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  • Mausoleo di Galla Placidia

    26 de agosto de 2015
    Mausoleo di Galla Placidia

    Mausoleo di Galla Placidia, originally uploaded by sulaco_rm.

    Cuando lo ves por fuera, el Mausoleo de Gala Placidia no parece gran cosa y hasta se ve relativamente nuevo. Sin embargo, es una de las ocho estructuras inscritas en la lista de Patrimonio de la Humanidad (excluyendo truscoluña, obviamente, que no son seres humanos). Cuando entras en el edificio, tiene los mosaicos más antiguos de Rávena y creedme, la UNESCO lo describe como el más antiguo y mejor conservado de todos los monumentos con mosaicos, y al mismo tiempo uno de los más perfectos artísticamente y tienen toda la razón del universo conocido y por conocer.

  • Lo que recordamos

    25 de agosto de 2015

    Ayer caminando en la arena de la playa y mientras escuchaba un audiolibro hacía balance del camino hasta ahora. Esta es una de las cosas más fascinante de la serie Supernatural, que con diez temporadas a sus espaldas, han tenido tantas movidas exóticas y han dado tantos giros dramáticos que uno siempre puede recordar algo del pasado similar. Nuestras vidas también están marcadas por los recuerdos, pequeños pedacitos de historia que se salvan de la quema del sueño. Para mí, por ejemplo, me resulta tremendamente difícil saber lo que comí la semana pasada (razón por la que tengo una lista en la que lo voy apuntando) y sin embargo, puedo recordar perfectamente el paseo que di por la ciudad de Manila, lo que vi, en donde hice fotos y  hasta mínimos detalles de esa jornada. Todos esos recuerdos pasaron a la memoria permanente y la comida del otro día, fue desechada. Conforme pasa el tiempo, cada vez más cosas te suenan a conocidas, vamos acumulando recuerdos y llenando la memoria y llega un momento en el que prácticamente nada es nuevo. 

    Tumbado en la arena, tomando el sol, trataba de recordar cuántas veces en mi vida he hecho lo mismo, disfrutar de algo tan simple y placentero como el sol sobre tu piel y lo terrible es que vengo a recordar solamente los tres últimos días. Es una actividad conocida y en algún lugar de mi cerebro está archivada y documentada como algo que me gusta hacer, pero el proceso de seleccionar memorias ha decidido que ninguna de ellas pasa el corte. Igual es porque cuando se convierte en una actividad mecánica, como comer, la información que registramos es distinta. 

    Hoy, cuando vaya a la playa (dado que esto está escrito a primera hora de la mañana y ese evento aún no ha tenido lugar), intentaré recordar el baño de sol de ayer, que seguro que me suena conocido, pero que ya no recuerdo, como tampoco tengo detalles concretos de la hora y pico que estuve caminando en la playa, aunque sí que recuerdo a la Orca de Vecindario o alrededores totalmente desbaratada, tatuada y con piercings que daba arcadas de lo repugnante que era y que gritaba como cerdo en matadero para ser el centro de atención de toda la playa. 

  • Mosaico en la cúpula del Battistero degli Ariani

    25 de agosto de 2015
    Mosaico en la cúpula del Battistero degli Ariani

    Mosaico en la cúpula del Battistero degli Ariani, originally uploaded by sulaco_rm.

    Cuando llegas a Rávena en tren, el primero de los monumentos inscritos en la lista de la UNESCO como patrimonio de la humanidad es el precioso Baptisterio arriano. Este además es el más antiguo de las ocho estructuras protegidas. Se construyó a finales del siglo V (uve, como la serie aquella de las lagarteranas). El nombre le viene porque pertenecía a los cristianos arrianos, culto que fue condenado. El mosaico que vemos está en el techo y es uno de los pocos gratuitos.

  • Los previos y el viaje

    24 de agosto de 2015

    La semana pasada estableció un nuevo récord en situaciones complicadas, con todo el stress culminando el jueves. Al salir de mi casa, fui por el centro de Utrecht a hacer algunas compras, cené en mi casa, puse dos lavadoras y sobre las ocho me fui al cine para ver una sesión doble. El viernes tuve una tercera lavadora, dos películas en el cine en Amsterdam y prepararlo todo para viajar el sábado o más bien, el viernes por la noche. Por culpa de los josdeputa-terroristas-islámicos y de la perra asquerosa que parió a cierto profeta, las vacaciones de los Europeos parecen tener muy pocos destinos de sol y playa cercanos y las islas Canarias se han convertido en el lugar preferido por todos, lo que hace imposible conseguir billete. Después de mirar mil opciones, al final tuve que comprar un billete para ir por Madrid con Liberia exprés, que pa’mí que es Liberia a secas. La única ventaja de este viaje con parada a medio camino es que en el precio estaba incluída una maleta, con lo que me puedo traer veintitrés kilos de comida al regresar y llevar cinco botes de mermelada de moras única e irrepetible para regalar en la ida. El problema logístico es que mi vuelo salía a las ocho de la mañana y tenía que ir al aeropuerto en el tren de las cinco y siete y para llegar a la estación no hay transporte público, así que decidí honrar mi pasaporte de cabeza de queso y opté por llevar el trolley en la bicicleta. Tras investigar el tema como ingeniero, decidí que el método más factible involucraba vaciar la maleta de objetos pesados (básicamente chocolate belga y mermelada, además de un par de cosillas más) y ponerlas en la mochila de treinta litros que es mi equipaje de mano. Al llegar al tren podía recomponer el sistema. Eso hice. 

    Me levanté tempranísimo, me duché, desayuné un par de magdalenas y con tiempo suficiente salí para la estación, con una mochila pesada a la espalda y una maleta ligera que descansaba en la parte trasera de la bici. En toda la ruta solo me crucé con otros tres ciclistas que me miraban fascinados. Aparqué mi bici en la estación y bajé al andén en el que esperaba el tren. A esas horas de la noche, cierran todas las puertas del tren salvo una en la que hay varios empleados de la compañía y aparte de controlar el billete, se aseguran de impedir la entrada a cualquiera que pretenda entrar con botellas de alcohol o que esté tan pasado de vuelta que no merezca viajar. Busqué mi rincón en el tren y reubiqué el equipaje, moviendo a la maleta las cosas pesadas y un par de chorradas a la mochila. 

    El tren salió con diez minutos de retraso porque el conductor no llegó a su puesto de trabajo a tiempo. Este primer tren de la mañana para en todos lados y hace una ruta larga pasando por Hilversum, con lo que en lugar de la media hora habitual le toma casi una hora. Al llegar, facturé la maleta, pasé el control de seguridad y me compré un capuchino, llené mi botella de agua vacía y busqué la puerta de embarque. 

    Entramos al avión en hora, recuerdo que el piloto dijo algo de que tardaríamos dos horas y pico en llegar y para cuando empujaban el avión desde la pasarela, me dormí y me desperté cuando iniciaron el descenso para el aterrizaje. En el aeropuerto de Madrid, que todos conocemos como Barajas y que ahora le han puesto un nombre larguísimo que no se sabía ni la azafata, cometí un error garrafal y decidí ir al baño en tierra en lugar del aire. Eso es algo que NADIE debe hacer en ese aeropuerto, el cual tiene los baños más hediondos de Europa. Son como unos cubículos de diseño simétricos con un meadero y un cagadero en cada lado. El cagadero de la parte derecha estaba tupido y rebosaba mierda. El meadero a su lado estaba con el suelo lleno de la mierda que había rebosado. Con un solo meadero que apestaba, la cola era como la del baño de las tías en una cerecería. 

    El embarque y gracias al patétido diseño de una de las peores terminales del mundo fue bloqueando el paso a los pasajeros, que te golpean con sus carritos y maletas. Lo único que se puede hacer para rectificar la terminal 4 de Madrid es dinamitarla y construir una de nuevo procurando no contratar a un arquitecto divo. En el vuelo a Gran Canaria se sentaron a mi lado una pareja de alemanes y la vieja no debía tener vejiga porque en tres horas fue a mear cinco veces. Yo aproveché para ver unos cuantos episodios de mis series favoritas. 

    Al llegar a Gran Canaria, recogí mi maleta y tomé un taxi hasta la casa de mi madre y durante esta semana, estaré por aquí abajo, por África. 

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