Distorsiones

De la prehistoria nos llega una película que sin que nadie se lo esperara fue un bombazo. Era una comedia chorra de un chamo que se encoñaba de una pava con ascendencia griega y acababa mezclado con una familia que más bien es como un batallón del ejército porque son legión. Creo que a lo largo de los años han estirado el chicle haciendo una serie y otras movidas y finalmente, catorce años más tarde, juntaron a todo el mundo y han hecho My Big Fat Greek Wedding 2, película que en España se estrenó en marzo con el título de Mi gran boda griega 2 y es más que probable que ya no esté en cartelera.

Una familia de julays están desquiciados

Mil millones de años después de la boda, la griega tiene una hija adolescente y gótico-mística que reniega de la mafia griega, sus padres descubren que los papeles de la boda nunca se firmaron y por consiguiente no están casados, la chama que se casó en la primera parte ya no sabe si ama a su marido o éste a ella porque están muy ocupados y todos los demás hacen ruido continuamente.

Esto es algo que no hacía falta para nada. Se sacaron una segunda parte de la manga y lo increíble es que todo el mundo volviera a apuntarse, aunque claro, todos son desconocidos y nadie le hace ascos a un cheque. La historia es complicada porque tiene infinitas ramificaciones y tramas secundarias y todas corren en paralelo, secuencialmente, en diagonal, de manera elíptica y de cualquier otra. Con tanta movida familiar, tiran de golpe tras golpe aunque muchos son estúpidos y en mi caso no funcionaron. Tenemos que hay una boda, hay un baile de fin de curso y no sé que otras cosas y cada uno de los eventos dispara quince más. Con un guión caótico y terrible, unas escenas que fallan a la hora de hacerte reír y un montón de actores y actrices mediocres, el resultado no se puede esperar que sea bueno. La película es pasable pero poco más, sirve para matar un rato y olvidarte de ella a los cinco minutos de salir del cine.

En fin, no me voy a complicar más porque no lo merece. Este es el tipo de cine que en teoría complace a los miembros del Clan de los Orcos pero con tanto meneo y con un sentido del humor demasiado gringo, no creo que les arranque las carcajadas que pretendían. Para los sub-intelectuales con GafaPasta, esto es una aberración.

La razón por la que hay cines y filmotecas está clara, son públicos distintos que en cada caso tienen una serie de necesidades específicas. Por ejemplo en los cines se bebe cerveza (los seres humanos normales) y refrescos (si eres joputa-terrorista musulmán de mielda) y se comen cotufas, nachos y similares. En la filmoteca, se bebe vino y té o café, servidos en tazas y vasos de cristal y en el caso del café hasta con su platito por debajo y todos y practicamente todos los julays que toman café allí, levantan el dedo meñique cuando agarran la taza como si fuera el palo ese que conecta a los cochitos de choque con la reja eléctrica que hay en el techo del local. Además, en la filmoteca si no tienes gafapasta te miran mal, razón por la que yo le quité los cristales a unas TresDé y me camuflo por allí. Toda esta bobería es para introducir la película Trumbo, la cual se estrenará en España la semana que viene con el título de Trumbo: La lista negra de Hollywood.

Un julay se la mete sin doblar a toda la chusma y gentuza que lo jodió

A finales de los cuarenta, el guionista más famoso de Hollywood es acusado de ser miembro del partido comunista y además de meterlo en la cárcel, procuran hundirlo. El colega crea un grupo en la sombra que hace guiones y los vende con nombres falsos y hasta ganará un par de Oscars y demostrará a los que crearon la lista negra que no eran más que un atajo de comemierdas guiados por una zorra del copón que tenía una columna en una revista y ayudados por algunos actores mediocres.

Un clásico. No se me ocurre otra cosa que decir. Esta es una de esas películas que te estampan contra la butaca, te agarran por los güevos para que no te escapes y te llevan desde el primer segundo hasta el último en una experiencia que te deja flipando y exhausto. El tema es muy pero que muy interesante, la manera en la que nos lo cuentan es básicamente perfecta y todo el mundo da lo mejor de sí mismo. Bryan Cranston borda su papel como Trumbo, en las escenas en las que lo ponen más joven se pasan un poco con el maquillaje y parece una folclórica pero después ya queda bien. Diane Lane está épica como su mujer y madre coraje. Su pequeña historia argumental, que va en paralelo a la principal, es fundamental para apreciar la historia. Helen Mirren nos sorprende con un personaje que odiamos profundamente. Es una zorra rastrera y despreciable a la que yo no habría tenido ningún problema pegándole un tiro en la nuca. Una de las mejores actuaciones que le he visto hacer. A parte de este trío, tenemos un montón de secundarios en papeles fantásticos, gente que no está allí para recitar sus líneas sino para actuar y colaborar creando una gran historia. Este es uno de esos eventos en los que todo se confabula y acabamos con un peliculón. Cuando comenzó, en los primeros cinco minutos me sorprendí pensando que era una peli de ocho, más o menos a la mitad reajusté y estimé que se merecía un nueve pero es que para cuando acabó, yo ya estaba totalmente convertido.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos ni te molestes, no es para ti. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta y decides no ir a ver esta película, que sepas que si te me cruzas te escupo a la cara. Fabulosa.