No puedo dejar marchar el año 2007 sin poner algunas fotos de las setas que vi este otoño. Hasta el próximo domingo pasearemos juntos por uno de los bosques que rodean la ciudad e Hilversum y nos acercaremos a esas pequeñas maravillas que aparecen de la noche a la mañana e iluminan el bosque con su color. Los bosques en otoño son lugares mágicos, sitios para caminar todos los días porque seguro que cada vez que lo visitas es distinto, las cosas cambian, la luz salta de rincón en rincón y los colores compiten entre ellos por llamar tu atención sabedores que unos meses más tarde, el frío manto del invierno los sumirá en un tranquilo sueño.
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Algunos tiempos pasados no son mejores
Cuando alguien te dice que cualquier tiempo pasado fue mejor debes abandonar inmediatamente esa relación y sea tu mejor amigo, tu madre, tu esposa, tu hermano, tu marido o lo que sea, sal corriendo y no te acerques jamás a ese mal bicho porque está contaminado. Está bien el conocer el pasado para no repetirlo y es bonito el poder decir algo ubicándolo en la correcta línea temporal para demostrar que tu limitado dominio del idioma va más allá de poner caritas hechas con los dos puntos y el paréntesis en los mensajes de texto, pero chico, tampoco hay que pasarse.
Si no te dicen lo de cualquier tiempo pasado fue mejor pero descubres que hablan de eso que sucedió ayer en términos relativos al pasado y te dicen que había sido mejor que lo otro, entonces acabas de descubrir a uno de los cuatro hijoputas que quedan en el mundo que todavía usa el pretérito pluscuamperfecto, algo que quizás te suene vagamente familiar ya que en algún momento antes de llegar a los fantásticos años de las pajas y el sexo reflexivo seguro que te enseñaron en la escuela como bagaje vital para nuestra existencia y que olvidaste tan pronto como pasaste de curso. El pretérito pluscuamperfecto indica una acción pasada ocurrida con anterioridad a otra acción también pasada. Es decir, los incultos como yo preferimos expresarnos con frases simples y decimos algo tan lógico como me cagué por las patas pa’bajo después de comerme la garbanzada pero si eres un petulante soplagaitas dirías que había comido la garbanzada cuando me cagué por las patas pa’bajo. Parece lo mismo pero no es igual. La primera frase es lo que se oye en la calle, el populacho habla así, se expresa libremente y de forma sencilla usando un pasado sencillo que todos podemos comprender. En la segunda frase el cabrón que te la empeta es un terrorista lingüístico que te obliga a revisar la sintaxis y a percibir el hecho del acto de comer como anterior al de cagar de una forma sutil y ladina.
Esta semana pasada este maldito tiempo pasado que definitivamente es peor volvió a mi vida de manos del curso de holandés, idioma en el que es igual de inútil que en español. Uno no va largando pluscuamperfectos a aquellos a los que quiere, no piensa frases asignándoles tiempos verbales tan jodidamente específicos que deberían haber desaparecido hace mucho tiempo de todas las lenguas cristianas y quien tenga alguna duda al respecto es porque es una mala persona. En holandés se forma el pluscuamperfecto igual que en español, agarrando el verbo auxiliar haber y forzándolo a emigrar hacia el imperfecto pasado acompañado del participio del verbo que hemos decidido castigar y por supuesto hay que relacionar la oración con otra que ya está en el pasado dejando bien claro que la cochambrosa frase en pluscuamperfecto es anterior a la otra. Como todo ha de tener su excepción, los verbos modales holandeses se montan una orgía de desatinos y forman su pluscuamperfecto con el infinitivo del verbo modal y de aquel que realizaba la acción acompañados del imperfecto pasado del verbo haber y lo que nos queda es una frase con tres verbos que asusta al más pintado y que resulta imposible de entender para cualquier mal cristiano que como yo solo quiera cobrar la nómina y trabajar lo menos posible y ni te cuento si hay un verbo reflexivo de por medio y queremos conseguir asiento V.I.P. en el infierno usando alguna partícula temporal de esas que tanto abundan en holandés.
La última persona que usó el pluscuamperfecto conmigo en español murió hace mucho tiempo y ha sido toda una sorpresa comprobar que algo tan inútil y en desuso en mi idioma es un cáncer que también padecen los holandeses en el suyo. He realizado una encuesta nada profesional entre compañeros de trabajo y amigos y ninguno me supo decir cómo formar el puto pluscuamperfecto y una vez se lo expliqué reconocieron no usarlo en su vida.
Por desgracia lo tendré que usar esta semana en el examen final del nivel 3 y después lo podré volver a olvidar. Son las cosas de la vida, ya sabes, estamos obligados a repetir los errores del pasado y en esta piedra he vuelto a tropezar.
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La semana pasada en Distorsiones
Esta ha sido sin duda alguna la semana más intensa que he tenido este año y me la he pasado al trote de sitio a sitio o de actividad en actividad. Puestos a relegar algo opté por la bitácora, que viene a ser algo entretenido pero poco más. Comencé la semana volviendo de Dublín a Holanda, al día siguiente estuvimos en las Kaarsjesavond en Gouda, el miércoles actividades en mi casa, el jueves hubo de todo, el viernes visita de Dani y Waiting con cena de lujo incluida y el sábado en pie a las seis de la mañana para ir al aeropuerto a deshacerme de mis padres y después desayuno en Kamerik al que siguió la tala de un árbol. El domingo me relajé con la sesión de cine más intensa que he tenido en el 2007 y que constó de cuatro películas en dos cines distintos. Entre todo esto se coló algo de Por pasiva y por Sinterklaas con mis clases de Holandés ya llegando al final de este primer curso que acabará con un gran examen Dios mediante este jueves.
En lo referente a las fotos que vemos cada semana hemos capeado el temporal con el socorrido Club de las 500 que siempre está por ahí a la espera y pudimos ver una selección variada con Dunas de Maspalomas en el club de las 500, Gran Final en el club de las 500, Playa de las Canteras en el Club de las 500, Río Moldava y puente de San Carlos en el Club de las 500, Iglesia de San Victor en el club de las 500 y Molino de agua en la isla Kampa en el Club de las 500.
Además descubrimos la forma tan sutil con la que el ayuntamiento de Utrecht le recuerda a los transeuntes que hay que Mantener limpia la calle.
Hubo una sola película y fue The Golden Compass – La brújula dorada, en los próximos fines de semana retornaremos al ritmo habitual de dos por semana y durante las vacaciones es posible que incluso caiga alguna más.
Finalmente, una nueva receta para la sección de Cocinillas. Fue el simple y siempre delicioso Naan, ese pan que comemos cuando vamos a un restaurante hindú.
Este viernes emigro para Canarias durante dos semanas así que los que están por allí y quieren verme el careto ya saben como contactar conmigo.
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The Golden Compass – La brújula dorada
Sucede en muy pocas ocasiones que llego a una película acabando de escuchar el audiobook (o de leer el libro) y eso es lo que me ha pasado esta vez, en el tren que me llevaba al cine terminé el relato del primer tomo de una trilogía fantástica que seguiré escuchando inmediatamente. La primera parte se llama The Golden Compass o La brújula dorada que es la traducción del título al español.
Una julay con garrapata enorme en el cuello se va de juerga con un atajo de gitanos
Lo más injusto que le puede pasar a una película es que la comparen con el libro en el que se basa. Muy pocas soportan esta comparación porque siempre el libro es más rico, más denso, más preciso y además cada uno de los lectores se imagina el mundo en el que entra a través de las letras de una forma distinta. Si además se trata de una obra que no tiene un gran difusión y que pese a su éxito, es desconocida por la mayor parte de los neardentales que frecuentan las salas de cine, hay que ser aún más cuidadoso para no acabar creando un fiasco. Por desgracia la gente que decidió adaptar la novela de Philip Pullman
han fracasado tanto con ese grupo de personas que podría sentir alguna curiosidad hacia la historia como con los que ya conocían este universo y que saldrán del cine cabreados por la salvajada que se le ha hecho a la novela. Si encima el trailer de la película es una basura en la que lo más que se recalca es que ha sido creada por los mismos que hicieron el bodrio del Señor de los Retardillos y poco menos que nos dan a entender que volvemos a las tierras iMedias para caminar otras veinte horas y tirar un puto anillo a la basura, la cosa se pone más oscura.
Da igual que haya dinero a destajo para gastar en efectos especiales cuando lo primordial, que es el guión, ha sido cortado y recortado tantas veces que lo que queda es un galimatías sin sentido. Nos presentan un mundo parecido pero no igual al nuestro, un lugar a priori interesante pero después de unos minutos se les va el santo al cielo y comienzan a desbarrar sin freno, con una niña que no da el tipo y que definitivamente no está a la altura de la chiquilla que aparece en el libro, unos gitanos que parecen sacados de la trilogía de Piratas del Caribe y a los que se les presume gitanos por la línea negra de los ojos y el exceso de maquillaje rojizo, una bruja que parece un zorrón heroinómano y unos buenos/malos que en lugar de actuar recitan sus papeles sin pena ni gloria. Casi que lo mejor son los animales creados por ordenador porque al menos estos fueron el fruto de una gente que ama su trabajo y procura hacerlo lo mejor posible.
Cuando ya íbamos por la mitad de la historia, la gente salía para ir al baño, para comprar más comida o por andar un poco y no caer dormida. Los seguidores del libro se revolvían en sus asientos con la licencia para asesinar la novela del director y los otros recibían oleada tras oleada de información sin tener capacidad para procesarla. Aquellos que osaron llevar chiquillos al cine veían como se les revolvían y se alteraban de puro tedio y así llegamos a un final que da lástima y que posiblemente haya conseguido asesinar la trilogía y convertirla en su versión cinematográfica en una única y solitaria película.
No la puedo recomendar a menos que seas un fan a muerte del cine de fantasía y tengas un estómago lo suficientemente curtido como para tragarte cualquier cosa.