Reflexionar no es algo que se me de bien. Soy demasiado insubstancial y vulgar y estoy más en el negocio de las ordinarieces y vulgaridades y total, siempre pensé que mi profesor de filosofía era un hijoputa y un fracasado, lo cual ayudó a deformar mi patética personalidad y llevarla hacia donde está en la actualidad. Aún así, de cuando en cuando mis amigos y conocidos tratan de forzar mis retorcidas conexiones neuronales y extraer de ellas algo más que pensamientos obscenos. Como esa parte de mi cerebro fue marginada en el reparto de prioridades tardo un tiempo en procesar la información y cuando ya se han olvidado del asunto aparezco yo y la cago con mi estúpida reflexión. Hoy voy a desarrollar las teorías de una noche de Agosto cuando me junté con mi amiga Plus y con bleuge y entre copas y montaditos hablábamos de la amistad.
Antes de seguir creo que conviene resaltar que tanto plus como un servidor somos seres excepcionales, matrícula de honor en C.O.U. y con un historial que si lo pudierais leer os morderíais las uñas de los pies de rabia y envidia. No solo eso, semos fantásticos y maravillosos y lo sabemos.
Tras un par de temporadas sobre la superficie del planeta uno se va dando cuenta que esto de la amistad es un asunto complejo y que requiere algo de cuidado. En nuestros primeros instantes regalamos la amistad a todo el mundo sin más contemplaciones. Después en el colegio nuestras amistades salen de las clases en las que matamos un montón de horas al día y más o menos cuando llegamos al bachillerato (o como coño se llame ahora) es cuando comenzamos a discriminar y seleccionar a aquellos a los que queremos llamar amigos. Uno podría pensar que esas son las amistades que nos durarán el resto de nuestras vidas pero no siempre es así. Hay gente que cierra el círculo bien pronto y otra que en este aspecto es bastante inestable.
Con el paso de los años he llegado a la conclusión que esto de la amistad es un deporte de algo riesgo al que no me canso de jugar. Yo soy de los que ganan y pierden amigos prácticamente cada semana y no le doy mucha más importancia. Ya sé que suena frívolo y demás pero prefiero una buena amistad de dos meses que una mierda aburrida de quince años y no tengo ningún problema en acabar y cortar por lo sano cuando veo que comienzan los títulos de crédito. Con tanto meneo en mi entorno uno tiene que currarse lo de la cantera y renovar a menudo y después de este tiempo hay una serie de filtros que han de pasar los que opositan para ese puesto.
En mi caso la amistad entra por los ojos y a mí que no me cuenten milonjas que esto es siempre así. Yo jamás me planteé ser amigo de Inma Monster por más bella persona que pueda ser en su interior porque la hijaputa era más fea que Tizio y asustaba a su propia sombra. Ya sea hombre o mujer, los amigos han de alcanzar un mínimo visual. Uno no quiere mezclarse solo con bellezones pero los orcos mejor en la Tierra Media. Ahora me dirá alguno que con los tíos no importa y bla, bla, bla y quiero que sepáis que estáis equivocados. Quien se junta con un feto reduce drásticamente sus posibilidades de cara a la galería y daña su imagen sin remedio u os creéis que la chocha esa que tanto os gusta os lanzará una segunda mirada si siempre que coincidís en la disco os encuentra con el primo hermano de Quasimodo con ese ojo retorcido y esos dientes negros. Olvídate. Así que antes de aplicar la bobería esa de la belleza interior y demás piensa que tú también la quieres meter en caliente y elige a tus amigos con un mínimo de apariencia. Este primer criterio criba gente a destajo y lo practica todo el mundo aunque lo negamos pero eso explica por qué vuestras amigas no son bigotudas ni tienen unos tobillos como columnas dóricas.
Una vez tenemos un grupo más reducido y aún buscamos amigos entra el criterio más importante que no es otro que el de la paridad. Me ha costado un montón de años y tropezones para afrontar la verdad. Uno no puede luchar contra los desniveles intelectuales y no llegamos a ningún lado intentándolo. En mi caso yo ya he renunciado a tratar con gente sin formación universitaria. Hay todo un universo que nos separa y ese vacío es insalvable. Yo ya saco el tema de los estudios en la segunda frase para no perder mucho tiempo y ahorrar esfuerzo. Cuando lo hablábamos aquella noche Plus y yo coincidíamos en el asunto. No es nada personal ni clasista, es básicamente porque las amistades son algo muy serio y que cuesta mucho hacer funcionar. A mí el título universitario me garantiza que al menos han leído un libro y que posiblemente pueden comprender mi intrincada manera de hablar y podrán contar alguna batallita de su época universitaria. Si hubiera estudiado formación profesional habría hecho lo mismo pero con la gente de mi nivel porque me la sudarían bastante esos bordes aquejados de titulitis ….
Tras esta nueva selección el grupo se vuelve a reducir y solo quedan las afinidades y aquí si que vale todo. Yo busco gente diversa, independiente, que tengan bien claro lo que quieren y como lo quieren. Ya estoy mayorcito para reinonas del drama, para aguantar estupideces y para perrillos falderos. Al contrario de lo que se pueda pensar no me preocupa la religión, ni el color, ni la orientación sexual, ni ningún otro de esos criterios y el espectro de mis amigos lo demuestra. Como ya he dicho, tampoco pienso que la relación deba nacer con la intención de durar por siempre. Si sucede así, mejor, pero si no, tampoco pasa nada. Mi círculo se expande y contrae continuamente y hay gente que permanece en el mismo durante años y años y otros que salen después de un corto periodo de tiempo. No hay nada malo en ello y aunque la magia se haya acabado, fue bonito mientras duró. Algunos de mis mejores amigos han surgido de la necesidad y otros de la casualidad. Antes de emigrar fuera de España me apunté en una lista alemana para conocer amigos y practicar el inglés mediante correo electrónico y de ahí vienen des de las personas más cercanas. Al trabajar en Lucent elegí a mi amigo el Rubio y lamentablemente ya no somos amigos, somos hermanos, familia. Por supuesto yo creo que en un nivel subjetivo esto sucede en ambos sentidos, es un contrato entre dos partes y ambas han de consentir. Tampoco tengo problemas en poner en suspenso durante un tiempo una amistad y recuperarla un tiempo más tarde y reanudarla sin más problemas.
¿Adónde nos lleva todo esto? A ningún lado supongo, pero al menos puedo decir que estoy contento con los amigos que tengo y que todos y cada uno de ellos sabe que si están ahí es porque son algo muy especial para mí.