Cuando estuve en Mayo pasado en Nueva York durante la visita al MOMA pude ver una exposición de un autor para mí totalmente desconocido (como casi todos) llamado Olafur Eliasson. Me gustó mucho. El título de la exposición era Take your time o Tomate tu tiempo. Es una de esas frases que deberían estar grabadas en piedra por todos lados, una verdad como un templo.
Disfrutar la vida, de un buen libro, de una cerveza o una conversación con los amigos son cosas que debemos hacer sin prisas, tomarnos nuestro tiempo para paladear y sacar el máximo jugo de todas aquellas cosas buenas que tiene nuestra vida. Un amanecer, una interminable puesta de sol, una tarde en la playa o una caminata por la montaña son momentos de calidad, puntos que añadimos en nuestra cuenta particular de trocitos de realidad que nos dan buen karma y para aprovecharlos al máximo, no hay nada mejor que tomarte tu tiempo. Sólo tenemos una vida por este planeta, ésta que estás disfrutando y en tu mano está el maximizar el tiempo para las cosas buenas y procurar que no quede mucho para los malos rollos, los asuntos desagradables y esas cosas que te tuercen el gesto y oscurecen tu semblante.
Tómate tu tiempo, mira a los tuyos y sonríe, habla con aquellos que son importantes para ti, haz fotos, acaricia un hombro, busca las miradas cómplices y ten siempre presente que todos y cada uno de nosotros somos únicos, seres tan especiales que sólo se fabrican por unidad. Vive la vida al máximo y no te lamentes por aquello que no tienes, exprime al máximo lo que te ha tocado y seguro que pronto llegará más.
Ayer, día de Navidad, pasé un montón de horas en la playa, tomándome mi tiempo para disfrutar del sol, de su calor, de las sensaciones que transmite la arena, de la banda sonora creada por el mar al romper contra los acantilados. Todo ese tiempo se alargó tanto que por momentos pensé que llevaba toda una vida allí, que tanta felicidad debía durar desde siempre y esa gran carga de energía positiva seguro que me durará unas semanas.
Lo dicho:
T?MATE TU TIEMPO