Lincoln casi nunca está solo. Siempre hay gente que lo visita, ya sean las dos de la tarde o la medianoche. A la hora a la que hice esta foto aún llegaban autobuses con turistas en una fría noche de diciembre para ver al Padre de la Patria. El aguanta estoico sentado en el centro de su gran templo mirando hacia el Capitolio.
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Velas y amigos
Me encanta la luz de las velas. Me fascinan los movimientos de la llama, que parece colgar impertérrita de la mecha y danza alegremente una veces retorciéndose, otras veces quedándose quieta y en muchas ocasiones jugando a parpadear durante unos instantes como si se fuera a apagar para de repente recuperar la calma. Ahora que se va la luz volvemos a acordarnos de las velas y mi casa está llena de ellas. Mientras escribo esto tengo diez velas enormes encendidas en la mesa del salón y si me decidiera a usar el cien por cien del inventario podríamos estar hablando de unas veinte velas. Las hay de diferentes colores: terracota, rojo, beige, blanco, naranja y negro, unas de setenta horas de duración, otras de cincuenta o de treinta y si hay algo para lo que siempre encuentro tiempo es para ir a las tiendas a comprar más velas.
Me habría gustado tener una chimenea en mi casa pero no pudo ser, al menos no en esta vivienda. En la próxima me aseguraré de tener una gran chimenea y un rincón en el jardín lleno de troncos de madera para alimentarla. Este fin de semana estuve en casa de mi amigo el Rubio. Me invitaron a pasar con ellos el viernes por la tarde y el sábado por la mañana porque yo tenía otra cita por la tarde ese día. El viernes nos dedicamos a cortar madera en el jardín, con la sierra mecánica y el hacha. Es una actividad totalmente alejada del mundo cibernético, algo mecánico y físico que implica una gran coordinación. Al principio es como si fueras un bebé incapaz de golpear en el sitio adecuado pero poco a poco le vas cogiendo el tranquillo y terminas por dominar este arte. Nos hicimos un montón de madera enorme y después encendimos la chimenea y nos sentamos a su alrededor a tomarnos un capuchino y contar historias.
La lluvia solo consiguió volver perfecta la noche, la cual se alargó hasta bien entrada la madrugada, regada de cervezas belgas triples que acompañamos con jamón serrano y cacahuetes. Habíamos cenado un kilo de mejillones holandeses cada uno y estuvieron sencillamente perfectos. Es la cuarta vez esta temporada que como mejillones y espero que no sea la última.
Por la mañana nos reunimos todos en la cocina a comer pannenkoeken, crepes holandeses regados de un sirope riquísimo y tras el desayuno estuvimos cortando madera un rato más antes de irnos a caminar a un bosque hasta la hora de comer, momento en el que me despedí y me dirigí hacia mi segunda cita.
Ya hay setas por todos lados. Han aparecido en las dos últimas semanas y pronto comenzaré a hacerles fotos a granel. Ya sé que siempre parecen las mismas fotos pero para mi todas son distintas y aún más divertido que ver la foto es componerla, tirarte en el suelo sobre una bolsa enorme de basura para encontrar el ángulo que quieres, jugar con una linterna con la que apuntas hacia la seta para resaltarla y limpiar sus alrededores para hacer la foto de la seta perfecta. Definitivamente estamos en otoño, la mejor estación del año, la más hermosa. Bienvenidos al mundo de las hojas caídas, las setas y la luz de las velas.
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Korean War Veterans Memorial por la noche
El Korean War Veterans Memorial es el más tenebroso por la noche. Los soldados parecen estar en una misión en la ciudad de Washington D.C. y al fondo podemos ver el edificio del memorial de Jefferson mientras ellos avanzan en dirección al Capitolio.
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La semana pasada en Distorsiones
Lo primero es lo primero. Al igual que en otoño caen las hojas de los árboles por aquí ha sucedido algo similar y desde el lunes tenemos nuevo aspecto, más propio de estas fechas y con muchas setas en las imágenes de la parte superior. Son las Distorsiones de Otoño y nos acompañarán hasta que la Navidad altere nuevamente el aspecto de la bitácora. Si la semana pasada todo eran relatos, esta semana es más bien de ombliguismo y similares, que es más sencillo de escribir. Comenzamos con Un nuevo boleto de lotería que me han dado y a finales de octubre sabré si gano premio y me echan a la puta calle o me quedo hasta el próximo sorteo. Esta vez yo apuesto porque no voy a ganar. También tuvimos Más de lo mismo, la típica iteración de una reflexión que vengo haciendo en los últimos siete años y finalmente he comenzado Un nuevo curso de holandés que espero sea el definitivo.
Las fotos siguen siendo de la ciudad de Washington D.C. y hemos podido ver Tumba del Soldado Desconocido, Wright Flyer, Spirit of St. Louis, R2D2 y C3PO, El Capitolio de noche y Washington Memorial iluminado.
Esta semana no hubo nada de cine y en su lugar tuvimos el Libro The Lovely Bones – Alice Sebold, una novela muy entretenida y que seguro que muchos habéis leído. También tuvimos dentro del Folclore Nórdico a La casa que se quería escapar y tendréis que ver la imagen para comprenderlo.
Como en los trimestres anteriores aprovecho para poner una imagen con las visitas de los tres meses pasados:
Pese al verano el tren de esta bitácora continuó a plena potencia e incluso tuvimos un récord absoluto de visitas en el mes que acaba de terminar. Yo no sé que verá tanta gente para entrar aquí. En lo que va de año hemos superado las visitas del año pasado y a este ritmo nos quedaremos cerca del medio millón de páginas servidas a finales de diciembre. Supongo que es un momento tan bueno como cualquier otro para daros las gracias por perder un rato cada día leyendo mis boberías y a los que hacen un esfuerzo y comentan pues dobles gracias por hacerlo.