¿Nunca os ha pasado que se os olvida una historia fantástica? Odio cuando esto me sucede. Esta semana me desperté un día a las cinco de la mañana de una pesadilla y lo recordaba todo. Me levanté, bebí agua y me acosté pensando en la historia. Era tan buena que hice una segunda parte. La primera se iba a llamar Crimen y la segunda Castigo. Lo tenía todo pensado y solo debía sentarme con el portátil y escribirlo pero me confié demasiado. Por la mañana me dio pereza y no lo hice. Creo que estuve acabando alguna otra idea porque como siempre, trabajo en cuatro o cinco cosas a la vez. Me fui andando a la playa repasando ambas historias, la que soñé y la que continuaba mientras estaba despierto e incluso maquiné una tercera anotación para explicar Dónde y cómo se gestó el Crimen … y el Castigo. En total miles de palabras que volaban por mi cabeza y que juntas formaban un cuadro impactante y hermoso (al menos a mí me gustaba).
Después de volver de la playa me duché y salí, hice unas compras, cené por ahí, fui al cine y volví a casa bien de noche. Por la mañana al levantarme cogí el portátil, arranqué el Abiword y fui al lugar del documento en donde había escrito los títulos. No me acordaba de nada. Ni del Crimen ni del Castigo. Por más que lo intento no consigo eliminar el bloqueo y ya he desistido. Sé que no merece la pena agobiarse por ello porque estas cosas no son como las matemáticas, no es una ciencia exacta. Igual hay suerte y uno de estos días, cuando menos me lo espere se abre alguna compuerta en mi memoria y tendré que salir por patas buscando el ordenador o un papel para escribirlo (al menos la idea básica). Si no sucede así, espero que los hados que escucharon mis pensamientos hayan disfrutado con esa historia que por ahora tienen en exclusiva.
No es algo que me ocurra con frecuencia, quizás dos veces cada año pero siempre te molesta un montón. Si escribiese con una frecuencia semanal, entonces no me preocuparía, pero cuando tu objetivo es hacer cerca de mil palabras por día y tratar de ser original al menos una vez por semana, entonces si que jode el perder el hilillo que llevaba hacia algo diferente y rotundamente divertido. Hay que tener en cuenta que desde comienzos de Diciembre del 2004 no he reducido la frecuencia y he logrado mantener el paso. Ha sido un reto personal, una forma de imponerme algo de constancia y forzar el hábito de la escritura, algo que os puedo asegurar no es nada fácil. Uno mira la pantalla, cierra los ojos, respira hondo y deja que algo mágico suceda. Muchos días sé exactamente lo que quiero decir y como hacerlo pero en otros yo soy el primer sorprendido con el producto que obtengo. A veces me pilla después de una juerga, medio borracho y en otras ocasiones lo planifico con tiempo y hago en un par de horas varios miles de palabras. Algunos días llego cansado después del trabajo, me preparo la cena y en lugar de tirarme a ver la tele me siento a crear una nueva Distorsión. En otras ocasiones miro mi agenda, veo los eventos a los que me han invitado y me pregunto como coño voy a conseguirlo y de alguna forma lo logro, al final llega una idea y en un cuarto de hora la estiro como el chicle.
Una verdadera lástima lo de estas tres historias que he perdido sin quererlo y que espero volver a encontrar algún día. Me queda el consuelo de saber que otras muchas historias han nacido durante estas vacaciones y varias ideas han quedado debidamente registradas. No sé si estarán a la altura de las circunstancias pero al menos llenarán el espacio que estaba reservado para esas otras.
Esta anotación servirá para recordarme que no he de dejar para mañana lo que debo escribir hoy y también que mi cerebro, aunque enorme y tremendamente privilegiado, también puede sufrir una pájara y dejarme tirado cuando menos me lo espere.