La perspectiva lo es todo. Imaginad como debe ser el mundo para una hormiga o para una jirafa. Estamos acostumbrados a ver las cosas de una forma y cuando cambiamos la perspectiva, aunque no haya nada extraordinario en la foto, nuestros sentidos nos alertan. Hace algo más de un año vimos estos tulipanes Grandes Historias y hoy les damos la bienvenida al Club de las 500.
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El peque de la casa también es manzano
La decisión más acertada de mi vida tecnológica fue cuando en el año 2004 me compré un iPod mini. Según lo saqué de su caja y lo comencé a usar descubrí que la tecnología y el diseño podían ir unidos a la simplicidad. Mi iPod mini, acompañado de iTunes se convirtió en el artilugio más usado de todos los que he tenido y aún hoy, en sus últimas semanas, antes de ser reemplazado por la máquina más increíble que pueda tener uno en sus manos en la actualidad sigue dando todo lo que le pido y mucho más. Gracias a mi iPod mini se despertó mi curiosidad por apple y sus productos. En el año 2005, en el mismo mes que firmé la hipoteca y me mudé llegó a mi casa procedente de los Estados Unidos mi iBook G4, el mejor ordenador que he tenido en mi vida, un portátil que abrió todo un universo nuevo e increíble en el que aún sigo. Atrás quedaron las horas de frustraciones, de reinstalaciones, de hacer el primo arreglando los ordenadores de fulanito y menganita porque la mierda de güindous se ha convertido en un monstruo putrefacto que amarga la vida de sus usuarios y de aquellos que saben un poquito sobre el mismo. Mi iBook ha sido durante todo este tiempo la puerta a Internet, la puerta a mi bitácora gracias al mejor programa para publicar en blogs que existe y en todos y cada uno de los rincones en que la informática nos es útil, mi iBook sobresalía y destacaba. Tras un tiempo el antiguo PC que tenía en mi casa con güindous equispe migró hacia Ubuntu y se convirtió en el servidor en que almacenaba mis fotos, documentos y demás. En mi casa todo funcionaba sin necesidad de eso que algunos comemierda os insisten que es lo mejor, lo imprescindible y en donde tenéis mil millones de opciones que yo seguramente no tengo pero que no os hacen la vida más fácil.
Aprovechando mi visita a Nueva York decidí reemplazar la vieja máquina Ubuntu por algo más actual. Para mí la opción estaba clara. Había llegado la hora de mi Mac mini el cual está en la foto anterior tal como apareció cuando llegó a Utrecht y salió por primera vez a la luz del día en Europa. No solo es una preciosidad, es un potro increíble que en un espacio minúsculo encierra todo lo que necesito y mucho más. En el futuro, cuando substituya la tele por algo más propio del siglo XXI se mudará junto a ella para convertirse en el centro del entretenimiento de mi casa.
Por ahora se conforma con ocupar el dormitorio de invitados y compenetrarse perfectamente con el iBook. Desde el año 2005 desconozco el significado de la palabra virus, no tengo ningún tipo de programa para protegerme porque no los necesito, mis ordenadores están a mi servicio y no yo al de ellos y si hay algo que lamento es no haber migrado a apple y sus fantásticos productos unos años antes.
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Vista desde el río en el Club de las 500
Estoy seguro que la gente que vive en Gante no valora lo suficiente las increíbles postales que tienen a la vista todos y cada uno de los días de su vida. Desde uno de los puentes de la ciudad en una mañana de finales de Octubre nos quedamos embelesados con esta Vista desde el río. Hoy le damos la bienvenida al Club de las 500.
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Mi hermosa y tupida alfombra verde
Hace tiempo que no comento nada sobre mi casa y lo cierto es que mi jardín es un ente vivo y activo que acapara parte de mi tiempo libre y tras unos años se ha convertido en la niña de mis ojos. Desde que compré la casa planeé el cambiar parte del jardín para poner más césped. Era una parte que la anterior dueña había llenado con los árboles de Navidad que iba desechando año tras año. Me ha tomado un tiempo deshacerme de todos esos árboles, ocho para ser más precisos, los cuales aún se pueden ver cuando uno mira mi casa desde Google maps. Tras su desaparición, la zona ha cambiado bastante y ahora tengo una hermosa y tupida alfombra verde de la que estoy muy orgulloso.
Quizás sea porque en Canarias el verde no es un color habitual en los campos y definitivamente uno no tiene la oportunidad de ver césped muy a menudo que siento una atracción muy intensa hacia el césped. Me encanta Irlanda, Holanda y todos los países que tienen un buen manto verde y no escatimo mimos con el de mi casa. Siempre tengo una sonrisa boba en la cara cuando estoy con la cortadora de césped ajustando el tamaño del mismo y me encanta el olor que queda después de cortarlo. A veces me tiro en el césped a disfrutar la paz del momento y espero comprarme una hamaca un día de estos para recuperar el sanísimo hábito de la siesta.
Hoy comenzamos este paseo por mi jardín con el césped, esa hermosa mancha verde que lo alegra.