Conmigo y con mis vacaciones las decisiones se toman en cuestión de segundos en unas ocasiones y en otras mira que me cuesta. Esta vez no había planeado nada de nada del viaje que comienzo mañana por la noche hasta hace un rato. Anoche intenté reservar una habitación de hotel en Manila y fracasé estrepitosamente. Esta mañana, miré en el mapa los hoteles cercanos al aeropuerto y con Agoda reservé una habitación en uno de ellos, a cincuenta metros escasos de la terminal desde la que volaré al día siguiente. Después, usando el mismo programa, busqué en Coron un sitio para quedarme porque me cansé de intercambiar correos con una pensión en la que la empleada que responde al correo es boluda pero de tamaño de sandías y ya tengo hasta el viernes de la semana siguiente todo atado y bien atado. A veces nos preguntamos cuanta pasta te gastas en estas cosillas y la respuesta es que con veintún leuros tengo cinco noches de hotel, aunque también es cierto que he usado los puntos que acumulé en Agoda en los últimos meses para ahorrarme veintidos leuros.

Con eso las nubes borrascosas en mi horizonte se empiezan a aclarar. Se me está poniendo cuerpo de ir a Legazpi y desde allí hacer una excursión para ver el Monte Mayón y quizás para repetir con lo de los tiburones ballena. Después, igual seguir hacia Cebu y desde allí saltar a Siargao y acabar yendo a a la provincia de Batanes. Como siempre, de lo que digo a lo que hago hay varios océanos de por medio pero al menos ya tenemos un plan.