Todos los domingos por la mañana lo primero que hago nada más levantarme es ir a la página del periódico El País y buscar la columna de Elvira Lindo para leerla. Lo llevo haciendo desde hace la tira de años. Durante la época en la que no permitían el acceso a su contenido, era razón más que suficiente para comprar el periódico. Me encanta la forma de escribir de esa mujer. Si algún día hacen audiolibros con su obra los escucharía pero hasta que llegue ese momento me tendré que conformar con su columna semanal. Cuando estaba mirando la cartelera y vi que había una película basada en una obra de Elvira Lindo me faltó tiempo para salir corriendo hacia el cine a ver la película. Se llama Una palabra tuya y con un poco de suerte aún la podéis ver en cartelera.
Dos julays amigas coquetean con el restriegue de chichis
A una joven la vida se le ha pasado sin darse cuenta. Tiene un trabajo de limpiadora, vive con su madre, es infeliz y no parece tener ninguna perspectiva de mejorar su existencia. Es básicamente una pobre desgraciada. Un día se encuentra con una amiga del colegio, algo chiflada y que es feliz como una lombriz sin nada. Trabaja de taxista y pronto vuelven a ser uña y carne. Así comenzará el viaje de ambas. Terminarán trabajando en el servicio de limpieza de la ciudad, de barrenderas y mientras una descubre que quizás has de disfrutar de lo poco que tienes y tratar de ser positivo, la otra entrará en una espiral de destrucción que no augura un buen final. Su amistad se verá expuesta a terribles turbulencias y solo a través del perdón lograrán salvarla.
Lo primero que me llamó la atención al ver la película fueron los chispeantes diálogos, muy del estilo de Elvira Lindo. La relación entre las dos amigas es muy intensa y pese a que al verlas uno piensa que tirará hacia el lado de la comedia, es un drama en el que prácticamente todas las historias colaterales son aún más terribles que la principal. Tanto la interpretación de Malena Alterio como la de Esperanza Pedreño
son fantásticas y hacen esta historia muy creíble. De su mano sabremos lo que se siente el no tener trabajo, al estar solo, al tener que atender a una persona enferma que se apaga lentamente y también veremos lo poderosa que puede ser la amistad y lo fuerte que son los vínculos que se forman.
Una pequeña maravilla que merece la pena ver y a la que tendréis que ir con gente que tenga estómago para el drama y cuyos cerebros no hayan sido aniquilados con tanta película de superhéroes y efectos especiales durante este verano.