Distorsiones

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    • Mis ratos en la cocina
  • Ningunéame y te vas a cagá

    28 de febrero de 2023

    Hoy tenía planeada mi primera visita del año a la oficina del norte, la que está junto al aeropuerto, que yo siempre voy al sur, a la fábrica y al centro de reparaciones, que allí me divierto, está mi jefe y los colegas. La razón de la visita al norte la explicaré en otra anotación ya que así estiro el concepto y lleno un par de días, que todavía no he terminado de procesar los vídeos de las inmersiones navideñas.

    Así que esta mañana, que ayer cuando me acosté decían que hoy tendríamos un día nublado, salí de mi casa y había una puñetera llovizna y yo todo emperchado, por circunstancias que ya explicaré. Llegué a la estación y en lugar de hacer mi circuito tren hacia el norte, transbordo, tren hacia el sur, hice el primer tren, pero el transbordo, en lugar de seis minutos, son cuatro y el tren está en el otro extremo de la mayor estación ferroviaria de los Países Bajos, así que uno, que se conoce el tren al dedillo, se subió por la puerta que se queda junto a las escaleras al parar el tren y salí y tuve que tirarme al menos seis peos para incrementar la velocidad y llegar a velocidad de crucero corriendo, atravesar la estación de punta a punta, bajar las escaleras sin perder la dignidad y saltar en el tren ya perdiéndola, solo que mi Ángel de la Guarda estaba ya despierto e hizo que el tren que va hacia Ámsterdam llegara con dos minutos de retraso y el tren que va hacia el aeropuerto sale después de ese y por consiguiente, también tenía un retraso de tres minutos, con lo que pese al carrerón, al final no me hizo falta y hasta conseguí asiento. Una vez en el aeropuerto, en el mismo andén llega otro tren que es el que me lleva hasta mi destino final y allí, caminando a la oficina, solo que allí, tan al norte, la lluvia se había convertido en nieve y estaba nevando, aunque no cuajaba por la temperatura del suelo, que debe estar a unos ocho grados y por la temperatura al nivel del suelo, que era de dos o tres grados, obviamente insuficiente para mantener la nieve en su estado natural, o sea, como nieve.

    Me salto todo lo que sucedió durante la mañana y me centraré en un detalle. Cuando subía al pa’rriba, mandé un güazáaaa a un colega que ahora trabaja por allí y que fue mi mentor y todo, indicándole que the Chosen One estaba en camino por si quería ir a caminar con el Elegido al mediodía. El chamo me ninguneó y ni miró el mensaje. Yo sobre las doce y diez salí a caminar y mi Ángel de la Guarda me llevó por una ruta desconocida y en cierto momento como que decidí cambiar de ruta y voy escuchando mis podcasts, en este caso hablaban de la mejor serie del universo, The Last of Us, que no la recomiendo porque aquí hay mucho inculto y estaba enfrascado en la explicación del último episodio que vi ayer cuando en un semáforo, frente a mí, el colega que me estaba ninguneando. Es decir, en aquella zona industrial, con miles y miles de julays trabajando y en donde yo solo conozco a uno, sucede que ese es arrastrado hasta un semáforo frente al que me encuentro yo. Obviamente le saludé como se merecía, con un ¡gilipollas! y él se puso rojo y se disculpó y le digo a sus compañeros que de Uitverkorene es así, que se olvidaron de ponerme los filtros en la boca y yo suelto las carajotadas una detrás de otra, así que ya puestos, lo llamé truscolán, podemita y suciolisto y le deseé todo lo peor, siempre. Después caminamos juntos y al final de la caminata me llevó a su empresa y me hicieron jurar por las bragas más sucias de Mafalda que ni haría fotos ni contaría nada sobre los productos maravillosos que vi por allí, así que solo diré que visité el centro de desarrollo de esa empresa, visité los laboratorios, me reí de todos los frikis cejijuntos que trabajan allí, que todos sabemos que en esos sitios se cumple el mandamiento ese que dice Dios los cría y ellos se juntan y cuando acabamos la visita, nos despedimos y ya le avisé que seguramente estoy por allí en marzo un día y que como me vuelva a ningunear, le prendo fuego a su oficina y a su carro, que sé cuál es y después regresé a mi laburo para la sesión de tarde.

    Saltándonos de nuevo lo que pasó allí, después de las reuniones, una italiana me dijo que se bajaba a Bolduque y que si podíamos ir juntos en el tren hasta Utrecht. Ella es y era intimísima de la pava a la que yo sustituí, así que era una fuente de información interesante y fuimos juntos y me enteré de un montón de cosas. La chama durante el día flipó con lo que vio en los dos tramos que he obviado en esta anotación, así que no diré nada de lo que sucedió en esos hasta otro día.

  • El oro que no cagó el moro

    28 de febrero de 2023

    Está claro que el oro les gusta más a los moros que las putas a un político suciolista canario y en el mercado del oro es el despiporre del metal, con tienda tras tienda ofreciendo básicamente los mismos productos y allí los precios son de fantasía porque lo que quieren es que negocies el precio con ellos y montar los números artísticos que montan, tanto el vendedor como los compradores, que se gritan, se cabrean, amagan marcharse y todo lo demás. El día que yo fui el lugar estaba desangelado, pero era en Ramadán y cuando se hace de noche es cuando pueden jincarse la comida y supongo que la multitud prefirió el papeo al oro. Desde todas y cada una de las tiendas me llamaban y me llamaban para que me acercara y yo haciéndome el lolailo con los auriculares y mi mirando los escaparates, que además, puedo confirmar y confirmo que no tengo pasión ni adicción alguna por el oro y no poseo una sola joya del susodicho material, aunque al parecer hay oro en los microprocesadores y otros chips, con lo que seguramente mi ordenador tiene oro.

  • La paraElisa

    27 de febrero de 2023

    Si hay algo extra-ordinario en mi vida, eso son las pesadillas durmiendo. Yo sueño un montón, literalmente un montón y cuando me despierto en mitad de la noche y me entran ganas de hacer un pís, voy a mi baño que tiene la luz esa mágica y asombrosa que sale del retrete, que todos recordamos porque de eso se habló en La puerta a la decimotercera dimensión hace justito ahora tres años y la cosa sigue funcionando con la única diferencia que ahora tiene pilas recargables y cada cuatro o cinco meses, les jinco una carga nueva y siguen palante y hasta he visto que esta luz fascinante y maravillosa y también zarrapastrosa, hasta la venden de cuando en cuando en el supermercado tedesco ese tan famoso y hasta la mucama se ha comprado una después de verla en mi casa. Volviendo al concepto, yo me levanto, voy a La puerta a la decimotercera dimensión y mientras me vacío, pienso en lo que estaba soñando, que son siempre películas fabulosas de acción, que hay días que salvo el país, en otros la raza, o el planeta o hasta este y otros universos y esos sueños tienen unos detalles increíbles y después me vuelvo a acostar, me quedo dormido casi inmediatamente y los olvido y tengo otros, aunque por motivos que escapan a mi limitada comprensión, en el tramo final del sueño, aunque tenga sueño profundo, que en mi muñeca hay un dispositivo que controla esto, no los recuerdo, esos últimos sueños siempre son borrados de mi memoria antes de despertarme. Aunque llevo años intentando lo de los sueños lúcidos, lo he conseguido muy pocas veces y ya como que no me preocupa, resulta que no es lo mío o quizás mi cabezón tiene demasiada imaginación para limitarlo. En estos mundos oníricos que visito todas las noches, que suponen entre un veintipico y un treinta y pico por ciento del tiempo que paso durmiendo, solo una vez en el último año he tenido una pesadilla, o algo que podría ser descrito como una pesadilla antes de Navidad, ya que me pasó antes de las susodichas fiestas pero se me había olvidado hasta estos días que lo recordé.

    Estaba yo durmiendo y de repente, en mi sueño, era como si hubiera un fantasma, un espíritu o un demonio en mi keli y más concretamente, en mi dormitorio. Yo lo primero que pensé es que el Puerkagón se metió en el carro y se subió a los Países Bajos, que el cobarde criminal secesionista ese vive prácticamente al lado, pero después de descartada la idea, en ese sueño, como que la posibilidad de tener un demonio en la keli era muy real y se movía por la habitación totalmente a oscuras y yo lo podía oír acercándose a mí, cada vez más cerca, subiendo a la cama y yo que quería despertarme y salir cagando leches de mi keli pero en ese instante descubro que estoy paralizado, que lo noto viniendo a por mí pero no podía despertarme y de alguna manera era consciente que algún demonio truscolán, podemita y suciolista me estaba atacando. Me costó un montón pero al final logré despertarme y moverme y encendí las luces para comprobar que no se me había infectado la casa con esas ratas asquerosas. Después, comentándoselo a la mucama, que al trabajar de cajera en el supermercado es una erudita y tiene múltiples doctorados en nada y en todo, me informó que eso se llama parálisis o paraElisa del sueño y que su marido las tiene todo el tiempo porque duerme boca arriba con una máquina conectada para respirar por no se qué coñas parasicológicas que se le olvida respirar o se le paraliza la respiración o algo así, que yo cada vez que la mucama me cuenta historias de las coñas que suceden en su keli, pienso que se podría hacer una serie de televisión cómica y terrorífica con todo lo que sucede allí.

    Por suerte esto solo me pasó una vez y espero que no se vuelva a repetir, que yo prefiero mis aventuras galácticas, intergalácticas y con todo lo demás, incluso aquellas en las que empujo con un carro de supermercado a la gilipollas aquella que me puteó en la chamba anterior y cuando está en la carretera, le pasan por encima cienes y cienes de coches y nadie se para ni a mirar porque todos sabemos que las ratas no van al cielo y yo, en esos sueños, lo que más me parece de ciencia ficción es lo de tener un carrito de supermercado en las manos, que yo soy de cesta, que la cantidad de comida que llevo a mi keli es la que puede caber en la mochila y por eso, voy con frecuencia y compro poco y alterno supermercados, que mi lealtad está únicamente en mi bolsillo y no me importa ir a un supermercado a comprar un solo producto.

  • La semana pasada en Distorsiones

    27 de febrero de 2023

    Esta semana hablé de La corta e intensa existencia de Oeteldonk, un relato de un carnaval muy distinto a los que hay más al sur. En Dame carnaza tenemos el placer carnívoro y seguimos con cambios de temática en Seguro que lo estoy imaginando y de ahí salté a otro tema totalmente distinto en Tremendo mal rollo de batidores.

    Dubai Marina desde el mar
    El Burj Al Arab y al fondo el Burj Khalifa
    La torre del reloj de Deira
    Mercado del oro

    En Dubai vimos la Dubai Marina desde el mar y El Burj Al Arab y al fondo el Burj Khalifa, después cambiamos de escenario y fuimos a La torre del reloj de Deira y acabamos en el Mercado del oro. Creo que me queda algo más de una semana para acabar esta serie y pronto saldremos de la ciudad e iremos a ver el elemento que más abunda en aquella barriada periférica.

    Tenemos una nueva bicicleta, una Betronic pro electric bike que más bien parece una motocicleta y que ya he añadido al Álbum de fotos de bicicletas.

    Ant-Man y la Avispa: Quantumanía – Ant-Man and the Wasp: Quantumania
    Reposo absoluto – Bed Rest
    Ellas hablan – Women Talking
    Aftersun

    Fui a ver dos películas al Cine y por aquí comenté cuatro, comenzando con la patética Ant-Man y la Avispa: Quantumanía – Ant-Man and the Wasp: Quantumania, seguimos con la flojilla Reposo absoluto – Bed Rest y por suerte la cosa mejoró muchísimo con Ellas hablan – Women Talking y Aftersun.

    La comida que salió de la cocina de mi keli fue:

    Pan de arándanos rojos con naranja
    alubias con chorizo
    Yogurt griego
    Tortilla de papas con cebolla
    Magdalenas de arándanos rojos
    Poffertjes
    Caserola de pollo y enchilada
    Fartons
    Pollo frito coreano
    Tortillas de carnaval
    Pan de suero de mantequilla
    Tostadas francesas
    Solomillo de cerdo con miel y especias
    Pulled pork
    Churros
    Mantecados de Gran Canaria
    Pollo con beicon y puerro
    Pannenkoeken

    Y así transcurrió la semana.

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