Distorsiones

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  • El rincón del parque

    8 de mayo de 2006

    Quien le iba a decir unas horas antes que el día iba a terminar de esa forma. Estaba sentada frente a la tele, desnuda, abrazando sus pies para darse algo de calor. Sus labios vibraban ligeramente como consecuencia del frío. Se movían al ritmo que imprimían sus dientes, que claqueaban suavemente. En la tele no daban nada interesante, solo esos programas de tele tienda en los que se venden objetos inútiles y absurdamente maravillosos. El tipo que aparecía ahora en pantalla había cocinado en los últimos quince minutos más cosas que ella en los últimos dos años. De sus manos salía una comida tras otra, casi sin esfuerzo y todas luciendo fantásticas. Por supuesto es todo falso pero aún así te dan ganas de llamar al número de teléfono que aparece en la parte inferior y encargar uno de esos cacharros.

    Estaba a oscuras, solamente iluminada por los reflejos de la tele. Ver tanta comida le había abierto el apetito pero no le apetecía andar hasta la cocina descalza y ni siquiera sabía si allí podría encontrar algo de comer. Apretó aún más fuerte sus piernas tratando de arrebujarse. A pesar del frío se sentía muy bien consigo misma.

    … unas horas antes …

    Habían quedado en el parque junto al colegio pasado el mediodía. Siempre se veían en aquel lugar y rápidamente se perdían en el vacío del recinto, a esas horas únicamente visitado por jubilados y madres con niños pequeños. Allí se sentían a salvo de miradas indiscretas. ?l se estaba retrasando pero por supuesto no lo podía llamar. La discreción de sus encuentros lo impedía. Algún día se terminaría sabiendo y ella prefería que ese momento no llegara nunca o al menos que no sucediera antes de acabar la relación. Todas las cosas tienen un principio y un final y es bueno saberlo de antemano. El disgusto no te lo puede quitar nadie pero al menos estás más preparado para continuar hacia delante, seguir tu camino. En la puerta del colegio algunas madres hacían guardia, sin saberse muy bien por qué. Su instinto las ataba al lugar en el que aprendían sus vástagos y las obligaba a permanecer alerta hasta que salían. Eran siempre las mismas y se pasaban las horas hablando entre ellas, sin otra cosa que hacer. A su manera le daban pena ya que los chiquillos seguirían creciendo y tarde o temprano se desharían de sus madres. El tiempo no perdona a nadie. Seguía sin llegar. Ya no podrían estar juntos más de un cuarto de hora. Comenzó a ponerse nerviosa. No era la primera vez que sucedía pero le molestaba porque alteraba su cuidada planificación. Unos pájaros se cortejaban en un árbol cerca de la entrada del parque y por unos instantes los estuvo mirando. Saltaban de rama en rama de una manera que solo se puede definir como indiferente. No prestaban atención a la magia del vuelo, esa capacidad que a nosotros nos está vedada. Volvió a mirar la hora, la enésima vez desde que estaba allí esperando y cuando alzó la vista lo vio venir.

    Como siempre que se encontraban, un impulso eléctrico recorrió su cuerpo, algo mágico que la llenaba de energía y le quitaba todo el cansancio de encima. Puso la más radiante de sus sonrisas y esperó a que la alcanzara. Sin decir palabra entraron en el parque y solo cuando se convencieron que nadie los podía ver desde la calle se abrazaron y se desató la pasión. ?l le besaba el cuello y la agarraba por el trasero aplastándola contra su cuerpo. Se dejaba hacer y le susurraba boberías al oído. Eran más o menos de la misma altura y eso lo hacía más fácil. No le gustaban los hombres más altos porque se sentía mal teniendo que mirarlos desde abajo. Era una tontería pero de alguna forma sentía que cuando eran de la misma altura la relación era más igualada. Se metieron en un rincón que habían frecuentado muchas veces y aprovecharon los pocos minutos que tenían juntos toqueteándose y jugando como dos jóvenes enamorados. En algún momento pasó un grupo de ancianos y escucharon los comentarios que hicieron, producto de la envidia por no poder ser ellos los que estaban allí.

    Cuando uno se lo está pasando bien el tiempo vuela y así sucedió ese día. Tenían que volver y ambos lo sabían. Se separaron a regañadientes y salieron del parque después de comprobar que no se notaba nada. Aunque iban a la misma oficina cada uno echó por un camino distinto. Seguramente se volverían a encontrar en la puerta del edificio y entablarían una conversación casual, solos o en compañía de otros. Ella escogió el camino más largo. Le gustaba porque pasaba por una calle llena de casas antiguas de grandes porches llenos de flores y adorables señoras que se sentaban en ellos a hacer punto, leer o escuchar la radio. Esperaba llegar algún día a ser como ellas y disfrutar de esos pequeños placeres sin tener ninguna otra preocupación. No había ido mal del todo pero comenzaba asentirse insatisfecha. Estas pequeñas ráfagas de pasión en el parque ya no la colmaban, quería algo más, un lugar donde encontrarse, un poco más de tiempo, cierta tranquilidad y comenzó a maquinar la forma de conseguirlo porque sabía que si tenía que esperar a que él tomara la iniciativa esta nunca llegaría. Algunos hombres casados parecen ser incapaces de tomar una decisión y se dejan llevar sin oponer resistencia.

    Como esperaba se encontraron en la puerta del trabajo y entraron juntos, hablando animadamente sobre asuntos de la oficina. nadie sospechaba nada, nadie podría imaginar que entre ellos había algo, o eso esperaban, pero en un rincón de la recepción, una mujer los escrutaba con ojos casi cerrados por la rabia y con una lágrima deslizándose por su cara.

    Se perdieron en el ascensor y cuando la puerta se hubo cerrado y volvían al despacho, la mujer se puso en movimiento y salió de la oficina con paso cansino, llorando calladamente detrás de sus gafas de sol.

    Esta historia continúa en tiempo de venganza

  • La semana pasada en Distorsiones

    8 de mayo de 2006

    Pocas semanas han dado tanto de sí como la que acaba de culminar y quizás ninguna otra conseguirá una plaza en el Olimpo de la infamia y la zafiedad. Los siete días que pasaron la semana pasada han sido únicos por múltiples razones que tendréis que averiguar leyendo las diferentes anotaciones. En estos siete días han predominado los Desvaríos y esto ha provocado que salvo Todo por la pasta y El vaso medio vacío el resto de la temática personal esté muy distorsionada. Aquellos con ínfulas de buenos cocineros se deberían leer la primera de estas anotaciones y quizás tengan a bien de mandarme sus recetas, las cuales agradecería de todo corazón si tuviera uno.

    El Cine vino por partida doble con V for Vendetta  y Ice Age: The Meltdown – Ice Age. El deshielo. Ambas están bien aunque no son nada del otro mundo. Se puede sobrevivir en este mundo sin verlas y ahora que el calor y el buen tiempo aprietan, hay mil millones de formas alternativas para pasar vuestro tiempo libre.

    Las Fotos están dedicadas por completo al Koninginnendag del que ya hablé la semana pasada. Los instantes que he capturado han sido: Furia naranja, Soldados de la reina, Marea humana, Escupe a los alemanes y Furia de hembras naranjas.

    Y llegamos a los Desvaríos, la salsa que aliña esta página desde tiempos lejanos. Cada uno de ellos es un nuevo clavo que me condenará al infierno y al menos por eso deberían leerlos y revisar su paupérrima opinión sobre mí. Pueden comenzar por La fea del bar en donde se trata de comprender ese fenómeno de chochas con compañera aberrante y seguimos con La chocha del martes o esas mujeres inalcanzables. A continuación vendría SexCamp un capítulo de mi vida nórdica que hay que leerse para llegar a creer y finalmente terminamos con El primer papayo maduro o un nuevo comienzo de temporada de avistamientos.

    Seguimos en esta fase de brevedad e imprecisión. Si alguien quiere gastarse sus cuartos, puede emplearlos en comprarme alguna de las cosas que aparecen en las siguientes listas:
    – Wishlist en Amazon UK
    – Wishlist en Amazon USA

  • Ice Age: The Meltdown – Ice Age. El deshielo

    7 de mayo de 2006

    Esta es una de esas secuelas que vas a ver porque tienes un buen recuerdo de la primera y porque el trailer es cachondo. No es que se pueda esperar gran cosa de la película ni que sepamos que vamos a recibir un baño de incultura que sea acorde con nuestras expectativas pero tampoco nos hace falta. Estoy hablando de Ice Age: The Meltdown o de Ice Age. El deshielo. Sobre el título en español felicitar al gilipollas que lo tradujo porque la primera película se llamaba en nuestro idioma La edad de hielo así que quizás podría haber respetado las reglas un pelín más y no crear esta basura de título que parece un insulto para todos los que compartimos la lengua de Cervantes. Si ese señor tiene a bien de enviarme una foto de su madre, la pondré en mi retrete y así me cago todas las mañanas del mes de mayo en la madre que lo parió.

    Retornando al tema, voy al cine y me encuentro conque volvemos a tener a los tres putos bichos que siguen siendo igual de apajarados que en el pasado y que ahora descubren que la tierra se está deshelando. Así que donde dije digo es hora de decir Diego y se embarcan en una aventura para llegar a lugar seguro. Hay unos nuevos personajes, en particular una mamut putilla y ramera que se quiere follar al mamut para hacerle guarrería sexuales de todo tipo y porque ha oído decir que una corrida de un bicho de esos es como una horchata de tamaño extragrande. En paralelo con la trama principal tenemos a la ardilla que sigue tratando de encontrar una puta bellota y comérsela con el mismo índice de fracaso que en la primera parte.

    No es que la película sea mala, es que es infantil. Yo ya no tengo edad para estas cosas. Deberían avisar a la entrada diciendo que esta no es otra de esas interesantes películas de animación con un guión para adultos y que en su lugar han hecho algo para que la chiquillería de menos de seis años se lo pase bomba. Porque a esos los marcará de por vida y la recordarán en décadas sucesivas como uno de los grandes momentos de su infancia pero para mi no pasará de una mediocre continuación que estiró algo que era bueno y lo vulgarizó hasta niveles insoportables. No creo que vuelva a ver una película de esta saga en caso de que se decidan a exprimir las ubres de la vaca una vez más. Para mí ha sido suficiente.

    Si te enorgulleces de tu electroencefalograma plano y consideras que uno de tus puntos fuertes es tu incapacidad para comprender sentencias compuestas y palabras de más de ocho letras, esta película lleva tu nombre en un cartel luminoso y no deberías perdértela. Si tienes niños pequeños, es de obligado visionado y procura tomarte un nolotil antes de entrar en el cine para que al menos disfrutes con una experiencia mística. Para los demás, espérense al pase por la tele.
    gallifantemedio gallifante

    Technorati Tags: cine, ice age: the meltdown

  • Furia de hembras naranjas

    7 de mayo de 2006
    Furia de hembras naranjas

    Furia de hembras naranjas, originally uploaded by sulaco_rm.

    Estas dos estaban exaltadas. Me encantan las gafas de folclórica de la de la derecha y la sensación de movimiento que da su mano alzada. La otra debe ser una revolucionaria.

    Hay más información sobre Holanda en la anotación Guía para el turismo en Amsterdam y Holanda y también puedes ver el Álbum de fotos del Koninginnedag

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