Una de las cosas que más han ido cambiando a lo largo de los años, al menos para mí, es la forma en la que compro. Hasta hace no tanto, todo era a través de tiendas que visitabas y en donde recogías los productos. Había una relación directa con los empleados y en cierta forma, teníamos muy reducidas las opciones.
Ahora compro prácticamente todo por Internet. Es un universo infinito en el que hay de todo y siempre puedes buscar y comparar e incluso leer comentarios de otras personas que han adquirido los mismos productos o comprado en las mismas tiendas para saber si existe algo extraño. Mi última visita a una agencia de viajes fue en octubre del año 2000 para comprar un billete a Gran Canaria. A partir de ahí usé otros sistemas que me han permitido ahorrar miles de euros y acumular puntos y otras chorradas que terminas cambiando por más billetes gratis. Recuerdo que aquel día en la agencia de viajes tuve que esperar casi tres cuartos de hora hasta que me atendieron y las opciones que te ofrecían eran muy pocas. Internet me dio un control total a la hora de buscar billetes de avión. Compro cuando quiero, pago usando mi tarjeta de crédito o con transferencia bancaria y en la mayor parte de las veces ni siquiera recibo un billete ya que ahora se estila el tener un código de reserva y nada más. He comprado decenas de vuelos charter desde los Países Bajos y Alemania hacia Gran Canaria, siempre a precios distintos y definitivamente, al menos un cincuenta por ciento más baratos que las aerolíneas tradicionales. Puedo decir lo mismo de los billetes para ir a otros destinos turísticos, siempre los he buscado y elegido usando Internet. En nueve años, la única incidencia digna de reseñar fue este año y tuvo que ver con mi viaje a Praga (ciudad en la que me encuentro ahora mismo). Planifiqué el viaje de ida desde Amsterdam con SkyEurope y el de vuelta hacia Eindhoven con WizzAir. A primeros de septiembre estaba comprobando los billetes y al entrar en la página de SkyEurope me entero que la aerolínea se ha ido a hacer puñetas. Después de un momento de pánico encontré un vuelo alternativo con WizzAir desde Eindhoven que salía por la mañana del día en el que yo quería viajar. Lo compré y mi único problema es que a esa hora (8.45am) para llegar al aeropuerto de Eindhoven era un coñazo y opté por alquilar un coche la noche anterior y dejarlo en el aeropuerto. El coste total del coche más los tres billetes ha sido más barato que mi plan inicial con SkyEurope y el dinero de los billetes que compré con ellos estará pronto de vuelta en mi cuenta ya que los de MasterCard ya están tramitando la devolución.
He reservado y pagado por Internet hoteles por todo el mundo, coches de alquiler y todo tipo de servicios. Es rápido, seguro y al menos en mi caso, nunca he tenido problemas. En Malasia conseguí unas ofertas increíbles e incluso mi excursión a Taman Negara fue totalmente organizada sin pasar por una agencia de viajes. En otros ámbitos de la vida, compro libros, música y muy de cuando en cuando películas en DVD usando Internet y Amazon sin más problemas. En esta última tienda compro por lo general un cincuenta por ciento más barato que en las librerías holandesas los mismos libros y me los mandan a casa. Me llegan en unos pocos días y en caso de perderse alguno (sucedió una vez en todos estos años) o me devuelven el dinero o me lo vuelven a mandar y listo. Entre las cosas más raras que he comprado usando la red está la hamaca que tengo en el jardín, un trasto de veintipico kilos de peso que adquirí en una tienda en Alemania y que me mandaron por correo. Me lo trajeron hasta la puerta de mi casa y ahorré un veinte por ciento respecto a cualquier tienda holandesa.
He comprado un montón de equipo fotográfico a través de la red e incluso he vendido algunas cosas y hasta ahora la experiencia siempre ha sido muy satisfactoria. El sistema postal holandés es increíblemente eficiente y seguro y permite que uno no tenga el miedo en el cuerpo y esa duda de si te llegarán las cosas que hay en otros países. ?nicamente me he mantenido alejado de una tienda de Internet y es Ebay. Ha sido fundamentalmente por dos razones: una, nunca me ha producido la misma confianza que el sistema de empresas asociadas con Amazon y la segunda y principal, el único borrón de todos estos años de compras y relaciones económicas a través de la red vino de la mano de Paypal el abominable y nefasto sistema de pago de Ebay. Yo tenía cuenta con ellos y la usaba de cuando en cuando con algunas tiendas e incluso para transferir dinero a mi tío cuando me compró mi portátil en los Estados Unidos. Hace un par de años (quizás tres) me mandaron un mensaje diciendo que la seguridad de mi cuenta había sido comprometida y debía hacer algo. El mensaje iba dirigido con mi nombre y apellidos, algo que supuestamente distingue las comunicaciones genuinas de las otras. Entré en mi cuenta tecleando su página de inicio y sin usar el enlace y allí no había nada. Lo dejé pasar y un par de semanas más tarde me llegó un nuevo aviso. Volví a entrar en mi cuenta en Paypal y nada. Usé los formularios para contactar y tardaron SIETE DÍAS en responderme diciéndome que debía hacer algo (ya ni me acuerdo lo que era). A partir de ahí comencé un diálogo de merluzos con su servicio de atención al cliente en el que cada correo tardaba UNA SEMANA en ser respondido. No te ayudaban y al final de cada mensaje te pedían que evaluaras su servicio de atención al cliente aunque no estoy muy seguro que jamás hayan hecho nada con esa información que les damos los clientes. En un punto determinado ya me tocaron los huevos lo suficiente y lo único que quería era cancelar mi cuenta. Cuando la abrí no me pidieron nada, creyeron todo lo que ponía y para cerrarla querían fotocopias por ambas caras de mi tarjeta de crédito y otra de mi pasaporte y que las enviara por fax a un número de teléfono en Luxemburgo. Me negué. Eso sí que me dio mal rollo, si puedes abrir una cuenta sin tanta vaina, permite que la cierren de la misma forma y además, yo no sé quien recibe ese fax ni lo que hace con toda esa información. Tras unos correos más bien duros me dijeron que si no había ninguna actividad en mi cuenta en los siguientes seis meses la cancelarían ya que estaba marcada. Opté por esa solución y a partir de ahí cada dos semanas me llegaba un correo para recordarme que tenía que entrar en mi cuenta. Creé una regla específica de SPAM para Paypal y nunca más supe de ellos. Sigo creyendo que son unos rateros y unos estafadores y ya puede venirse el universo abajo que jamás volveré a tener una cuenta con esa gente. Por suerte no me hace falta, en el resto del universo se compra pagando con tu tarjeta de crédito o usando el sistema holandés de Ideal, más seguro y práctico ya que en muchas ocasiones todo lo que compro antes de las cinco de la tarde me lo mandan ese mismo día y me llega al día siguiente a mi casa.
En todo este entramado a través de la red, tres de los cinco bancos en los que tengo repartidos mi capital no tienen una red de oficinas ni les hace falta. Los otros dos son un banco español en el que tengo cuenta y que controlo por Internet y mi banco principal en los Países Bajos, el Rabobank, que pese a que casi todo lo hago por la red sigue manteniendo una red de oficinas reducida al mínimo por el país.
Al ritmo que van las cosas, en cinco años es más que probable que lo extraño sea llevar dinero encima, todas las transacciones serán electrónicas o al menos, eso espero. Me ahorraré una pasta en carteras que no sé al resto pero a mí no me duran más de un año.