Aunque ya debería haber acabado la serie sobre Giethoorn, me encantan las casas y los canales que hay en ese pueblito y pienso seguir unos cuantos días más con imágenes de este lugar. Hoy tenemos otra casa con tejado de caña que además tiene su fachada cubierta con una enredadera. Las contraventanas son también típicas holandesas y en Amsterdam tenéis un par de ejemplos de casas con ese tipo de contraventana pintadas en el mismo color. Una de esas casas está en el mercado de las flores.
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Tenía una vaca lechera ??
Normalmente a la hora del almuerzo suelo ir a caminar con mi amigo el Moreno. Tenemos nuestras rutas habituales y mientras cubrimos la cuota de kilómetros diaria hablamos y discutimos los grandes asuntos que se debaten en el mundo o a falta de algo mejor, nos reímos de la gente que vemos por el camino. Sin embargo no siempre es así. Hay días que vamos al centro para comprar algo o a alguna de las ciudades cercanas a Hilversum y hasta puede que nos pilles en algún lugar haciendo fotos durante esa hora que los demás aprovechan para engullir algo de comida.
El otro día el Moreno me preguntó si quería acompañarlo a un pequeño pueblito a diez minutos de Hilversum en coche. Había comprado por Internet un juego de lego para su hijo y como la «tienda» estaba cerca acordó con el propietario el pasarse a recogerlo aquel día. Ya he comentado lo increíble que es la red para conseguir las cosas más baratas. El mismo juguete en las jugueterías tradicionales vale un treinta por ciento más caro. Salimos de la oficina en su coche y cuando ya estábamos llegando a nuestro destino y el navegador GPS de su coche nos soltaba esas frases legendarias con las que te guían y que parecen no tener sentido nos cruzamos con una vaca muerta junto a la carretera ??
El tufillo que desprendía era insoportable pero le pedí que redujera la velocidad un poco y con el iPhone le hice un par de fotos. Habían cubierto al pobre animal con una manta. Aluciné con aquel animal tirado a la vera de la carretera y le pregunté si nadie denunciaba a los dueños o algo. Siempre he supuesto que las vacas no se mueren, que nos las comemos y si la carne ya no tiene buen color, acaba en las hamburguesas de las cadenas de comida rápida que por algo son de color gris oscuro. El Moreno me dijo que en los Países Bajos si se te muere un bicho de estos, llamas a una agencia que se encarga de pasar a recogerlo y le harán una autopsia para averiguar la causa de la muerte. Cuando llamas les dices donde la has dejado y ellos ya se buscan la vida para venir con un camión y llevarse al bicho. La cosa es que no aparecen en el día y con los calores de este mes de septiembre el hedor que había allí era insoportable.
A la vuelta volvimos a pasar y de nuevo le pedí que parara. Abrí la ventanilla y casi nos morimos pero le hice una foto en la que se puede ver la cara adorable de la vaca muerta y esa postura tan rara que le ha dejado el rigor mortis, que más bien da la impresión que la muerte la pilló dando a su cuerpo alegría y cosa buena.
Un detalle que doy por sentado que se os ha escapado es el del cartel del fondo. Es el de una casa que se está vendiendo a quince o veinte metros escasos de donde se encuentra la vaca y para ese sábado, un par de días más tarde, tenían organizado un día de puertas abiertas. Me imagino las caras de los clientes que vienen a ver la casa y que siempre han querido vivir en el campo cuando llegan y antes de ver ese posible hogar se encuentran casi en la misma puerta aquella pobre vaca muerta y apestando y aún más increíble es si le tienen que explicar a sus hijos lo que ha pasado allí.
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Una ventana al mundo
Me fascinan las casas con tejado de caña. Siempre me fijo en la perfección que desprenden, en como todas esas pequeñas cañas se unen para crear una tupida manta que cubre la casa y la protege de las inclemencias del tiempo. Cuando veo una casa con este tipo de tejado siempre pienso que su interior ha de ser más cálido y acogedor, que al acostarte por la noche y mirar hacia el techo de la habitación igual sueñas con los límites del universo y en esos sueños llegas a ellos sin problemas. En la foto de hoy, además del tejado lo tenemos acompañado por una ventana preciosa.
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Marrón oscuro casi mierda
Uno de los aspectos más interesantes de las bitácoras es que con el paso del tiempo crean micro-comunidades, grupos de personas que sin tener un interés común reinciden en un lugar y aportan contenido a través de los comentarios. La bitácora sirve como punto de partida para conversaciones que van saltando de tema en tema y desviándose según los intereses de los lectores o de la persona que maneja la batuta. Distorsiones tiene una de esas micro-comunidades, un núcleo muy pequeño de gente que comenta regularmente e incluso se mandan mensajes unos a otros a través de los comentarios, se hacen preguntas, piden consejo y sin darse cuenta participan del juego que forma una comunidad. A veces cuando sucede me da miedo intervenir y escribir algo porque puedes estropear esa magia que es tan difícil de conseguir.
Las conversaciones a veces saltan de un medio a otro. Comienzan a través de un comentario y después siguen una ruta distinta. Ayer Waiting dejaba un comentario críptico en una de las anotaciones. Después intentó llamarme pero yo andaba liado en la oficina y no pudimos hablar.
Esta mañana hablamos y me desveló la noticia bomba. Allá por el año 2006, en una fatídica tarde de primavera fui al cine en España a ver una película del país. Ya sabéis que yo no discrimino y aunque el trailer o el título me de mala espina procuro tragarme esas malas vibraciones y voy al cine a ver cosas que el sentido común te dice que has de dejar de lado y después sucede lo que sucede. Uno de esos tragos de aceite de ricino fue la película Azul oscuro casi negro con la que me despaché a gusto en aquel entonces. Aunque ahora no se vea en los comentarios hubo una transferencia de descalificaciones bastante subida de tono con una intelectual a la que le gustó la película y que inmediatamente me odió por expresar mi opinión. La tipa llegó al extremo de dejar comentarios en la página del director y en otros sitios expresando su profunda frustración porque a mí no me gustaba y lo decía a mí manera. Desgraciadamente ella tenía tan poco cerebro que jamás fue capaz de comprender el título de esta bitácora, el cual os recuerdo que es, ha sido y será siempre Distorsiones. Yo acababa mi crítica sugiriendo un nuevo título para aquella historia, uno más directo y claro para ayudarnos a los espectadores a saber lo que debíamos esperar. Se trataba de Marrón oscuro casi mierda.
El tiempo ha pasado, el mundo ha seguido girando sin descanso y tres años más tarde se estrena la segunda película de este director y como su estreno no ha coincidido con ninguna de mis visitas al país es poco probable que hable de la misma (aunque al menos me ahorraré el borrar los comentarios en caso de no gustarme ??). Waiting fue al cine a ver esta nueva historia y en una escena se quedó muerta porque uno de los personajes decía la frase que yo había usado en el pasado: Marrón oscuro casi mierda. Salió del cine, entró en mi bitácora, buscó la anotación en la que ella sabía que debía estar y allí la encontró. Mis cuatro palabras, esas que había combinado para expresar mi opinión sobre una película habían sido usadas por el director en otra de sus historias.
Ahora sí que me queda pena no poder ver su nueva película. Igual hasta conseguía otra frase para que acompañe su próxima historia.