Distorsiones

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  • El gran circo de Asia: Ovations!

    27 de octubre de 2005

    Recuperamos otra de esas historias legendarias que fueron publicadas a través de la lista de correo. Hoy nos remontamos hasta Octubre del 2002 y narramos el día que fuimos al circo.

    Parece que hay cierto consenso en que soy verdulero y vulgar. Por eso, algunos de mis colegas se empeñan infructuosamente en elevar mi nivel cultural. En esta ocasión, que sucedió un día antes de marcharme a España de vacaciones de verano mi amigo el turco decidió que yo necesitaba ir al circo, pero no a un circo cualquiera, sino al THE GREAT CIRCUS OF ASIA: OVATIONS! formado por dos compañías: Nugzarov, the sensational horse theatre y the National Circus of Pyongyang, North Korea. Ambas compañías han recibido un montón de premios por su espectáculo y en esta visita a Holanda, en lugar de la clásica carpa a la que la palabra circo nos tiene acostumbrado, actuaban en un teatro al que le habían quitado el patio de butacas para poder situar la pista del circo.

    En fin, que un sábado a medio día nos vamos pa?l circo con entradas para los mejores asientos posibles, porque eso sí, a mí se me puede intentar culturizar pero con estilo y no en gallinero que en esas cosas soy muy sensible.

    Yo andaba un poco mosca con el hecho de que no hubiera payasos ni animales (salvo los caballos). Al menos cuando llegamos el teatro tenía muy buena pinta: situado en Ámsterdam, el Koninklijk Theater Carré tiene a sus espaldas más de 100 años (fue inaugurado en 1887). Casualmente esa fue la calle en la que posteriormente se compró el turco su casa.

    El espectáculo constaba de dos partes. Primero los rusos con su show de caballos y después los norcoreanos.

    El show de los rusos fue increíble. Se subían a los caballos en movimiento, se bajaban, saltaban de uno a otro, se movían como pulgas alrededor de los caballos. En fin, algo de otra galaxia. Los rusos eran extremadamente ágiles y la ve
    rdad que su espectáculo merece la pena.

    Cuando acabaron y tras una pausa para preparar el teatro comenzaron los norcoreanos su espectáculo de trapecistas. La gran decepción fue que usaban red, con la ilusión que yo traía de que alguno se estampara contra el suelo, motivo por el cual traje la cámara para hincharme a hacer fotos si pasaba. Pero bueno nunca llueve a gusto de todos.

    Al salir los coreanos todos mis sensores y alarmas se dispararon. Había algo raro allí algo que no cuadraba y no me refiero a los doscientos policías políticos para que no se escapen. Me refiero a su anatomía.

    Todos sabemos que hay distintos colores y formas en este mundo. Los norcoreanos sobresalían por esos tremendos CABEZONES cuadrados. Cristo bendito. Si parecían pelotas de Bádminton gigantes. Es que no me extraña que sean tan buenos trapecistas. A ver quien puede competir con esa gente cuando están volando por el aire. Con ese cabezón el centro del equilibrio está claro donde se encuentra.

    La otra cosa en que pensaba es en esas pobres mujeres que paren sin cesárea esos trullos. Tiene que doler largar por el coño semejantes cabezudos.

    Bueno, el cabezón mayor era el encargado del cuádruple salto mortal. Un compañero lo impulsaba, lo lanzaba por el aire desde un pequeño trapecio, daba cuatro vueltas y lo agarraba otro. Se sube el supercabezudo al trapecio, comienza a coger fuerza y zás, sale disparado por el aire. Da 1, 2, 3 y 4 vueltas pero el que lo tiene que recibir no lo puede agarrar (lo crean o no se le escapó la cabeza) y cae a la red. .. ?? ?? que decepción. YO me daba de hostias pensando lo bien que habrían quedado mis fotos si no hubiera habido red. Se levanta de la red un poco desmoralizado se dirige de nuevo al trapecio y a comenzar de nuevo.

    Tras coger carrerilla sale disparado de nuevo y tras las cuatro vueltas de rigor, que con semejante mollera levantaba una ventolera de cojones, el receptor lo agarra pero se le resbala y cae.

    Abajo los de seguridad política se ponen nerviosos y el chiquillo como que los mira con carita de pena. El que tenía que recogerlo en el aire le dice algo en coreano y el chaval casi se echa a llorar. El que lo recogía tenía el barrigón coreano más grande que he visto en mi vida. El hijoputa seguro que se comía la comida de los que fallaban y le debía estar diciendo a este pobre que ya esa noche no cenaba.

    Se sube el pobrecillo de nuevo al trampolín arrastrando esa testa y tras coger carrerilla, salta y esta vez es que ni se tocaron. Se queda un rato tirado en la red, yo creo que llorando y el barriguitas gritándole que se volvía loco todo fuera de sí.

    El joven no se rendía y vuelve a subirse. Mi amigo el turco, muy agudo me dice que ahora lo consigue y ya verás como la gente aplaude como loca. Dicho y hecho. Salta, lo logra, lo agarra el tripas, y aquello fue el acabose. Las holandesas poco menos que se arrancaban pelos del coño para tirárselos. Acaba la exhibición aérea, bajan al suelo, se ponen un gorro típico coreano con una cinta de varios metros justo en el centro de la testa y se ponen todos en formación de ataque.

    Al grito del cabecilla comienzan a mover las cabezas en plan niña del exorcista y las cintas comienzan a girar alrededor de aquellos helipuertos. De la ventolera tan grande me tuve que agarrar a la butaca porque pensé que nos echábamos a volar. Aquellos continuaban dale que te pego con las cabezas, acelerando y acelerando y aquellas cintas dando vueltas como locas y las madres agarrando a los hijos y agarrándose ellas mismas a donde podían para evitar salir despedidas. No os lo creeréis pero yo calculo que se renovó todo el aire del teatro en menos de 15 segundos.

    Cuando acabaron aplaudimos como descosidos porque eso sí que fue impresionante. Nunca pensé que los músculos del cuello pudieran aguantar tanta tensión. Por descontado agarré un resfriado, algo lógico con esos airotes.

    En fin, que salimos de allí aún con los ojos irritados de esa corriente tan fuerte y volvimos a casa más contentos que el carajo.

  • Sulaco y Yo

    26 de octubre de 2005

    Ay que ver lo que me tocan los huevos los eventos con limitaciones de prensa. Estos días estoy liado, pero claro, como son citas de las que no se me permite hablar y estoy con el agua al cuello, pues al final pasa lo que pasa y aquí no aparece nada nuevo. La actual tormenta de productividad tendrá su fin alrededor del siete de noviembre, Dios mediante. Hasta entonces no puedo prometer ni prometo nada. Si tengo un minuto mañana me dedico a rescatar historias de la lista de Distorsiones y las pongo por aquí, viejos relatos como empenenadas que en su momento contribuyeron a cimentar mi reputación de ordinario, zafio y vulgar.

    Por lo demás, seguimos sin cocina, viviendo en plan gitano, pero con una tele enorme, una lavadora fastuosa y con mi cuenta corriente menguando a cada segundo. Mi vecino me ha prestado una cocina de gas para que comamos algo caliente y se ha ofrecido a ponerme los armarios de la vieja cocina en el cuarto de la bicicleta, con lo que tendré estantes para guardar cachivaches, los cuales espero tenerlos algún día porque por ahora sólo tendré arañas del tamaño de mandarinas.

    En el frente laboral está claro que la división en la que trabajo se hunde sin remedio. Estamos paralizados. Los jefillos intentan salvar sus culos y no toman decisiones. Es el fin. Sobre mis espaldas está recayendo tanto curro que ni siquiera puedo hacer mi llamada diaria a bleuge, que siempre ha sido muy sensible y si no lo llamo a diario me acusa de no ser conocido (ya que él niega la existencia de vínculos de amistad con cualquier ser humano). De tanto en tanto llamo a Kike, que es otro que tal baila y a mi amigo el doctorado universitario que se regodea ignorando mis llamadas a su móvil. Si es que el mundo está lleno de gente muy mala.

    Mañana (o quizás hoy si leéis esto el jueves) llega mi tío de los Estados Unidos de América y con él viene mi nuevo ordenador portátil iBook. Además traerá su iPod nano, así que intentaré hacer una foto de familia con todos los productos Apple unidos. A poco que mi tío se descuide le llenaré su iPod nano con música de Keane, para comenzar a culturizarlo.

  • Four brothers – Cuatro hermanos

    25 de octubre de 2005

    Cuatro hermanos entierran a su madre adoptiva. Cuatro caminos que se vuelven a cruzar, cuatro individuos que han pasado su vida bordeando la ley, destrozados por una sociedad que nunca los reconoció como iguales. Esos Four Brothers quieren saber la verdad, quieren descubrir por qué alguien mató a su madre, una mujer que nunca hizo mal a nadie y que se pasó su vida tratando de ayudar al prójimo y encontrar casa para niños huérfanos.

    Cuatro hermanos claman venganza cuando comienzan a entrever la verdad. Acostumbrados al crimen, su principal oficio, se embarcan en una cruzada para acabar con el hombre que dio la orden, el tipejo que sentenció a su madre, el único ser en este mundo que los amó sin condiciones. Cuatro hermanos vuelven a la ciudad y por donde pasan no vuelve a crecer la hierba.

    Cuatro hermanos sienten renacer entre ellos los vínculos que los unieron de pequeños, se sienten familia aunque todos vinieron de diferentes sitios, comparten el dolor por la madre perdida. Cuatro sinos que confluyen en un único final.

    Un director llamado John Singleton nos narra la venganza de Four Brothers de una forma parecida a las viejas películas del oeste, de una forma concisa y despiadada en la que no se pierde el tiemp contando interminables historias para justificar los actos.

    Four Brothers son Mark Wahlberg, Tyrese Gibson, André Benjamin y Garrett Hedlund, cuatro actores sobrados, que cumplen en sus papeles y que dan credibilidad a la historia. Cuatro hombres que hacen creíble la historia.

    Four Brothers es cine del entretenido, del que te hace salir de la sala contento por haber elegido esta película. Merece la pena verla. Y con tanto cuatro, se llevan cuatro gallifantes.
    gallifantegallifantegallifantegallifante

  • Oudegracht desde el Domtoren

    25 de octubre de 2005
    Oudegracht desde el Domtoren

    Otra vista desde lo alto del Domtoren. Lo que se ve allá abajo es el Oudegracht, el viejo canal. Desde la posición en la que tomé la foto las casas parecen de juguete. Se puede apreciar la construcción típica de casas holandesas y como las casas que dan al canal tienen un acceso directo desde el mismo.

    Si estás buscando información sobre la ciudad de Utrecht, quizás te interese mirar Excursiones desde Ámsterdam: Haarlem y Utrecht y en la Guía para el turismo en Amsterdam y Holanda tenéis un índice con todo el contenido sobre los Países Bajos que ha aparecido en esta bitácora

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