Ya estamos en la cuenta final para la compra de la casa. Quedan siete días para el gran evento. Comienzo a tener un nudo en el estómago con la responsabilidad. Para alguien que siempre se ha sentido bastante libre y sin ataduras, tengo que reprogramarme y contar conque poseo una casa de mi propiedad en los Países Bajos, un garito con un jardín de escándalo, todo sea dicho. Compré la cocina hace semanas y semanas para neutralizar los tiempos de entrega y llegará en su momento, quince días después de que me haya mudado. Me abochorna pensar que ahora paso los fines de semana visitando tiendas de muebles, mirando dormitorios, colchones y similares. Si a eso lo unimos que algunos amigos míos han comprado casa recientemente (no solo el chino), tenemos que nuestros temas de conversación son bastante reducidos. Todos estamos muy puestos en hipotecas, en tendencias de decoración, calidad de materiales, marcas de lavadoras y demás. Me veo compartiendo taladros, martillos, escaleras con los colegas.
Entre las cosas por hacer está el buscar turca que me limpie la casa cada dos semanas y lo de turca viene a cuento de que son ellas las que se dedican a este negocio en el país, por supuesto en dinero negro. No sé si tiene que ver con la educación, con las posibilidades laborales o con cualquier otra mierda pero lo cierto es que todo el mundo tiene contratada alguna, incluyendo a mi amigo el turco, que para colmo consiguió a una más gandula que la chaqueta de un jugador de golf. La tía aprovecha cualquier momento para sentarse a fumarse un pitillo y hacer café o té. Siempre que voy los sábados por la casa del colega, la mujer me ve y se sienta a tomar el café conmigo. Después aparece el turco, que siempre está haciendo alguna diligencia de última hora y se coge el calentón porque la tía no trabaja y le paga por horas 😉
La semana que viene, el sábado, me mudo a la nueva casa. Aún no sé cuando me instalarán el cable y el módem cable (4 Megas en bajada, 1 en subida, treinta eurolos, sin línea telefónica). No creo que afecte a la bitácora porque suelo publicar casi siempre en diferido. Me imagino que escribiré en casa y me lo llevaré al trabajo para subirlo a la página. El estar desconectado de la red me volverá más prolífico, o quizás no, dependerá de lo que trabaje en mi nuevo hogar.
Uno de las cosas a las que más le he dado vueltas es al nombre de mi casa. He revisado toda mi vida, todo lo que he visto, todas las cosas que han significado algo para mí y al final me quedo con el nombre que tenía la casa de mis padres en el campo. Es un nombre seco y contundente al que únicamente añadiré un toque distorsionado. Mi casa se llamará: Er Chumino. El nombre es folclórico y le dará algo de carácter. Al hilo de esto decir que cuando mis padres le pusieron ese mismo nombre a la casa del campo después de comprarla, un amigo de mi padre forjó el nombre en hierro y lo colgaron junto a la puerta. Un sábado que estaban trabajando allí con el hombre que les ayudaba apareció la guardia civil y mi padre y el hombre corrieron a esconderse dejando a mi madre a solas frente al peligro. Mi madre le echó un par de huevos y salió a la puerta a saludar a la autoridad y estos le preguntaron con total seriedad si aquello allí iba a ser un puticlub. Sólo por esta anécdota merece la pena mantener el nombre de la casa en la familia. La casa original llamada el Chumino se encontraba en el Culatón, en Aríñez, un barrio perteneciente a San Mateo.
Teniendo nombre para mi hogar, estando ya asegurado, con hipoteca y con cocina, el futuro no puede aparecer más brillante. Estos tres últimos meses de este año 2005 estarán llenos de escritos sobre la casa, los muebles y demás, aunque también salpimentados con Cine y todas esas pequeñas anécdotas del día a día. Intentaré acabar todas las series que están en este momento abiertas: Er Dani, el American Tour 2004, Temporada de caza (las cuatro partes en las que se divide, aunque la segunda está a su vez formada por varias historias) y posiblemente recupere aquella llamada Una historia de miedo y la continúe. En algún momento de este otoño miraré para incorporar algunas de las historias de estos pasados dos años a la categoría de Grandes Historias y la idea es que me ayudéis nominando aquellas que creéis que merecen estar ahí. Si tengo tiempo y ganas quizás me lance al ruedo de los Podcasts y narre alguna de las historias en ese formato. Algunos de mis amigos siguen diciéndome una y otra vez que las historias pierden mucho cuando las escribos y que no hay nada como el relato oral, así que tendré que demostraros que no es cierto. Otra posibilidad que me atrae mucho es hablar de cine. Le he ofrecido en varias ocasiones a mi amigo bleuge el sentarnos a hablar del tema y grabarlo pero no hay manera de convencerlo. Seguro que sería algo antológico, pero me temo que tendréis que seguir viviendo sin ello. Sólo aquellos que hayan estado con nosotros dos juntos sabrán a qué me refiero 🙁