Estamos a treinta días del mayor espectáculo del mundo, la apertura del Keukenhof con su explosión de color y este Campo de tulipanes rojos que vimos hace ocho meses entra en el Club de las 500 y nos sirve de recordatorio para planear nuestra visita. No os olvidéis que además de ir al Keukenhof, es imprescindible alquilar una bicicleta allí mismo y recorrer los campos de tulipanes de los alrededores para encontrar estampas como estas, explosiones de color que agotan nuestras retinas e iluminan nuestras almas.
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AcChidente
Aprender a conducir es algo que debería formar parte de la educación de los preescolares. Mucho antes de saber leer y escribir se podría recibir la formación necesaria para inculcar en nuestras venas algo tan básico. De no ser así, pasa lo que pasa y nos vemos en situaciones como la que ha vivido mi amigo el Chino hace poco.
El año pasado en sus vacaciones chinas se compró un carnet de conducir en su país. Por un puñado de euros un funcionario corrupto le expidió un documento acreditativo que lo facultaba a conducir vehículos de cuatro ruedas de cualquier peso y tamaño y certificaba su destreza con los mismos. El Chino supuso que con esto sería suficiente y se acercó alegremente a las oficinas municipales de Utrecht para cambiarlo por un carnet de conducir eurocerdo y cual no sería su sorpresa cuando el funcionario municipal le dijo que ese documento en Europa no sirve ni de papel higiénico. Es de suponer que argumentó con su fluidez verbal pero no consiguió nada y terminó por rendirse.
El plan alternativo era el clásico que más de uno habéis seguido. Se apuntó en una autoescuela para preparar el teórico y el práctico y pronto estaba enfrascado en el estudio de los intríngulis del Código de circulación. En Holanda se puede elegir entre inglés y Holandés y el amigo optó por el chiquistaní que tan bien se le da. Estudió durante tres meses el código de circulación, se volvió un erudito del mismo, sabía tanto o más que el autor de semejante joya literaria, se presentó al examen … y lo suspendió. Del disgusto le salieron tres canas que dado el tamaño del cabezón que porta son como cuerdas de guitarra, tanto de largas, como de gordas.
Dejó de trabajar durante una semana en la que estudió cuarenta horas al día y en el segundo intento consiguió un aprobado raspado. Todos sabemos que la parte realmente difícil del carné de conducir es el teórico, el práctico es moco de pavo y hasta un julay sin cerebro lo puede pasar.
Su primera clase práctica la pasó en el aparcamiento sincronizando palabras con su profesor. El hombre le decía lo que era el freno y el Chino procedía a cambiarle el nombre y el uso. En la segunda clase hasta le dejó encender el vehículo y pisar el acelerador en punto muerto. Cuando ya se le acabaron las excusas comenzaron a dar vueltas por un aparcamiento privado y vacío hasta que llegó el bautismo callejero.
El Chino se puso las gafas de ver de cerca, esas que tienen unos cristales tan grandes como las de cualquier folclórica que se precie y que han sido diseñadas para otorgar a su usuario vista periférica, microscópica y macroscópica además de servir como calefactores solares y se agarró al volante con fuerza.
Todo iba bien. Recorrían las calles de Hilversum con cuidado, pasando por Lorentzweg, avanzando por Kamerlingh Onnesweg y tras un rato el profesor le dice:
– Cuando puedas gira a la izquierda, me haría el favor– Chino, cocina, correcto, recibido, uno, uno-cuatro, diez-cinco, izquierda procediendo a girar ? Y que nadie me pregunte por qué coño habla como en las películas de ciencia ficción porque ni yo lo sé. El hecho es que pasó el cruce de Eemnersseweg y no giró.
El profesor de autoescuela se secó la gota incorrupta de sudor que lleva siempre que se pone nervioso en la frente, se agarró el peluquín y respiró hondo antes de repetir la orden:
– Te has saltado el cruce, cuando puedas GIRA A LA IZQUIERDA POR LA GLORIA DE TUS MUERTOS ? obviamente subió un poco el tono pero trató de no mostrar ninguna acritud en su orden.
– Correcto, recibido, diez-cuatro, diez-cuatro, izquierda ser y parecer y destino final girar, pronto tanto como pueda ? dijo aún agarrado al volante como si se le fuera a escapar el coche y mientras sus gafotas reflejaban la luz cegando a los conductores que venían de frente.
Llegaron a Poolsterstraat y la pasaron de largo sin que nuestro héroe hiciera el más mínimo esfuerzo por girar y continuó como si nada hubiera pasado. El profesor perdió los nervios y su legendaria paciencia dio paso a una soterrada ira que iba creciendo en sus entrañas y se manifestaba con un molesto tic en la mano que lo hacía parecer un pajero.
– Cuando puedas salte a la derecha que tengo que explicarte un par de cosas, me haría el favor. Salte a la derecha y detente
– Recibido rojo-seis. Chino comprender y entender. Misión aceptada. Chino diez-cuatro ejecutar y conseguir. Alfa-Bravo Gama-Teta y tetona ? continuó con su jerga inexplicable fruto de años de televisión americana y de series policiacas.
El profesor comenzó a respirar entrecortadamente y la paciencia que había perdido un par de calles más atrás no lo ayudó a tomar la siguiente decisión. Miró al Chino y le gritó:
– Para el coche ahora mismo
– Chino recibido, diez-cuatro ? y dio un volantazo brusco hacia la izquierda. En una millonésima de segundo la vida del profesor pasó ante sus ojos, su primera lefada, el matrimonio, el posterior divorcio y mientras veía esta horrible película en la que predominaban los malos momentos su instinto básico le falló y una reacción incontrolable de su cuerpo disparó algún músculo que no debía y pisó el pedal del freno. El coche se detuvo bruscamente en medio del carril contrario, los vehículos que lo seguían comenzaron maniobras evasivas, el chino intentó acelerar calando el motor y en ese instante ambos vieron venir otro auto que pese a intentarlo no consiguió esquivarlos y chocó contra el lateral del coche de autoescuela. Ambos gritaron aunque en idiomas diferentes. Los airbags saltaron y las gafas del Chino salieron disparadas hacia el espacio exterior que estaba más allá de la ventana. Tras lo que les tuvo que parecer una eternidad cesó el movimiento y ambos se miraron. El profesor solo le dijo una cosa:
– Sal de mi coche, joputa ? y así fue como el Chino tuvo su primer accidente, incluso antes de tener carné de conducir y logró que su primera autoescuela rompiera el contrato que los unía.
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Álbum de fotos de Brujas
Para el visitante, resulta sorprenderte el caminar por la ciudad de Brujas y retroceder unos cuantos siglos en el tiempo. Es uno de esos lugares que hay que visitar al menos una vez en la vida y por desgracia para los que pasan por allí, tienden a repetir porque nunca parecemos tener bastante de esa ciudad. Si estás pensando en ir quizás te sirva de ayuda la anotación Paseando por la ciudad de Brujas y en cada una de las fotos de este álbum podrás encontrar también información sobre los diferentes rincones de la ciudad.
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Vuela y Punto con The Vueling Stones
Yo debo ser el tipo de cliente que adoran las compañías aéreas de nueva generación. Joven, alocado, con un trabajo de lujo en el que me dan un montón de vacaciones al año y lo que es mejor, con un montón de dinero que sabiamente empleado me permite pasarme el año viajando a distintas ciudades y haciendo turismo de tres o cuatro días. Siempre he sido muy fiel a Vueling. De hecho, ya he visitado todos los destinos que tienen desde Amsterdam. He estado en Valencia, Barcelona, Madrid, Sevilla y este fin de semana pasado en Málaga.
1. El viaje comenzó con un gran disgusto. Aquellos que frecuentan estas distorsionadas tierras recordarán que hace un par de semanas comentaba algo sobre Clickair, la aerolínea que comparte códigos con las Líneas Aéreas de España y en aquella ocasión, alguien un directivo profundamente aludido me instaba a probarlos y descubrir que no son tan malvados como creo que deben ser. Yo recogí el guante y a falta de que me tiren el segundo y hacer la parejita corrí a su página Web para ver si podía ir a Málaga con ellos. Fue un disgusto horrible. No vuelan a Málaga desde Amsterdam, ni siquiera a Gran Canaria, el mejor lugar del Universo. Recé y recé todos y cada uno de los días de la semana pasada y lo único que le pedía al Jesusito de tu vida no era la paz mundial, ni que se acabe el hambre en el mundo, ni ninguna de esas gilipolleces que dicen esas tías que carecen de cerebro y que aspiran a que les pongan un cacho de tela alrededor del hombro y las tratemos como zorras de buen ver. Yo solo quería que Clickair volara entre Amsterdam y Málaga de viernes a lunes para ir con ellos y asombrarme con su servicio, su personal y sus cosillas. No pudo ser. El disgusto aún me dura. Ha sido una puñalada en mi corazoncito lechal y aún sangro cuando recuerdo esa angustia al llegar al aeropuerto de Schiphol y mirar los paneles para comprobar que el único vuelo de aerolínea española hacia Málaga era de Vueling. Salía por la mañana y como era el día que se hace mi casa la mucama, le dejé todo preparado para que se divierta limpiándola y marché hacia el aeródromo siguiendo la rutina habitual de autobús y tren que tan bien conozco. Como solo dejan llevar un bulto por persona (y gracias a Dios el paquetillo aún no cuenta como bulto), iba con mi pequeño trolley estiloso, de marca archiconocida y cuyas medidas son inferiores a las máximas permitidas, aunque cada vez estoy más convencido que yo soy el único que tiene uno tan pequeño porque el concepto de equipaje de mano de la basca está evolucionando hacia unos bolsos gigantescos.
Estoy en el aeropuerto, es viernes por la mañana de un día de Febrero y antes de pasar el control de seguridad compro veinte rosas para regalar. Me las dan en una bolsita preciosa y la chica me dice que tienen algo de agua pero no le presto demasiada atención ya que tenía dos tetas como dos carretas y estaba más pendiente de sus capacidades no intelectuales. Voy hacia el control de seguridad y como siempre, cinturón fuera, todo lo de los bolsillos, chaqueta, líquidos y demás y en un instante de inspiración, les digo que creo que las flores llevan líquido. El guardia me mira como si hubiera cometido un pecado mortal y me obliga a poner esos ojitos de bicho apaleado y miento contándole que son para mi mamá. Sobre la marcha me dice que no hay problema, avisa a uno de sus compañeros y las pasan al otro lado y me esperan mientras yo y todos mis artilugios pasamos bajo el escrutinio de los monitores. Yo llevo las tarjetas de embarque impresas desde mi casa y en un momento de lucidez de esos que no suelen abundar se me ocurrió que la seguridad en los aeropuertos es una puta mierda. Digamos que una banda de terroristas musulmanes quiere hacer algo en la terminal, solo tendrían que imprimirse falsas tarjetas de embarque para un vuelo real y podrían entrar en la zona segura sin más problemas. Una vez allí, compran botellas, las rompen y ya tienen armas. Este es uno de los muchísimos ejemplos que se me ocurren. Hay que ver que desaprovechado que estoy, yo podría trabajar en cosillas de estas. Busqué la puerta de embarque y maté el rato navegando por internet con mi teléfono.
El avión llegó puntual como siempre y salimos sin más problemas. Se llamaba Vuela y Punto. El cielo estaba despejado y pude disfrutar de los Países Bajos desde el aire de una forma que no es habitual. Vi Kinderdijk, el puerto de Rotterdam, Zeeland y después Amberes, Bruselas y París. Al pasar sobre Madrid me sorprendió todas las zonas que están urbanizadas esperando los miles de edificios de miles de alturas que harán.
2. Para el viaje de vuelta el avión salía a las ocho y veinte de la mañana y fui al aeropuerto en el primer tren de cercanías que pasaba por Arroyo Pingarrón. Alucino con los precios de los trenes de cercanías. Son baratísimos. En el aeropuerto pensé en desayunar pero al ver los precios abusivos de la cafetería pasé y opté por comer algo en el avión, que en Vueling por tres euros y medio te dan zumo de naranja, croasán y bebida caliente a elegir y en el aeropuerto con ese dinero no pago nada. El embarque fue a la hora prevista y el avión se llamaba The Vueling Stones. Primero embarcan los que se sientan por el final y es siempre un placer ver como la gente con asientos en las primeras filas hacen la cola para ser rechazados al llegar al frente. Yo me he encariñado con la fila 25, más concretamente el asiento F y en los últimos ocho vuelos siempre me pongo ahí. Ya estábamos todos sentados, cerraron las puertas y el piloto, un inglés saladísimo, anuncia que hay un retraso de media hora porque no tenemos permiso de despegue debido a una huelga de controladores aéreos franceses y que tendremos que esperar. Lo dijo en inglés. La azafata lo tradujo todo mal y los controladores franceses se convirtieron en holandeses, la media hora en una hora y el tiempo agradable y despejado de Amsterdam se transformó en tiempo de espera hasta salir. Nunca dejaré de sorprenderme de la mierda de nivel de inglés que lucen los españoles. Desde ya deberían prohibir doblar películas y series de televisión y cortarles las lenguas a los padres para que los niños se críen bilingües. La misma que la cagó con la traducción nos regaló unas cuantas perlas a la hora de dar el discursillo de la seguridad, ese con el que supuestamente nos salvaremos todos ya que estaremos diplomados en el arte de abrochar cinturones, colocarnos chalecos salvavidas y encontrar salidas dentro del avión.
Mientras esperaba me eché una cabezadita y ni me enteré del despegue. Me despertaron cuando pasaron vendiendo la comida, compré mi desayuno, me lo zampé y volví a caer en coma hasta poco antes de llegar. El cielo holandés seguía totalmente despejado y volví a disfrutar con Amberes, el puerto de Rotterdam, Lisse, Leiden, Haarlem y una vuelta sobre el sur de Amsterdam que terminó en la pista del aeropuerto que está cerca del lugar en el que los bomberos se entrenan. Desde el aire ya se comienza a ver un poco de colorcillo en los campos de tulipanes. En mi jardín también están saliendo lo cual nos recuerda que en mes y medio estamos en temporada altísima de las más bellas flores del mundo.
Después de tomar tierra perdí la dignidad corriendo por la terminal para llegar a tiempo al tren, el cual salió con dos segundos de adelanto y llegué a mi casa con tiempo suficiente para largarlo todo, ir al supermercado a comprar leche fresca y algo para desayunar y después salí escopeteado hacia Amsterdam en donde tenía pensado pasar la tarde.
Mi próximo viaje será a Gran Canaria, dentro de unas semanas ??