Uno que pasea por todo el mundo se tropieza con cosillas curiosas y si hay suerte hasta les hago una foto. En mis vacaciones en Gran Canaria siempre camino un montón por el paseo marítimo que hay entre la Garita y la playa del Hombre y junto a la urbanización de Hoya del pozo había un cartel enorme con el que trataban de promocionar la última fase que se construyó, la cual tuvo la desgracia de terminarse en el momento en el que estalló la crisis inmobiliaria en España y que a día de hoy sigue siendo un lugar medio desierto en el que las casas han sido terminadas pero no las habita nadie. Ese cartel ya no está porque se pudrió con el efecto del mar y terminó cayéndose.
Antes de desaparecer un sub-intelectual lo tuneó un poco y modificó la palabra hoya alterando la primera letra y convirtiéndola en poya. Tengo la certeza absoluta que ese cacho de carne no sabía lo que es una hoya y seguro que en su cerebro altamente necesitado de circulación sanguínea que lleve oxígeno él leyó olla y más concretamente visualizó mentalmente un recipiente de metal, con cierre hermético para que el vapor producido en el interior, regulado por una válvula con el que se cuecen los alimentos con gran rapidez. Como su recuerdo de su efímero paso por el sistema educativo es más bien escaso, en seguida pensó en la gracia y cambió la hache, esa letra que no existe porque al fin y al cabo es muda y en el lenguaje esemese que hablan no se usa y en su lugar puso una p para que se lea poya. El pobre debía ser tan limitado que desconoce que esa palabra existe y tiene dos significados, siendo uno de ellos el Derecho que se pagaba en pan o en dinero, en el horno común. De ahí viene el pan de poya, que seguro que para nuestro amigo el orco no es más que un pan abierto y envolviendo la única parte de su cuerpo con pensamiento propio y riego sanguíneo habitual. Desgraciadamente, el lenguaje esemese es muy exigente y al igual que el tuiterota está limitado en el número de caracteres, lo cual hace que la elle sea despreciada y prefieren la letra y, la cual les permite el ahorro de un carácter. El orco y los miembros de su banda seguro se marcharon del lugar entre risas y pensando que habían escrito una buena broma con la palabra polla, la cual puede que suene igual pero no tiene el mismo significado que poya.
No seré yo quien trate de iluminar a aquellos que han elegido voluntariamente el camino del analfabetismo y a lo único que aspiro es a que jamás se crucen en el mío.