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  • Eddie el Águila – Eddie the Eagle

    8 de mayo de 2016

    Vuelvo a viajar en el tiempo con una película que fui a ver hace dos meses y con la que gané un concurso en el cine. La pre-estrenaron en una Unlimited Night, eventos que suceden cada seis semanas o así en los que la cadena de cines a las que estoy abonado invita a todos aquellos que pagamos por el abono a una peli nueva y nos dan comida y bebida gratis y además hacen un pequeño concurso con tres premios. Dio la casualidad que antes de ir al cine se me ocurrió buscar información en la wikipedia sobre el chamo en el que se basa esta biografía y acerté todas las preguntas y en particular una sobre una banda sonora que me encanta. Ha pasado el tiempo y Eddie the Eagle se estrena la semana que viene en España con el título de Eddie el Águila.

    Un julay quiere ser atleta a cualquier precio y en el camino se vuelve majareta

    Un chaval inglés menos dotado que un funcionario español quiere ser olímpico a cualquier precio. Lo intenta en todos los deportes habidos y por haber y finalmente encuentra una posible puerta de entrada en ese mundillo a través del salto olímpico en las olimpiadas de invierno, deporte en el que los británicos no daban pie con bola. Lo ayuda en su entrenamiento un tipo que parece estar tan chiflado como él y entre los dos convertirán a este joven en una leyenda pese a ser malísimo.

    Digámoslo claro, ver los juegos olímpicos es aburridísimo. Solo interesa ver al ganador, quizás al segundo o el tercero y en algunos deportes, al que queda útimo para echarte unas risas, como aquel negro que en una prueba de natación iba como cuatro piscinas por detrás del resto y todos veíamos la prueba con la sana esperanza de que se ahogara allí mismo y así echarnos aún más risas o la pava aquella que hizo la maratón y que entró en el estadio que parecía la madre del rey antiguo si la hubiesen obligado a caminar sin silla de ruedas. Pues eso, esto es lo mismo. Un chamo obsesionado con ser olímpico decide entrenarse para presentarse al salto desde noventa metros o algo así. La película es hilarante y Taron Egerton borda el papel del friki. Está fabuloso y te ríes con él todo lo que quieres. También fue un acierto el poner a Hugh Jackman y el dúo funciona de fábula. La historia es divertida y estúpida, el humor es genuino y además, del malvado, porque sabes que te ríes de un pobre desgraciado que está intentando cumplir su sueño y cuando llega el final y regresas a casa, a poco que tengas una neurona en activo te darás cuenta que es una bella historia de superación personal y de como no hay que abandonar nuestros sueños. En definitiva, una película que merece la pena ver.

    En este caso yo me arriesgaría a decir que puede gustar tanto a los miembros del Clan de los Orcos como a los sub-intelectuales con GafaPasta. Es un tipo de humor que se adapta bien en ambos casos. Fantástica.

  • En busca del arca perdida – Raiders of the Lost Ark

    8 de mayo de 2016

    Todos conocemos mi aversión a ver el cine en la tele y como no cambio una sala de cine por nada del mundo y por eso estoy condenado a ver las películas recientes. Cuando me llegó un correo avisándome de una sesión especial para conmemorar los treinta y cinco años del estreno de la primera película de una saga épica, compré mi entrada inmediatamente para ver las tres películas. Hoy regresamos al año 1981 para hablar de Raiders of the Lost Ark, película que en España se tituló En busca del arca perdida.

    Un julay trapichea con morralla vieja e intenta chingarse a una pava

    Un joven arqueólogo que trabaja de profesor en una universidad se embarca en una aventura para encontrar el Arca mencionada en la biblia y evitar que caiga en manos de los nazis. En su aventura, irá por gran parte del mundo y acabará en Egipto, haciendo todo tipo de carambolas para conseguir el arca antes que el enemigo y al mismo tiempo rescatar a una chama a la que han trincado los nazis.

    Increíble. Treinta y pico años más tarde y seguimos con una historia fabulosa, una película de acción épica y una dirección magistral por parte de Steven Spielberg. Ya no se hacen películas así. En primer lugar tenemos un guión que no nos deja descansar y que no engorda el metraje con escenas que no aportan nada. Nos introducen a Indiana Jones mientras busca una reliquia en algún lugar de sudamérica y el malo de la peli se la termina arrebatando y después lo vemos en la universidad, como profesor y fuera de su salsa. Finalmente se pone en ruta, busca a la hembra que lo acompañará en la peli, se encuentra con los amigotes que servirán para mejorar todas y cada una de las escenas y lo que viene a continuación es una montaña rusa de acción y diversión sin fin. Esto es el cine de acción tal y como se debería hacer siempre. Harrison Ford está fabuloso, te enamoras de él a primera vista. se le ve pasándoselo bomba. Hay un montón de momentos en la película que son parte de la historia del cine, escenas que conoces y que han repetido una y otra vez en otras películas. La historia se engrandece con una banda sonora que es básicamente una pequeña obra maestra compuesta por John Williams, toda una joya que crea temas específicos para cada uno de ellos y para esos momentos en los que Indiana Jones resuelve las cosas. La manera en la que se cuenta la historia, la gracia con la que se resuelven las situaciones, la facilidad con la que los espectadores interactuamos con el relato, todo eso se ha perdido en el cine actual, en el que se preocupan más por el continente y se olvidan del contenido. Aquí no nos tratan de machacar con un montón de información sobre la vida y milagros del protagonista, lo conocemos en medio de una aventura y vamos sabiendo de él según lo necesitamos para apreciar la historia. Merece la pena mencionar que Karen Allen estaba fantástica y fue una lástima que después de esto no despuntara más en el cine.

    Absolutamente obligatoria para todos. No se puede pertenecer al Clan de los Orcos y no haber visto esta película. Lo mismo se puede decir de los sub-intelectuales, habría que romper las GafaPasta de cualquier de ellos que no la haya visto. Un clásico. Una obra maestra.

  • El Clan

    7 de mayo de 2016

    Hace unas tres semanas estaba mirando las películas que podía ir a ver al cine esa semana y casi me caigo de la silla del susto. Entre las cosillas que estaban estrenando en la filmoteca había una película en españóóóó, una cosa rarísima y que sucede de milenio en milenio ya que aquí, las películas danesas y alemanas de la Segunda Guerra Mundial que te matan del sopor aguantan meses en cartelera pero cuando es cine latino, esta gente no lo termina de apreciar y no las estrenan. Por supuesto, esto llegó previamente a través de un festival de cine y tuvo que despertar la atención en el mismo para lograr hacerse un hueco en las salas, aunque sean las de la filmoteca. Se trata de la película argentina El Clan y en España se estrenó el año pasado a finales de noviembre, con lo que ya estará en el recuerdo de aquellos que la hayan ido a ver.

    Una familia de julays son gente mala que no veas

    Esta es la historia de un tipo que se dedicaba a raptar gente para pedir rescate y que por acción o inacción, tenía involucrada a toda la familia en el negocio. Es un hecho real y el tipo de cosas que uno no se sorprende cuando se entera que pasaron en Argentina, país en el que las cosas más surrealistas son cotidianas para ellos. El padre, ayudado por algunos de sus hijos y otros colegas y protegidos por un coronel o algo así, organizaba el secuestro, traían a la víctima a la casa y la tenían allí y después, con algo de suerte al cobrar el rescate la liberaban, aunque en la película lo que se ve es que a varios los terminan matando. La película se centra también en su hijo, un famosillo jugador de rugby que mantiene una doble vida y que de manera indirecta, convence a las víctimas porque lo conocen para entrar en sus coches y pillarlos.

    Aluciné. El relato está bien contado y hay momentos tremendos con la familia haciendo como que no sucede nada mientras en la casa tienen a una persona secuestrada y que grita sin parar. Las relaciones entre todos los miembros de la familia están muy bien expuestas y resulta fascinante ver la capacidad de control absoluto que tiene el padre sobre su mujer y sus hijos y como los manipula para que hagan o vean lo que él quiere. También es impactante la frialdad con la que ejecuta los secuestros y los asesinatos, el colega es un hijo de la gran puta del copón. La interpretación de Guillermo Francella es fabulosa, sobre el final de la película, el chamo aparecía en pantalla y a mí se me ponía un mal cuerpo que no veas. Su hijo, interpretado por Peter Lanzani también es fantástico y espero que este sea uno de los actores nuevos que podamos ver con más frecuencia.

    No es cine para los miembros del Clan de los Orcos pero sí que es algo que puede gustar a muchos de los sub-intelectuales de GafaPasta. Con el tiempo que ha pasado desde su estreno, ya debe andar cerca de caer en alguna de las televisiones, con lo que prestad atención y cuando la pasen no os la perdáis.

  • Mi segundo día nadando con tiburones ballenas y traslado a Legazpi

    6 de mayo de 2016

    El relato comenzó en Cruzando China camino de Manila

    Ya comenté en el capítulo anterior que según regresé de la excursión para ir a ver ballenas, lo primero que hice fue apuntarme para repetir al día siguiente y a las seis de la mañana yo ya estaba en el bar del hotel pidiendo mi desayuno y a las siete menos cuarto, era el primero en el centro de inscripción para la gente que quiere vivir la aventura. Uno de Singapur que casualmente vino conmigo a Donsol en mi micro era el segundo y nuestro barco, con seis pasajeros, se llenó con un argentino que ha estado casi cinco meses recorriendo el sureste de Asia y ese era su penúltimo día antes de regresar a su patria, un francés, una australiana y un alemán con el bañador todo roto y que cada vez que se sentaba nos enseñaba a los tres que nos sentábamos enfrente de él sus gregorios. Es el problema de los mochileros, que tienen un presupuesto tan ajustado que cuando algo como esto les sucede, apechugan y siguen adelante sin gastarse un leuro en algo tan banal e innecesario como un bañador. 

    En la primera hora los oteador es no vieron ningún tiburón. Recorríamos los mares dando vueltas y más vueltas sin suerte. Cuatro ya habíamos hecho la excursión el día anterior y visto los tiburones así que culpábamos del gafe a los otros dos. Finalmente, nos topamos con uno y como en ocasiones anteriores, todos al agua con el barco en marcha. El agua estaba más llena de plancton que el día anterior y la visibilidad era menor. El tiburón ballena era de unos seis metros y se mantenía algo sumergido con lo que nos resultaba difícil seguirlo. Estuvimos nadando con él unos quince minutos y en ese tiempo, nos subíamos al barco cuando se alejaba, nos volvían a dejar caer por delante de él y así podíamos seguir con la actividad. El tiburón estaba haciendo círculos y cuando los otros botes descubrieron que teníamos uno, llegaron hasta cinco botes más con lo que en un momento determinado éramos cuarenta y pico personas en el agua y aquello no molaba mucho. Salimos escopeteados y nos acercamos a otro barco y encontramos otro tiburón ballena, mucho más grande y que subía y bajaba lentamente con lo que podíamos nadar con él tranquilamente, al menos los primeros díez minutos. Mientras estábamos con ese pasó otro pero iba muy rápido y no lo pudimos seguir, o al menos no sabemos si en los diferentes saltos que hicimos allí, estábamos siempre viendo al primero o se alternaban. 

    Cambiamos de zona y seguimos con suerte y pillamos otro tiburón, enorme y muy elegante. Uno de los que iban conmigo pilló mi cámara y si todo salió bien, debo tener hasta un vídeo en el que se me ve nadando junto al tiburón. Los primeros Díez minutos estábamos solos pero después empezaron a llegar barcos y estos eran los peores, los que llevaban chinos y filipinos, que no parecen saber nadar, todos van con chalecos salvavidas y cuando los lanzan al agua los tienen que arrastrar porque no se mueven. 

    Llegamos a ver otro más, aunque iba muy rápido y se sumergió con lo que lo vimos muy poco tiempo y también tuvimos otro que yo no llegué a ver, aunque uno dijo que vio un poquito. Acabamos agotados, esta vez estuvimos mucho más tiempo en el agua nadando. Como había pagado el impuesto gubernamental el día anterior y es válido por una semana, esta segunda salida me costó menos de diez leuros o a tres leuros y pico la hora. Se me ha olvidado comentar que ambos días, en ambos barcos, teníamos una persona con algún tipo de minusvalía. El primer día era un gangoso. Yo tenía que meter la cabeza debajo del agua para descojo arme porque era como ver a Arévalo contando chistes. Claro, una persona rumbera y con un alto nivel de educación sabe como comportarse en una situación como esta pero es que a mí me criaron en la Isleta y allí te partías de risa con los gangosos y ni te cuento cómo corría el Mórcoba huyendo de las viejas que le querían pasar el billete de lotería o de ciegos por la chepa para que les tocará el premio. El gangoso de vez en cuando nos decía algo pero como aún no vamos por ahí con gafas de realidad virtual que nos pongan los subtítulos, no nos enteramos de nada. El segundo día teníamos a uno al que le faltaba una pierna y la otra la tenía como flaca y doblada en una forma in natural. Lo pusieron a pilotar y visto de lejos parecía hasta normal, hasta que abría la boca y solo tenía tres dientes y con mucho espacio entre ellos. 

    Desde allí volví al hotel, dejé fuera de la habitación el bañador para que el albor lo secara y me duché y empecé a hacer la maleta. Después pillé un triciclo al pueblo y en la furgoneta ya había cuatro Filipinas. Puso mi micro-bolsa atrás y me senté en la quinta fila. El espacio para las piernas es mínimo. Después llegó el de Singapur, dos más con mochilas gigantescas y el tío les dijo que si las querían llevar, las mochilas tenían que pagar por un puesto. El billete nos valía un leuro y medio. El resto fueron filipinos. Salimos con diecisiete personas incluyendo al conductor (y podrían haber sido dieciocho si no es por las mochilas). La siguiente hora y media recorrimos los cincuenta kilómetros que separan Donsol de Manila. Yo me bajé en el aeropuerto porque mi hotel estaba allí. Era el Legazpi AirPort Hotel & Restaurante y es bastante cutre aunque barato. El calor en la ciudad era horrendo y de hecho, opté por quedarme en la habitación hasta que el sol empezó a bajar. Quería sacar dinero de un cajero y sabía que había uno a unos setecienttos metros y fui andando hasta allí y estaba fuera de servicio. Lo que vino a continuación fue increíble. Recorrí los dos kilómetros y medio que había entre el aeropuerto y el centro comercial de la ciudad parando en todos los bancos y supermercados con cajeros y TODOS estaban fuera de servicio. En algún punto del paseo mi teléfono dejó de funcionar y mostraba un mensaje diciendo que solo llamadas de emergencias. Llegué al centro comercial, con unos diez cajeros automáticos de seis bancos y todos estaban fuera de servicio. Cené en el First Colonial Grill, más que nada para probar su famosísimo helado Sili, el original helado picante, eso con fresa y chili. Tiene tres niveles siendo primero para ñangas, el segundo para hombres de verdad y el tercero para chiflados. Ví a gente pedir el de nivel tres y dejarlo en la mesa porque no aguantaban el picante. Yo me conformé con el nivel 1 para ñangas. Estaba riquísimo pero me tuve que beber tres vasos de agua. 

    Después elegí una ruta alternativa con otro montón de cajeros y regresé andando al hotel y de nuevo, todos, todos, todos, estaban fuera de servicio. Un policía me dijo que esas máquinas dependen de la red de Internet de Global, casualmente mi operador de teléfonía filipino y esta red se había caído. 

    Y así acabó el día de mi segunda aventura con tiburones ballena en este viaje a las islas Filipinas. 

    El relato continúa en Transición de Legazpi a Camiguin pasando por Manila y Cebu

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  • Genin en 28 años después – 28 Years LaterPasando a toda leche!!! Salud

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