Estamos llegando al final de esta serie sobre la nieve en la ciudad de Utrecht y la imagen de hoy es de una mujer en bicicleta por una de las calles de mi barrio. La verdad que le echó huevos porque aquello era puro hielo y la bicicleta se agitaba más que la mano del Papa polaco. Aquel día no hubo transporte público en la ciudad y una gran parte de la población no pudo acudir a sus lugares de trabajo. La calle de la foto es una de las principales arterias de comunicación dentro de Lunetten si te mueves andando o con bicicleta y solo en algunas zonas se permite el aparcamiento de vehículos. A ambos lados se encuentran varios colegios, guarderías, un gimnasio, un centro social y otros equipamientos culturales.
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Más vale tarde que nunca ??
Cuando cada trescientos sesenta y cinco días anuncio Un nuevo año en Nunca Jamás se trata de una pequeña cortesía con los despistados para que no cometan una herejía y falten a ese sagrado deber que es la felicitación. Al contrario que otras personas que esperan que uno lo adivine o lo recuerde, yo soy más de empujar la información hacia los destinatarios para que así no tengan excusas fáciles en las que escudarse. Mi bitácora es una gacetilla que informa de los sucesos trascendentales que acontecen en la línea de mi vida y los cumpleaños, aunque me niegue a envejecer, forman parte de la misma. Mis amigos, ese selecto grupo que comparte confidencias, cervezas, cine, vacaciones, escapadas fotográficas y conversaciones absurdas lo saben y procuran no pisar en falso en torno a ese día. Un buen ejemplo puede ser el Rubio que comenzó a mandarme SMS tres minutos antes del comienzo de dicho evento y que diez segundos dentro del día de mi cumpleaños ya estaba llamando para felicitarme y así ganarse otro año de botellas de vino español, jamón ibérico y fuet. No fue el único. Tuve que dormir con el teléfono en modo cine porque parece ser un deporte el llamarme durante las horas de sueño.
El recordatorio para los despistados aparece todos los años a las diez de la mañana (hora central europea) y para entonces la avalancha de correos, mensajes y llamadas telefónicas es apreciable. Este año no fue ninguna excepción y el hecho de estar en los Países Bajos hizo que el núcleo duro de mis amigos pudiera no solo felicitarme sino también celebrarlo conmigo, algo que ya comenté en conjunción.
De entre toda la gente que tiene una órbita muy cercana a mi corazón falló UNA SOLA PERSONA y ni siquiera al día siguiente dio señales de vida. Si fuera un paranoico habría pensado inmediatamente que me había dado la espalda y era su forma poca elegante de decirlo pero como su familia estaba de visita por su casa imaginé que se habían ido de parranda y ya sabéis que el alcohol es una mala influencia y nos hace hacer y dejar de hacer cosas que deberíamos haber hecho o evitado.
El mismo día de mi cumpleaños hablaba con un amigo que me envió una tarjeta de felicitación y el hombre me decía que si se le hubiese pasado el felicitarme me habrían mandado una tarjeta de felicitación de disculpa por llegar tarde (que las hay). Es algo que por aquí se estila mucho. Se mandan tarjetas por todo: por el cumpleaños, por no felicitarte a tiempo, por acabar las clases, casarte, separarte, quedarte preñada, tener un hijo, una hija, ser abuelo, ser mayor de edad, aniversario de boda, estar enfermo, ponerte sano y demás.
El 7 de enero, la ?NICA PERSONA que no me felicitó de aquellos de los que esperaba algún tipo de mensaje se disculpó e incluso estuvo durante la mañana tratando de llamarme y yo ninguneando las llamadas ya que me pasé el día entre reuniones en mi oficina y está muy mal visto el hablar por teléfono en las mismas. Esa tarde charlamos un rato mientras viajaba en tren al cine Pathé Arena que está junto al estadio del Ajax.
El sábado, al volver a casa por la tarde tenía una pequeña caja entre el correo recibido. Aunque esperaba un par de cosas que he comprado, no era posible que fuera ninguna de las mismas y por el remite tampoco se podía saber lo que era. Abrí la caja con curiosidad y era un CHOCOTELEGRAM con el siguiente mensaje:
Si hay algo que me pierde es el chocolate. Con un mensaje de este tipo, no hay manera de hacerla sentir culpable. Las magdalenas de esta semana tendrán trocitos de ese mensaje en su interior y espero que el próximo año no tengamos que llegar a estos extremos y el CINCO DE ENERO, en alguna de las veinticuatro horas que lo conforman, me llegue la felicitación a través de alguno de los canales de comunicación habituales.
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La semana pasada en Distorsiones
Cada cincuenta y dos semanas celebro Un nuevo año en Nunca Jamás y algunos (que no todos) me felicitan y tal y tal. El luctuoso evento tuvo lugar el martes de la semana que acaba de concluir. Para celebrarlo se produjo una extraordinaria conjunción en mi pequeño universo y por primera vez tres de mis amigos compartieron mesa y conversación juntos.
Además de ese suceso extraordinario, esta semana estrenamos las Distorsiones de invierno, con colores más acordes con la época y una bonita imagen de un puente nevado que conecta mi mundo con otros lugares.
Estos primeros días del año siempre aprovecho para delinear la Hoja de ruta del 2010 que por supuesto no seguiré y también para repasar el Resumen cinematográfico del 2009 y ya sabéis que si hay algo que hago a menudo, es ir al cine. A veces los días son de más de veinticuatro horas y algo así me sucedió al regresar desde Gran Canaria a Utrecht. Finalmente, espero que sepáis apreciar La directiva ErP y el impacto que tendrá en vuestras vidas.
Hemos seguido viendo imágenes del invierno en mi barrio. Esta semana tuvimos La calle cubierta de nieve, Plas Laagraven, un Pavo helado y El monstruo de nieve. Creo que seguiremos unos días más y después regresaremos a las águilas.
Por culpa del invierno y de las nevadas solo he podido ir al Cine tres veces. Volví a ver Avatar y en esta ocasión fue en glorioso IMAX 3D y también fui a ver la curiosa Creation y una comedia con un título tan exótico como The Men Who Stare at Goats ? Los hombres que miraban fijamente a las cabras.
Después de la pausa navideña retomamos la costumbre de ilustrar esta anotación con las cosillas que salen de mi cocina. Con el frío me sale la vena holandesa y estos días he preparado Erwtensoep, Stamppot Boerenkool y también Tostadas francesas para desayunar. Otra receta que veréis próximamente y de la que dejo foto es un delicioso pollo acaramelado al limón. Probablemente la semana pasada sea la única en la que no prepare Magdalenas de todo el año y la culpa (si es que hay que buscar alguna razón) la tuvo el reajuste corporal tras los excesos navideños. Por suerte hoy ya estoy en los 66 kilillos y esta misma tarde enciendo el horno.
Y así transcurrió la semana.
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Creation
Encontrar una pequeña película en la cartelera navideña es algo exótico. Este es el tiempo de los grandes estrenos, de los peliculones, de las historias que llenan pantallas y no queda sitio para el drama o las biografías. Dicho esto y por increíble que parezca, en estos días tenemos en cartel en los Países Bajos la película Creation, la cual no tiene ni título ni fecha de estreno en España todavía y es muy posible que ni llegue a estrenarse por allí.
El julay del Darwin estaba petadísimo con tanta evolución y se pasaba el día entre espíritus y sudores
Una de las grandes bombas atómicas que han caído sobre las diferentes sectas religiosas que asolan nuestro planeta fue la teoría de la evolución de Charles Darwin. Esta película se centra en el tiempo en que estuvo escribiendo la misma y en las vicisitudes familiares, con una hija que enferma y muere, algo que le afecta profundamente y que está a punto de romper su matrimonio y destruirlo completamente.
Paul Bettany
y Jennifer Connelly
realizan un trabajo excelente como Darwin y su esposa. Se nota la química entre ellos (son matrimonio en la vida real) y la cámara se deja querer con su tormentosa relación tras la muerte de su hija, la pequeña Annie que veremos continuamente como una ilusión del padre. Entre medias, retazos de la teoría de la evolución que pasan frente a nuestros ojos como rápidos fogonazos ya que la historia se centra en el drama familiar y deja de lado la creación de ese libro tan decisivo. La película intenta parecer biográfica pero en muchos momentos coge el camino de un drama televisivo aunque parece que siempre parecen evitar el cruzar la línea que convertiría la historia en algo deleznable. Jennifer Connelly
esta soberbia como siempre y parece que los años no pasan por ella. Todavía recuerdo hace más de veinte años cuando alucinábamos con sus tetas y ahí siguen, en perfecta formación.
Aunque habría sido más interesante el presenciar la vida completa de este gran hombre, este pequeño y dramático trocito está bien rodado, entretiene y supone una brisa de aire fresco entre tanto taquillazo. Como tiene muchos diálogos e incluso oraciones subordinadas no es una de esas películas a las que puedes ir acompañado de tus amigos los Orcos, a menos que quieras que no te lo perdonen en la vida.