Estas navidades, cuando fui tras la cena de Navidad a recoger al amigo con el que suelo salir todos los años de marcha en esa noche, me encontré con algo inesperado. El mensaje que había en el portero, como se ve en la foto, era claro y contundente: Pulse y espere.
A la gente que tiene que ir a esa casa por alguna razón, este mensaje nos despeja las dudas que nos invadieron durante décadas. Una escena típica era llegar, tocar el timbre, oír que hay alguien cerca de la puerta y que no abren. Una mente unicelular no le dará más vueltas, pero yo siempre pensé que me tenían manía y que se parapetaban allí sin querer abrir. En mi casa era todo lo contrario. Suena el timbre y es el pistoletazo de salida en una competición entre personas y perro por alcanzar la puerta el primero. Vale todo: rodillazos, codazos, tirones de pelo, empujones. Lo importante es llegar el primero a la puerta y hacerlo en el menor tiempo posible. Así que siempre que iba a la casa de mi amigo y me veía en la puerta esperando durante minutos, trataba de pensar en lo que había provocado el odio de toda una familia hacia mí y también trataba de encontrar la cámara o el dispositivo que usaban para saber que era yo. Eran tiempos anteriores a la tecnología actual, así que lo que quiera que usasen, no podía pasar desapercibido.
Estas navidades, cuando encontré el cartel en la puerta, supe que no era algo personal, que se lo hacían a todo el que llegaba a la puerta y comprendí que las infinitas quejas de todos los que vivimos esas interminables esperas en la puerta, habían surtido efecto. En la tradicional salida de marcha por los alrededores de la catedral de Las Palmas de Gran Canaria la noche de Nochebuena, pude haber hecho un montón de fotos con los arretrancos que vimos, con los reggaetones de los que nos reímos, con los porteros de locales de moda usando guantes y gorros de invierno pese a que la temperatura era de 19 grados y que sus mastodónticos cuerpos creados a partir de dopaje y horas de gimnasio deberían soportar el frío perfectamente, pero en lugar de todo eso, la foto de la noche, la foto que recordaré siempre, fue la foto de un timbre en un portal de una casa. Esa foto justifica y da sentido a todo el tiempo que esperé en aquella puerta.
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Pulse y espere
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Los chicos del coro
A veces hay películas que nos da un poco de miedo ir a ver por el cartel o por el título. En estas pasadas vacaciones, una de las películas que se podía ver en el único cine que se arriesga algo en Las Palmas era
Les Choristes, conocida en España como los chicos del coro. Visto el cartel, daba un poco de grima, con todos esos chiquillos y los adultos a los lados, sonriendo maliciosamente. Al final, me armé de valor y la fui a ver.
Los chicos del coro es un soberbio drama que cuenta las vivencias de un celador de una escuela para niños difíciles. El hombre es una especie de tutor de clase, con la particularidad de que vive con los niños. La escuela está regida por un hijo de la gran puta que disfruta sádicamente puteando a los niños. El nuevo guardián, se gana la confianza de los chicos y crea un coro en la clase, un coro que actuará de catalizador y los unirá. Los chicos, acostumbrados a ser menospreciados, descubrirán que pueden hacer algo bueno y que la escuela no tiene por qué ser una cárcel. Esta es poco más o menos la historia. Aderezada con mucha canción, mucha travesura y generosas raciones de lágrimas e indignación.
No sé como lo hizo Christophe Barratier, el hombre que dirigió este barco, pero la atmósfera de la escuela es opresiva. Tiene un lenguaje visual bastante escueto pero muy contundente. No se me ocurre un lugar peor en el que pueden estar los chiquillos. Además de la excelente puesta en escena, hay que resaltar que todos y cada uno de los actores (tanto niños como adultos) han desempeñado su papel de forma excelente. No hay ninguno fuera de lugar. Entre todos nos llevan a través de este drama y nos involucran en la historia.
Llegamos al final plenamente identificados con los chicos y con su celador. Por descontado, hay escenas en las que las lágrimas gotean a destajo, pero también hay momentos para la risa. No sé que más que decir. Es una gran película, aunque he de advertiros que os abstengáis de verla si entráis en el grupo de descerebrados e infraintelectuales. Para los que sí son capaces de disfrutar del buen cine, esta debéis verla.
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CCC ? Trescientas distorsiones
Más o menos hace un año por estas fechas comencé a preparar la versión 2.0 de distorsiones, la versión actual. Fue el 8 de febrero del año pasado cuando se presentó en sociedad, pero ya estaba funcionando desde unos días antes. En este tiempo han pasado un montón de cosas por aquí y quiero aprovechar este número redondo para destacar aquellas entradas que por algún desconocido motivo, son mis favoritas.
Antes de empezar, os invito a leeros 2000-2003 Tres años de distorsiones, un repaso a lo que sucedió por estas tierras en los años anteriores a la bitácora.
Durante parte del año pasado escribí la serie Arquitectura efímera, historias basadas en el título y las letras de las canciones del disco de Fangoria. Aún me faltan tres historias para completar este grupo. Estas son las que hay hasta ahora disponibles:
– Miro la vida pasar
– La mano en el fuego
– Interior de una nave espacial abandonada
– Nadie mejor que tú
– Retorciendo palabras
– Hoy aquí, mañana vete
– En otro mundo
– Entre mil dudas
– La diferencia entre la fé y la cienciaViajar en avión es siempre algo que me inspira. Es un lugar en el que siempre pasa algo diferente. Eso de encerrarte con unos desconocidos para pasar unas horas, genera las situaciones más ridículas. Entre las cosas que viví el año pasado volando, me gustaría destacar las siguientes:
– Fly Quality
– London HeathrowEn mi mundo las cosas siempre están un poco retorcidas. La realidad siempre tira para el lado que no debería. Lo sé, es mi cruz, pero que le vamos a hacer. De entre todas esas historias absurdas, he escogido estas:
– Gallinas cluecas
– Salida de emergencia
– Diva
– Causa y tórrido efecto
– Feromoneando a diestro y siniestro
– avistamientos nórdicos
– Jergas adolescentes
– castañazos
– Adiós Jar Jar BinksUna parte muy importante de mi vida en el último trimestre del año fue LaMasmo, la mujer que aportó la salsa y el terror más cerval. De entre todo lo que escribí sobre ella, me quedo con:
– La más molona
– La Madonna del norte
– Tienes un correo
– Los lunes la rusa
– LaMasmo moda que vieneFinalmente, una serie de historias que merecen ser revisitadas. Las dos primeras son un cuento y las demás, cosas que escribí sobre mi mundo.
– Comenzó con una brisa
– Análisis científico
– Madonna’s Re-Invention Tour
– Más sobre el Pelos
– Nada es lo que pareceAhora toca continuar y seguir escribiendo. Ya habrá tiempo el año que viene de volver a mirar atrás.
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¿Por qué Walt Disney creó los personajes que creó?
Acabada la consulta popular anterior quiero mostrar mi pequeña decepción por lo igualado de los resultados. Queda claro que al preguntarnos ¿Por qué fruncen el ceño los cantantes de reggaeton? todos llegamos a las mismas conclusiones: son gente con problemas de estreñimiento, que crean una música asquerosa, a los que les gusta llevar los calzoncillos muy apretados y aunque eso les produce dolor, éste no consigue enmascarar sus hocicos de pollardones y tontos del culo.
Esta semana, la pregunta es una sugerencia de Sharingan que he alterado un poco. La pregunta que tendréis que responder es la misma que todos nos hemos hecho desde nuestra niñez: ¿Por qué Walt Disney creó los personajes que creó?
Las respuestas, como siempre, hasta el próximo domingo. Las urnas ya están abiertas, así que ¡a votar!