Los buenos dramas son como patadas en el estómago. Te noquean y te dejan destrozado. Da igual de lo que traten, si calan a través de esa membrana que nos protege del mundo exterior y de todas sus desgracias, te aseguras un rato en el que lo pasarás fatal, sufriendo con los protagonistas de la historia. Al mismo tiempo y aunque pueda parecer extraño, en ese sufrimiento obtenemos algo que nos gusta y que nos deja con la sensación de haber visto una buena película. Mi último drama fue My Sister’s Keeper, una película que se estrenará en España a finales de diciembre y de la que aún desconozco el título que le pondrán en español.
A una julay que parieron para quitarle piezas y dárselas a la hermana se le cruzan los cables y se rebota con sus viejos
Una chica que nació después de que la diseñaran para ser genéticamente compatible con su hermana, se empieza a cansar de ser nada más que un envase al que quitar piezas para mantener a la otra con vida. En un punto determinado denuncia a sus padres y los lleva a juicio por su derecho a emanciparse sanitariamente de ellos y evitar que la sigan usando como taller de repuesto sin tener en cuenta las consecuencias que tendrá esto para su vida adulta.
Desde el comienzo de la película sabemos que una de las protagonistas tiene una leucemia rara y que va a morir. Vivimos la angustia de sus padres y sus hermanos y tenemos pocas esperanzas. Después vamos descubriendo detalles de la vida de la familia que siempre gira en torno a la enferma y particularmente de la madre, una mujer decidida a cualquier cosa por salvar a su hija y que no duda en cruzar todos los límites éticos que se le ponen por delante. En un punto determinado quiere que su hija menor done un riñón para la grande y la chiquilla denuncia a sus padres y los lleva a juicio para evitar que hagan esto. La familia y la relación entre todos los miembros se tensará con esta polémica y todos tendrán que definir sus posturas y elegir bando.
No recuerdo una película en la que se llore desde casi el comienzo pero esta es de las que sirven para gastar paquetes de pañuelos. No hay tregua en ningún momento es un drama que va a más y en el que la historia nos va asfixiando con su mal fario y su final terrible que nos vemos venir desde el primer instante. Cameron Diaz esta fantástica como madre coraje que hace lo imposible por salvar a su hija mayor y la joven Abigail Breslin esta a su altura y da la talla como la hija que quiere emanciparse de sus padres para así evitar que le sigan quitando trozos para salvar a una hermana que no tiene salvación. Hay momentos de llorar y otros momentos de llorar aún más e instantes en los que la familia nos deslumbra con el amor que se profesan unos a otros. Se combinan perfectamente la desesperanza con la esperanza, el sentimiento de derrota con el de luchar y no rendirse y siempre tenemos la sensación de estar viviendo una historia muy sólida y que parece real.
Te tienen que gustar los dramas para ir al cine porque eso es lo que encontrarás y además, uno de los buenos. Absolutamente recomendada para los amantes del género y aquellos que quieran pasar un par de horas llorando a moco tendido.