombre que llevaba el barco. Ellos se fueron a prepararse para el primer almuerzo que tenían y yo me piré a la piscina. Después salían de uno en uno y venían a hablar conmigo y las danesas con los ojos como güevos fritos del impacto tan grande de ver a seres humanos siendo sociables. Cuando una de las gringas se hizo selfis de esos conmigo para ponerlos en su CaraCuloLibro, pensé que a la granosa se le explotaban todos aquellos granos dantescos allí mismo y nos mataba del asco y el veneno que debe acumular en la cara. Me quedé en la piscina hasta las cinco de la tare y cuando los filipinos se fueron, otro festival de gritos en la piscina. Después de ducharme, fui a cenar al restaurante que según tripadvisor es el mejor de la isla y no me pareció gran cosa, está claro que cuando los que votan son surferos, sus niveles de calidad no son similares a los del resto de los seres humanos. Y así acabé el día  

    El relato continúa en Mi día en la isla desierta de Guyam

  • Fonte Lustrale en la Basilica di San Frediano

    19 de mayo de 2016
    Fonte Lustrale en la Basilica di San Frediano

    Dentro de la Basilica di San Frediano hay una pila bautismal de estilo romanesco del siglo XII (equis-palito-palito). Es espectacular. En la parte de abajo cuentan la historia Moisés y como fue acosado por los truscolanes cuando querían montar su nación ficticia y cobrarle el tres por ciento de corrupción habitual en aquellas tierras. Esta pila bautismal es la pieza de arte más importante en la basílica.

  • De gira por la isla de Siargao

    18 de mayo de 2016

    El relato comenzó en Cruzando China camino de Manila

    Mi tercer día (segundo con actividades en Siargao) arrancó como cualquier otro, despertándome a las seis de la mañana, aunque hay que decir que a las once de la noche estoy ya durmiendo porque te terminas acostumbrando a los horarios filipinos. Después de desayunar y hacer alguna foto junto al mar con marea llena, pregunté en la recepción y como no había ninguna excursión planeada, alquilé una motocicleta. Cuando estaba en la tarea apareció una filipina de esas que se han ido al extranjero y casado y ahora regresan para fardar y acordamos que mañana (en la línea temporal del relato) haremos juntos una excursión visitando tres islas. Ellos son cinco, yo uno y como el barco tiene capacidad para ocho, la filipina me dijo que ella se encarga de camelarse a dos más. También le recordé a la de la recepción que me cuente en cualquier excursión que se planee para el viernes. 

    Cuando salí, me dirigí hacia Cloud 9, la merca de los surferos por su ola casi perpétua. Está a unos tres kilómetros de General Luna que es el lugar en el que yo me quedo. En ese sitio, hay una pasarela que se adentra en el mar con una construcción de madera al final desde la que se puede ver perfectamente las olas y a los surferos intentando cabalgarlas. La pasarela en los Países Bajos la habrían cerrado por insegura hace una década pero aquí, da igual que le canten travesaños, que haya tramos con madera podrida y que los más estúpidos caminen descalzos sobre clavos oxidados. Así de gloriosos son los surfistas, parece que tienes que demostrar una ausencia enorme de actividad cerebral para entrar en el mundillo. Fui e hice fotos pero lo del surf me aburre tanto o más que el golf y la chulería de los que pasaban por allí me hacía partirme de risa, ya que la mayoría están en el saco de los muertos de hambre. Tampoco creo que hubiese nadie particularmente bueno ese día y debo reconocer que la chusma y la gentuza que lo practica en la playa del Hombre y en la de la Garita se ven mucho más capaces que los de por allí. Flipé con las mini-tablas para los retacos filipinos, parecían de juguetes pero claro, si no llegas al metro y medio, tampoco te pueden poner una tabla más grande que tu. Desde allí deshice el camino andado y en lugar de coger la carretera general, me fui por una secundaria por la costa. A las afueras de General Luna, como a un kilómetro de distancia, aparece una playa espectacular y totalmente vacía. Es una zona no urbanizada y nadie va por allí, salvo un servidor. Después seguí la carretera, me equivoqué en un cruce, como siempre y para cuando me quise dar cuenta, llegué a un punto en el que la carretera parecía estar en obras y cortada. Estaba por dar la vuelta cuando una pareja filipina llegan y pasan por allí como buenamente pueden. Los sigo y les pregunto confirmando que aquella ruta me llevaría hacia Dapa, la capital de la isla. En el siguiente cruce me señalaron la opción correcta y lento pero seguro avancé hacia el lugar. Esta vez me tocó una motocicleta ancestral, sin espejos (parecía que se los habían arrancado), sin indicación de velocidad y sin el ganchillo del que siempre aseguro mi bolsa, lo cual me obligó a cambiar mi configuración y coger mi micro-mochila, poniendo en ella la cámara acuática, la toballa y las gafas y el tubo y usando la bolsa de la cámara en bandolera. Tras una hora llegué a Dapa, poblacho como del lejano oeste pero con puerto. Me fi una vuelta por la ciudad, vi la Panadería, el mercado, centrado fundamentalmente en pesado y cerdo y la llegada de un barco desde Surigao con el frenesí habitual. 

    Cuando por fin encontré la salida al poblacho enfilé hacia Pilar, a unos veintidós kilómetros, solo que en una carretera como las de estas pequeñas islas Filipinas, te toma una hora, ya que niños, perros, vacas, cerdos y adultos prefieren la carretera a los caminos a los lados, la gente usa parte de un carril para secar arroz o que los niños jueguen, los gallos y gallinas corren como locos y los tramos en los que puedes acelerar son muy limitados y cuando crees que lo vas a hacer, aparece un cartel avisando que en la zona hay accidentes y te acojonas. Al menos este tramo solo tuvo un pequeño pedazo en obras y el paseo es fascinante. Al llegar a Pilar y no ver la entrada para el sitio al que iba, decidí no dármelas de enterado y regresé al pueblo a preguntar. Ví a un julay en la calle y le pregunté por la dirección de la playa de Magpupungko y me dijo que saliera del pueblo y la encontraría. En eso que pasaron varias motos y supuse que iban en la misma dirección y acerté, así que me limité a seguirlos. Al llegar, lo tienen todo muy organizado, con unos chamizos para poner las motos debajo y que no se te derrita el sillín. Te cobran veinte pesos o unos cuarenta y pico céntimos de leuro. La entrada a la playa está controlada por un funcionario del ayuntamiento y también hay que pagar cincuenta pesos o algo menos de un leuro. En la puerta te recuerdan que está totalmente prohibido bañarse en marea llena pero eso ya lo sabía y por eso llegué antes de que acabara de bajar la marea. En este lugar, cuando se despliegua la bajamar, aparecen unas piscinas naturales de roca ideales para bañarse. Además hay una roca gigantesca que parece estar colocada sobre otra y que todo el mundo quiere fotografiar y por descontado, también hay una playa, pero como da a las rocas en las que están las piscinas, es poco menos que inútil. Saqué la cámara y empiecé a hacer fotos como loco. El lugar es increíblemente fotogénico. Estaba lleno de filipinos, ya que la isla es muy popular para las vacaciones de los filipinos que viven en el norte de Mindanao y los extranjeros debíamos ser menos de diez.  Me acerqué a la roca y le hice un montón de fotos y una vez la pasé, la vista era aún más bonita, también habían piscinas y por allí no había prácticamente nadie, solo una pareja de extranjeros. Encontré un sitio tras la piscina para dejar mi mochila y mi cámara, ya que al parecer los chiquillos locales no son trigo limpio y como la ley filipina prohíbe condenar a menores, en teoría tienen carta blanca para hacer lo que les salga de los mondongos. Me metí en la piscina y estuve allí como una hora y media. El agua es CRIS-TA-LINA, hay pece tíos que nadan a tu alrededor y es un lugar muy bucólico. Cuando me cansé, regresé a la playa, busqué la motocicleta y seguí en dirección a San Isidro.  Según la chica de la recepción del complejo, es una hora de ruta aunque solo eran ocho kilómetros. Me pregunto si ella lo hizo antes de que construyeran la carretera porque yo recorrí el tramo en veinte minutos. Una vez en el pueblo, alguien me indicó el desvío que tenía que tomar para ir a Pacífico, lugar en el medio de la nada con una playa muy bonita. Lo encontré, hice fotos, me bañé y después comencé el retorno. Podría  haber hecho una ruta circular yendo por otra carretera y pasando por el aeropuerto pero esa zona la vi el día anterior desde la furgoneta así que volví por la misma carretera por la que fui y aún así, el regreso me tomo una hora y pico y  un litro adicional de gasolina, que compras a gente que la vende por el camino y que la tiene en botellas de Coca-Loca de un litro. Al llegar a la zona turística paré a comprarme un helado y después de regresar, salí pitando para la piscina y la playa y maté las dos últimas horas de sol allí, escuchando un audiolibro. Lo de la motocicleta cansa un montón, no sé si será la concentración para evitar darme una hostia pero siempre que alquilo una motilla, acabo agotado. Se me ha olvidado comentar que en un punto de la carretera pasé junto a una serpiente enorme muerta por atropello. Pensé que debería trincarla y llevarla que seguro que Virtuditas le hace una bufanda o algo parecido precioso a Genín pero cuando regresé alguien la había pillado, seguramente para echarla en la olla y decirle a la basca que aquello tan rico era pollo. 

    Mañana, nueva jornada con barco.

    El relato continúa en Saltando entre islas cerca de Siargao

←Página anterior
1 … 1.500 1.501 1.502 1.503 1.504 … 3.626
Página siguiente→
  • Genin en Día 8 – Lankan Finolhu – Manta Point 2No te quejarás, ya tienes a quién le gus…
  • huitten en Día 8 – Lankan Finolhu – Manta Point 2Dios!!!!…. Maravilloso!!!! Y por fin u…
  • huitten en Cómo entrenar a tu dragón – How To Train Your DragonMe gusta la idea.
  • Genin en Cómo entrenar a tu dragón – How To Train Your DragonYo la vi, pero no recuerdo absolutamente…
  • Genin en Ballerina – From the World of John Wick: BallerinaLa apunto, aunque pasará tiempo hasta qu…
  • sulaco en Soy un soplónNo, el pulmón nunca se recupera. Volverí…
  • Luis en Soy un soplónCon todo el deporte que haces, seguro qu…
  • huitten en Ballerina – From the World of John Wick: BallerinaEntiendo que este tipo de películas teng…

Únete a otros 16 suscriptores
Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
  • YO NUNCA – Fui ninguneado
    12/06/2023
  • YO NUNCA – Jiñé a oscuras
    22/05/2023
  • YO NUNCA – Hablé meando
    01/05/2023
  • YO NUNCA – Viví la transición
    10/04/2023
  • YO NUNCA – Conté un secreto de algún colega
    20/03/2023
This website uses cookies
Esta página web usa cookies para recordar tu nombre si comentas. Asumimos que no te importa pero si te molesta, puedes elegir quedar fuera.Aceptar Rechazar Leer más
Privacy & Cookies Policy

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these cookies, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may have an effect on your browsing experience.
Necessary
Siempre activado
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Non-necessary
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
GUARDAR Y ACEPTAR