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  • Martín Pescador

    8 de octubre de 2008
    Martín Pescador

    Martín Pescador, originally uploaded by sulaco_rm.

    Cuando a finales de los años sesenta se creó la reserva natural de Oostvaardersplassen se hizo pensando en las aves, querían un lugar en el que puedan vivir en paz a salvo de los hombres y de todo aquello que nos rodea. Aunque hasta ahora nos hemos centrado en los animales que se encargan de mantener el parque habitable, lo cierto es que lo que allí hay en grandes cantidades son aves de todo tipo y repartidos por una parte del parque hay refugios desde los que se las puede observar.

    Hace unos años el Martín pescador era un ave en peligro de extinción en los Países Bajos. Quedaban un puñado de parejas y resultaba difícil verlas. Gracias a lugares como Oostvaardersplassen esta especie se ha recuperado y hoy en día tenemos cientos de parejas que vuelan libres y pescan en las lagunas que hay por todos lados.

    La primera vez que fui al refugio en el que hice esta foto estábamos acompañados por un hombre que llevaba allí cuatro horas y aún no había visto ninguno. Todo el mundo tenía unos equipos impresionantes, mi cámara era la más cutre de todas. Los pájaros que viven en aquel lugar gustan de posarse en una rama que está frente al refugio antes y después de cazar algún pescado. Todos habían apuntado sus cámaras al extremo de la rama para conseguir una buena foto. Todos salvo yo que al no saber exactamente el lugar en el que se posaba, preferí no apurar tanto. Unos minutos más tarde vimos que uno de los pájaros se acercaba y para cuando llegó cinco cámaras comenzaron a disparar como locas. Por desgracia para los otros, en esta ocasión el pájaro no se posó en el extremo de la rama y cuando, pasados unos segundos, se marchó, al revisar las imágenes yo era el único que tenía una con el pájaro al completo. Esa es la historia de esta foto, la primera que le hice a un Martín pescador.

  • Pacharconas

    7 de octubre de 2008

    Mucha agua ha corrido desde que en noviembre del año 2005 comenzó a descender desde los tortuosos recodos de mi cerebro el Hembrario. En aquellos primeros pasos no me imaginaba que casi tres años más tarde aún continuaría añadiendo capítulos a esa infame clasificación que tantas ampollas levanta entre las que se reconocen en alguno de ellos. Aún me queda munición que soltar y aunque ya los grandes grupos han sido definidos, aún tenemos pequeños matices que se pueden hacer en algunos de ellos. Si aún no me odias, si crees que soy una bella persona y que todo lo que se publica en esta bitácora es prosa sensible y delicada, deberías entrar en el Hembrario y te aseguro que cuando acabes de leerlo tu opinión será bien distinta. La Isleta, el misterioso ecosistema en el que crecí es el vivero del que han surgido algunas de las palabras más hermosas del español. Mirando en google he descubierto que al parecer la palabra Pacharcona no existe fuera de esta bitácora, nadie habla de ellas y hoy trataremos de subsanar esta grave carencia ya que aquí han sido nombradas sin explicar el grupo al que identifican.

    En el Hembrario podemos decir que primero vienen las Potrancas, hembras obesas que evolucionarán en dos direcciones: o se convierten en Bostas o acaban Desbaratadas. Sin embargo, mucho antes de que surja una Potranca, en la fase previa tenemos lo que en la Isleta se denominaba una Pacharcona.

    La vida de una Pacharcona transcurre teniendo siempre algo entre las manos que se echa compulsivamente al buche. Tragan todo lo que pueden ya que aspiran a ganar el peso suficiente para pasar a la siguiente fase. En los corrillos que se formaban en las verdulerías, esas tiendas de las que ya nadie habla y que han sido las grandes perdedoras en la nueva sociedad de la desinformación, se señalaban claramente a las Pacharconas, siempre con un cierto deje de reproche porque una chica o una mujer en pleno uso de sus facultades, renunciaba al control de los límites volumétricos de su cuerpo y se lanzaba en una espiral de grasa y perdición de la que todos sabemos que jamás podrá salir. Las Pacharconas ni siquiera son muy conscientes de los cambios que están sucediendo en su cuerpo, no ven la expansión de sus fronteras o quizás no quieren verlo. Ellas se centran en asegurarse que no haya pella de gofio olvidada en la mesa, o plato de chicharrones sin dueño y tragan como si en ello les fuera la vida. Sus cuerpos sufren grandes cambios ya que han de pasar de una complexión normal a la forma desmadejada y característica de las Pacharconas, una figura que aún resembla la clásica femenina pero en la que las curvas y los pliegues comienzan a desaparecer.

    Las Pacharconas viven en la negación y en su círculo de amistades nadie hace referencia al problema. Ni siquiera sus madres o familiares más próximos les dirán que se están convirtiendo en Pacharconas, es algo que se oculta a la persona de la que hablamos ya que aún queda la esperanza de la rectificación, aún es posible cortar por lo sano y volver a niveles más normales, ser rellenita, o entrada en carnes, o gordita, pero no Pacharcona.

    Las Potrancas siempre tratan de acercarse a las Pacharconas para llevarlas hacia su bando, las animan a que sigan comiendo y ganen más y más pesos para llegar al siguiente nivel, ese en el que la ropa de lycra consigue llevar sus propiedades elásticas al límite. En todas las calles de la Isleta siempre hubo y habrá una o varias Pacharconas, aunque ahora ya no se habla de ellas en la tienda de la esquina.

    Si conoces alguna Pacharcona explícale que aún está a tiempo, que puede rectificar y saltar a alguna de las otras categorías del Hembrario, en sus manos está el rectificar y florecer como un Rebenque o quizás incluso aspirar a convertirse en el próximo Putón Verbenero.

  • Hay tanto que comer

    7 de octubre de 2008
    Hay tanto que comer

    Hay tanto que comer, originally uploaded by sulaco_rm.

    Unos campos inmensos de hierba que no parecen acabarse nunca es el lugar en el que viven estos animales. Se pasan el día pastando, tratando de terminar toda la comida pero nunca lo consiguen. En la hierba, camuflado, un pequeño becerro descansa.

  • El primer día con el abrigo

    6 de octubre de 2008

    Ayer me puse el abrigo de invierno por primera vez. Es un paso trascendental porque supone asumir que el verano se ha acabado y que pasamos a la artillería pesada. Es de la marca Columbia y cuando uno se lee el manual de instrucciones con el que te lo venden alucina con la cantidad de tecnología que lleva en su fabricación. Hay bolsillos escondidos por todos lados, cada uno con un uso específico, trabas para las llaves, guantes, bolsas para el iPod o el teléfono y multitud de formas para ajustarlo perfectamente al cuerpo. Permite además que el sudor salga mientras conserva la temperatura del cuerpo, algo muy útil cuando vas a trabajar en bicicleta y del esfuerzo vas generando calor. Lo bueno de usar uno de esos abrigos es que debajo puedes ir con un polo de manga corta sin más problemas y al llegar a la oficina la calefacción central nos permite movernos de esa guisa aunque mis colegas tienden a usar jerseyes y similares ya que es Otoño y hace frío.

    El domingo, paseando por el centro de Utrecht me di cuenta que ya hay un montón de gente usando bufandas. Ha sido un cambio sutil ya que no hace mucho esos mismos iban en manga corta. Ahora los ves bien tapados para evitar resfriarse. En mi casa la calefacción ya funciona varias horas al día y me parto y me troncho cada vez que voy por el centro y veo a los soplapollas adictos al tabaco que han de fumar fuera de los bares y restaurantes y se están pelando el culo de frío mientras tiran el dinero en una adicción estúpida y que no conduce a nada.

    Esta es también la época de los retrasos en los trenes por culpa de las hojas que han caído en los raíles, de los atascos de tráfico apoteósicos y de los transportes públicos sometidos al límite de su capacidad. Por suerte los puntos negativos son muchos menos que los positivos y prefiero quedarme con la asombrosa gama de colores, las comidas cargadas de calorías que te llenan el estómago y te ponen al borde de la siesta y esas deliciosas cervezas Bok que ya podemos comprar y que sin lugar a dudas son el brebaje más delicioso que se haya podido crear en todo el universo.

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