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  • Un domingo de playa

    4 de abril de 2006

    Los fines de semana la playa se llena de gente y se ve de todo. La semana pasada he estado rodeado por unas cincuenta personas mientras descansaba en la playa y este fin de semana había más de mil personas en el mismo lugar. Lo primero que notas es la reducción de tu espacio vital. Sin llegar a los niveles de agobio de la playa de las Canteras, lugar en el que en ocasiones te ves con las uñas negras del que está por detrás tuya sobre tus hombros, se ha notado la ausencia de grandes huecos en la playa. Con la gente llegaron los chichones a porrillo y las familias esas que mueven quinientos kilos para pasar cuatro o cinco horas en la playa. Vienen con cuatro sombrillas que ponen en donde les sale de los güevos y a partir de ahí comienzan a dar viajes a los coches y traer sillas, neveras, butacas, toallas, bolsas de plástico, tupperwares y demás. La zona se puebla de chiquillos, abuelas chillonas y demás. Esta gente produce más ruido que un avión en pista de despegue. Levantan arena y molestan a todo el que se pone cerca y lo único que se puede hacer para combatirlos es coger la toalla y emigrar a otro lado. Por suerte a mí me gusta ponerme bien arriba y los pachangueros de playa buscan siempre la proximidad del mar.

    La parte más alejada de la orilla se llena de parejitas que vienen a pasar una o dos horas y a picotearse sin descanso. Están todos cortados por el mismo patrón. Ellas meten barriga y empujan tetas hacia afuera continuamente pensando que ellos no se dan cuenta de lo que están haciendo. Por lo general estas chiquillas no practican el top-less, algo reservado para hembras de más edad. Ellos se ponen bañadores de natación y cada vez que ellas miran hacia otro lado se pegan un apretón al paquete y se recolocan el rabo para que marque un volumen apetecible para las chicas. De nuevo parecen creer que ellas no se dan cuenta de lo que están haciendo. Es tan obvio que da risa. Te ves a los dos tratando de mantener el armamento en perfectas condiciones para una revisión y tan preocupados por el mismo que ni hablan por no cagarla.

    Las divas desaparecen de la playa durante los fines de semana. Lo entiendo. No pueden ser admiradas en las condiciones adecuadas y encima corren el riesgo de acabar cubiertas de arena o de algo aún peor además de tener que soportar las lascivas miradas de viejos y casados que babearán descaradamente con sus ojos posados en las tetas de las chicas o en esos montes que se adivinan bajo los estrechos bikinis.

    El nivel de las conversaciones también baja mucho. Las macro-familias no parecen tener ningún tema del que hablar. Se gritan unos a otros y se insultan entre ellos pero sin que exista contenido. Las madres se pasan llamando la atención a los chiquillos para que no entren en el agua con aullidos del tipo ¡Ayoooooooze, te voy a dá una hostia como no salgas ya! y similares. De cuando en cuando critican a alguna que ha llegado a la playa y que conocen con esas lapidarias frases envenenadas Mira a menganita. Hay que estropeada que está, mira lo gorda y fea que se ha puesto. Esto no sale de la boca de una sílfide sino de la de una tipa que lleva el chaleco salvavidas integrado en su cuerpo en forma de michelines grasientos que deben pesar unos treinta kilos y que tienen unas patotas con tobillos como columnas. Más tarde la mentada se pasará a saludar y todo serán comentarios como ¡Hay que bien estás mujer!, ¡Que bonito el color del tinte y el corte de pelo! y cosas por el estilo. Las dos se lanzarán unos dardos envenenados y tras un rato de fuego cruzado se separarán cagándose en los muertos de la otra pese a que por fuera muestren una gran sonrisa.

    Lo único que nos mantiene a salvo de ellos es la arena abrasadora. Te pones en un sitio en el que la arena debe estar a cincuenta grados o más y después de extender tu toalla procuras que ni un centímetro de tu piel toque la arena o sufrirás una quemadura gloriosa. En alguna ocasión un chiquillo se escapa hacia nosotros y lo vemos venir corriendo y de repente se da cuenta que la arena lo está quemando vivo y comienza a gritar y llorar quedándose quieto. Una sonrisa salvaje y cruel se pinta en nuestras caras y nadie mueve una pestaña por ayudarlo. La madre tardará en reconocer el problema y para cuando se da cuenta manda al padre a buscar al niño y de paso a que le arree un rebencazo por estar haciendo tonterías. El padre nos ve a todos cachondeándonos de ellos pero no puede decir ni pío.

    Para bajar al agua y darte un baño has de correr como una maricona por esa arena y recuperar la dignidad cuando llegas al agua. La temperatura aún no es la adecuada y yo personalmente prefiero entrar despacio así que soy un blanco fácil para esas malas bestias que se dedican a lanzarse en plancha a mi lado por joder. Yo arreo patadas ladinamente y ellos reciben los golpes sin quejarse porque saben que si abren la boca sus madres les echarán la bronca. Una vez me acostumbro a la temperatura y entro ya quedo bastante lejos de ellos y a salvo de sus putaditas. Al salir del agua llega la parte divertida porque subes hacia tu sitio arrastrando los pies y levantando nubes de arena que joden a los mismos que te han estado puteando a ti y si hay suerte les dejas el bocadillo lleno de tierra. Ellos te ponen cara de mala leche pero no dicen nada ya que saben que cuando llegaron a la playa te pringaron hasta arriba de arena y esto no es más que una dulce venganza.

    Y así puede pasar una tarde de domingo cualquiera en una atestada playa de Gran Canaria.

  • La Lonja

    4 de abril de 2006
    La Lonja

    La Lonja, originally uploaded by sulaco_rm.

    Este es el Consulado del Mar, una bolsa en la que se hacían intercambios comerciales. La sala es majestuosa y esos arcos en el techo me parecieron gloriosos. A la izquierda se puede ver la entrada a un pequeño jardín muy coqueto que hay en el interior del edificio.

    Puedes ver más fotos en el Album de fotos de Valencia.

  • Las montañas del Culo-Roto en otros multiversos

    3 de abril de 2006

    En la vida pensé que una película diera para tanto tema pero es que me pongo y no paro. Rompo mi promesa y regreso a la montaña del Culo-Roto aunque en esta ocasión es para imaginar lo que podría haber sucedido si la historia hubiera caído en manos de otros directores. Mucho hemos hablado sobre esta gran historia de amor y ya va siendo hora de mirarla con ojos bizcos y ver esas otras montañas del Culo-Roto que sabemos existen en multiversos paralelos al nuestro. Para no complicarlo ni extenderlo mucho me centraré en la escena de la polémica, ese momento en el que Ennis del Mar entra tiritando de frío en la tienda en la que duerme Jack Twist y se desata la pasión. La interpretación es totalmente libre y la mala hostia la habitual en estos casos.

    En un universo en el que Jozé Luiz Garsi recibe el encargo y tiene que llevar a la pantalla esta historia habríamos llegado a ese momento de la siguiente forma:

    Un rebaño de viejas bigotudas que solo hablan de la guerra civil es guardado por dos gañanes apuestos y con menos luces que el faro de Alejandría. Un queso manchego troceado descansa sobre la hierba mientras un perro con tres patas trata de agarrarlo con el muñón del apéndice inexistente. Ennis se acerca por detrás a un Jack que se está comiendo una natilla desnatada caducada unos años antes y le susurra al oído:
    – Quiero que seas mi begin the begin, mi lucero del alba, mi luz de la luna, mi sol de la noche y me cantes al oído los nombres de todos los aguerridos soldados que lucharon en esa gran guerra que fue la Guerra Civil. Quiero que me cojas por la cintura y me alces al cielo, me lleves de la mano mientras juntos contamos estrellas y besamos mariposas que vienen con noticias frescas de aquellos que perdimos en la Gran Guerra y que hasta el fin de los días seamos uno solo. Quiero ….
    … Jack se ha quedado dormido con tremendo masque y ronca mientras una de las viejas mete la cabeza por la entrada de la tienda y se frota el bigotón Iñigo contra la barriga de Ennis que ni se entera que el otro se ha dormido y continúa durante horas hablando sobre la Guerra

    Esa es una de las versiones hispanas. Ahora nos movemos hacia el otro lado de la balanza y es Pietro Almorranar quien dirige la película del año:

    Una imagen desenfocada se mueve frenéticamente. Son tonos claros y un sonido también ininteligible no da pistas sobre lo que puede estar sucediendo. Comienza a sonar una cancioncilla de esas de los setenta que hizo famosa alguna folclórica. La imagen se va aclarando lentamente y pronto es posible identificar un par de huevos grandes y peludos golpeando contra un culo blanco como una patena y ahora comprendemos lo que significa ese sonido de plás, plás que de tanto en tanto se ve acompañado por un ¡Ay Jesusito, que gustito!
    El plano cambia y ahora podemos ver que Ennis lleva sotana y se está follando con saña a Jack, que casi no puede coger aire del placer tan grande que le está dando y en uno de esos momentos en los que mira hacia la cámara una gota de sudor resbala por su cara y cuando alcanza sus labios dice: ¡Méteme los huevos también porfa plis, los huevos también!

    La última versión española es la que proviene del universo personal de Alexander Amorravar:

    En la pantalla podemos ver un paisaje idílico de plantas de girasol girando frenéticamente tratando de seguir la estela de una estrella fugaz muy brillante. De repente la imagen se pone en movimiento hacia el cielo y volamos adentrándonos en el espacio, cruzamos junto a estrellas muriendo y cogemos velocidad hasta entrar en un sistema que seguramente es el solar y reducimos velocidad para sobrevolar una montaña llena de ovejas y en la que un pastor se la casca mirando el ojete del culo de otro que caga escondido tras unos matorrales y de fondo suena una música plagiada de la película Yamarradas

    Si la película la hubiese rodado Pedro Jackson faiv habríamos tenido unos momentos como los que siguen:

    … …. …. ¡Quietos parados ahí! … … …
    No puede haber versión de Pedro Jackson faiv porque ya la hizo y trataba de una banda de julandrillos pequeños que corrían por el monte en la aclamada película El señor de los ANILLOS, esa obra interminable en la que para perforar el anillo del protagonista tuvieron que pasar tres años y cientos de minutos de tedio y hastío.

    En el universo de Steven ElPibe las cosas habrían transcurrido así:

    Un campo lleno de cruces de grandes héroes judíos que murieron para asegurar la gran patria judía es cuidado por dos colegas de esos que van vestidos de negro con ricitos de julandrones sobresaliendo de unos gorros horrorosos. Los colegas miran un libro en el que están escritos los nombres de todos y cada uno de aquellos que trabajaron para hacer grande a su raza y la música de Juan Güiliams nos machaca los oídos. La cámara hace un gran plano de esos inútiles que no sirve para nada y acaba enfocando a nuestros protagonistas. Uno de ellos se da cuenta que tiene la bragueta abierta y cuando la va a cerrar se le sale un huevo y dice:
    – ¡Coño! me se ha escapado un cojón – a lo que su amigo responde
    – Pues va a ser que sí, por la gran gloria de la patria. Ya puestos, métete en la caseta que te la voy a endiñar
    Ambos entran en la caseta adornada con los listados de la compra y al poco los vemos follando como bellacos aunque no se puede ver nada porque una toalla de gimnasio cubre las partes apropiadas para ejecutar la tarea y aquellas otras que pueden resultar inapropiadas para conseguir una clasificación para todos los públicos

    Y si el gran Perrentino se acerca al tema probablemente veríamos esto:

    Una cama se mueve haciendo ruido dentro de una caseta. La cama es de esas de las de antes, grande y pesada y traquetea con golpes secos Pom, Pom, Pom. Una pistola descansa junto a la cama y una catana aparece escondida bajo el colchón. La cámara acierta a enfocar a los dos galanes que follan mirándose de frente, con uno totalmente despatarrado y el culo en pompa para que el otro se la endiñe y besándose continuamente. No se hablan pero tampoco hace falta porque todos somos lo suficientemente inteligentes para saber lo que están haciendo y qué pecado están cometiendo. El que está debajo desliza la mano y agarra la catana, extrayéndola con cuidado del lugar donde se encuentra y con un giro de muñeca absolutamente preciso le corta la cabeza al otro y esta cae en la cama y se queda mirando como su cuerpo folla. En su cara se puede ver la sorpresa y al mismo tiempo el gustito que está sintiendo. El asesino empuja el cuerpo descabezado y lo aparta de sí, se enciende un cigarrillo y mientras se lo fuma llama a Telepicha y se pide una de mermelada con sobrasada.

    Terminamos con los hermanos Pachasky que inicialmente querían hacer una trilogía pero por problemas de espacio los obligamos a que nos hagan únicamente esta escena:

    En el medio del campo una tienda se agita y se oyen unos aullidos que provienen de su interior. la cámara se acerca y se asoma permitiéndonos ver a dos hombres que copulan. Uno de ellos está a cuatro patas y el otro desde atrás lo monta con saña. Fuera un rebaño de mil ovejas pasta. Se produce una vibración de la imagen, un minúsculo corte que ambos notan, pero como se han quedado pegados no se pueden separar. Las ovejas se acercan a la tienda y se metamorfosean en vendedores del frac con pistola en una mano y sombrilla de playa en la otra. La escena cambia a cámara lenta y vemos como los dos machos fornicadores se defienden del ataque mientras permanecen pegados y todos los vendedores del frac los atacan simultáneamente. Imaginamos que después de unas horas el suelo estará regado de cadáveres y estos tíos habrán terminado de follar ….

    Technorati Tags: brokeback mountain, cine, desvaríos

  • Puertas de la ciudad

    3 de abril de 2006
    Puertas de la ciudad

    Puertas de la ciudad, originally uploaded by sulaco_rm.

    Como toda gran ciudad con cientos de años a sus espaldas Valencia estaba protegida en el pasado por una gran muralla y en la misma había varias puertas, obviamente los puntos de control de acceso a la misma. En la foto de hoy podemos ver una de esas puertas que ha sobrevivido al progreso y aunque ya no puede contener las avalanchas que entran y salen de la ciudad día a día, permanece altiva recordándonos la historia de aquel lugar.

    Puedes ver más fotos en el Album de fotos de Valencia.

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