En un mundo que estuviera del revés las tías que llevan falda o minifalda serían las más populares y entre esas las que no se ponen bragas acapararían todas las miradas disponibles. Las faldas largas taparían las caras de las mujeres que las usan y tendríamos que juzgarlas por su chocho y no por su belleza exterior. Estoy seguro que inmediatamente surgirían organizaciones para protestar y reivindicar la belleza exterior y nos llamarían superficiales y descerebrados por fijarnos únicamente en el coño de una mujer y no en lo bonita que es su cara o lo perfecto de sus rasgos. Sería un mundo más justo y más centrado en el tema que el actual, en donde la cosmética, la cirugía plástica y las tendencias de la moda nos alejan de aquel que tendría que ser el objetivo primordial de las relaciones humanas. Imaginad como sería un paseo por cualquier calle de país poblado por mujeres con Burkas, todas esas piernas y esos piporros al aire. Esa gente aprendería a disfrutar de estos pequeños momentos, tendrían algo de alegría visual en su vida y puede que todos viviéramos mejor. O eso o reescriben su hoja de ruta también conocida como Corán y añaden una cláusula para que los pantalones sean de uso obligatorio entre las féminas.
En un mundo que estuviera del revés Escocia sería un destino turístico de primer orden para cualquier mujer. Los hombres llevarían la mercancía expuesta y las mujeres podrían juzgarnos por lo que en realidad somos, un colgajo entre las piernas.
En un mundo del revés las tetas también colgarían hacia arriba y esas hembras que las llevan colgando hasta el ombligo se podrían beber unos vasillos de leche de cuando en cuando ya que tendrían los pezones a tiro de chupetazo. En este caso las faldas largas ayudarían a ocultar el asunto.
En un mundo del revés las películas comenzarían por los títulos de crédito y sabríamos como acaban desde el comienzo, o el final, o lo que sea. Los conciertos arrancarían con los vises y uno se correría antes de follar. Para las chicas que no son capaces de llegar al orgasmo pero que no se atreven a reconocerlo tendrían que arrancar la faena con una excelsa interpretación orgásmica para después continuar con el resto. En ese mundo primero nos sacudiríamos el rabo y después mearíamos y uno se limpiaría el culo antes de cagar. Comeríamos primero el postre y acabaríamos con los entrantes. Uno tendría que ser despedido de un trabajo o dejarlo voluntariamente antes de llegar a hacer algo en el mismo y el día que acaba nuestra relación contractual sería ese día en que hacemos la entrevista de trabajo.
En un mundo del revés naceríamos viejos y moriríamos jóvenes. Los mejores años de nuestra vida serían los últimos, ajenos a todo y disfrutando de la teta que nos alimenta sin más preocupación.
Me pregunto por qué el Creador hizo las cosas del derecho cuando está claro que habría sido mejor interpretarlo todo del revés.