Siempre que paso por España y hablo con la gente me reafirmo más y más en mi decisión de vivir fuera de mi país y convertirme en un exiliado voluntario, aunque esto de exiliado dicho a la ligera que yo entro y salgo del país más de cinco veces al año sin problemas y siempre vuelvo a los Países Bajos cargado de productos de la tierra.
España tiene un cáncer, una enfermedad terrible que la carcome por dentro. El por qué ha sucedido es un misterio pero está ahí y no creo que tenga cura. Los agentes que propagan ese cáncer son los empresarios, esa gentuza que merece arder en el infierno una y mil veces y que han logrado echar fuera del país lo mejor del mismo y a los que quedan condenarlos a opositar y convertirse en funcionarios. Esta mafia de gentuza han fabricado un efecto singular en Europa. Este es el único país de Europa en el que la formación universitaria no vale para nada. Aquí la gente llega a una entrevista de trabajo con dos idiomas, una o dos carreras y una formación de escándalo y el hijoputa que se sienta frente a ti te dice que has de trabajar por novecientos euros y has de hacer las horas extras que haga falta y callar y agachar la cabeza con estas injusticias.
¿Y qué hacemos con esa cantidad? Pues quedarnos a vivir con nuestros padres o vivir en pisos de estudiantes y malvivir esperando que llegue un día en el que alguien se de cuenta de lo que valemos y nos pague lo que nos merecemos. Los empresarios encima piden al gobierno leyes para poder echar a la gente con más facilidad y durante los últimos diez años han tenido toda la connivencia del estado en esta destrucción del sistema productivo. ¿Qué han logrado? convertir a este país en la playa de Europa, mutilar el tejido industrial y especializarlo en el Sol y Playa. Aquí solo hay hoteles, apartamentos y bares. Lo demás no cuenta. Salvo un par de excepciones empresariales el resto usan y abusan de titulados universitarios y los que pueden huyen sin mirar atrás. La universidad sigue generando más y más titulados que no podrán trabajar en aquello para lo que se han preparado y acabarán de celadores de hospital, guardianes de cárcel o recogedores de basura, profesiones que en cualquier sociedad normal estarían en manos de gente con menos estudios y que en éste país han caído en manos de una clase a la que no le corresponde estar ahí pero que ha debido elegir ese camino porque se paga más y se tiene la seguridad que da el estado. ¿Qué pasa con los que no estudian? Pues imaginad, esos lo tienen peor porque los puestos a los que ellos podrían aspirar ya están tomados por los que huyen de los novecientos ??uros y solo Dios sabe como acabarán.
Conozco abogados trabajando de dependientes en tiendas, programadores que reponen en supermercados, matemáticos que limpian complejos de apartamentos y así podría seguir hasta el hastío. Esto no está bien y aquí no se mueve nada para cambiarlo.
No hay mucho que podamos hacer. Las calles están llenas de gente con bajos salarios y una mafia de gentuza se aprovecha de ellos con sueldos indignos. A esos mismos les tendréis que pagar la pensión cuando los muy cabrones se retiren mientras vosotros seguiréis trabajando hasta los ochenta años porque no habrá dinero para las vuestras. El sistema se tambalea y aquí no parece que se quiera hacer nada, aquí lo importante es el saber que puta entra en la casa del gran borrego, que maricón se folla a un príncipe europeo y que gilipollas pasea los cuernos por los platós televisivos. El día que me marché de España pensé que volvería a los dos años con una buena experiencia en una multinacional europea, un buen currículum y ganas de apechugar por mi país. Hoy estoy casi convencido que vendré cuando me retire a comprarme una casa en alguna zona de Sol y Playa y disfrutar de mis últimos años en un país que será el reino de la pandereta y tendrá un nivel adquisitivo más propio del tercer mundo.
Sólo en vuestras manos está el cambiar el presente y modificar el futuro pero con los políticos que os han tocado lo veo más negro que el agujero de un pozo. Yo seguiré volviendo a mi país y escuchando las historias de la gente que dejé atrás y asombrándome de lo asumido que está por parte de todos este cáncer que destruye a cada instante esta sociedad.