Hoy mi compañero de despacho me ha dado un susto terrible. Lo veo venir corriendo con el café en la mano, entra en el despacho y cierra la puerta. Cuando recupera el aliento le pregunto que por qué ha entrado corriendo y cerrado la puerta y me responde:
– Es que el pasillo está lleno de hombres negros (Black Men).
Me quedo de piedra. Que alguien reconozca así tan tranquilo su racismo me hace alucinar en colores. Como esto del inglés a veces se presta a equívocos, especialmente cuando el que te habla tiene por lengua materna el holandés y el que escucha la española (la misma que Jesucristo que lo sepáis todos) le di una segunda oportunidad y le pregunté:
– Do you mean ?negros??? O sea, en castizo ¿quieres decir ?negros???
El pobre totorota me mira y dice:
– No hombre, no. Gente vestida de negro, todos iguales, con sus trajes negros cortados por el mismo sastre. Son como los de la película.
– O sea, ?Men in Black?? le digo yo.
– Sí, eso mismo quería decir.
El equívoco me ha dejado pensativo. En realidad todos somos racistas, muchas veces incluso con los del barrio de al lado. Por supuesto lo negamos, lo ocultamos y se nos queda la boca pequeña diciendo lo poco que nos importaría que la niña se casara con un ?moro??, o que la prima salga con un ?negro??. Por favor, no seamos hipócritas. Nuestra sociedad nos prepara desde muy pequeños para discriminar. Se nos bombardea durante todo el día con mensajes racistas. Incluso el idioma está lleno de frases que potencian estos sentimientos. Está en nuestra cultura, al igual que está en todas.
Por eso hace años que decidí tratar igualitariamente a todas las razas, sexos, gustos y colores y les añadí a todos el calificativo ?de mierda??. Para mí, empezando por uno mismo, que es español de mierda, sólo hay blancos de mierda, negros de mierda, chinos de mierda, gallegos de mierda, vascos de mierda, argentinos de mierda, colombianos de mierda, holandeses de mierda, franceses de mierda, americanos de mierda, rusos de mierda, afganos de mierda … … en fin, para no alargar la historia y batir un record en el número de veces que empleo la palabra mierda en un mensaje, que quiero que hagáis un pequeño ejercicio para empezar a tratar vuestro racismo latente. Id a un espejo, miraros y decid en voz alta: Soy un xxx de mierda. Sustituid las tres equis (xxx) por vuestra raza/nacionalidad o lo que os plazca.
Y como siempre hay algún subnormal que lee con el ojo del culo y me deja mensajes diciendo que soy un racista de mierda, que lo soy, os desgloso las nacionalidades de mis amigos: España, Países Bajos, Argentina, Alemania, Turquía, Indonesia, Malasia, China, Suecia, Estados Unidos, Perú, Venezuela, Rumanía, Rusia, Méjico e Italia (si me he olvidado de alguno, que Dios y el susodicho me perdonen).
Así que a buscar un espejito, espejito y a comenzar a practicar la desracistación.
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Hombres Negros
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Secret Window – La Ventana Secreta
Cuando me enteré que se estrenaba una película basada en una historia de Stephen King, me puse mis mejores joyas, convencí al chino de mierda para que me acompañara y nos fuimos al cine.
Nos aprovisionamos con las cervezas de rigor con las que llegar al intermedio y a ver la película. Secret window, o La Ventana Secreta no pasará a los anales de la historia del cine como un clásico. Partían de una de las historias más flojas del libro Las Cuatro pasadas de la Media noche y el guionista y director David Koepp no consiguió sacar mucho de la misma. Ni siquiera el siempre convincente Johnny Depp, sufrido escritor dispuesto a pasar de todo por defender su obra, en una actuación memorable frente a un desaprensivo John Turturro, que borda el papel de mala persona, consiguen levantar el tono general de la historia. Tras 95 minutos y dos cervezas, uno sale del cine con una pobre impresión. En fin, se puede caer más bajo, pero sólo consigue aprobar. Este es uno de esos casos en los que uno tiene todos los ingredientes para cocinar un manjar y durante la cocción se jode la receta y nos sale una comidilla mediocre. Para más información en Español, haced clic aquí.
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Dirty Dancing: Havana Nights – Dirty Dancing 2
Antes de relatar mi viaje voy a quitarme este espinazo de encima. Justo antes de las vacaciones fui al cine creído que iba a ver Starsky & Hutch, que era la película que había anunciada en todos los foros como sneak preview de la semana. Cual fue mi sorpresa y la del resto del cine cuando la película que comenzó fue Dirty Dancing 2
, también conocida como Dirty Dancing: Havana Nights, la continuación de la archifamosa Dirty Dancing.
Os juro por lo que más queráis que más de cincuenta espectadores se marcharon sobre la marcha. La película ya comienza con música y baile. Y de ahí no sale. Ambientada en la Habana, justo cuando Batista está a punto de marcharse.
Bueno, es una sucesión de números de baile. Baila Diego Luna, que hace de cubanito pobre, baila la Romola Garai, absolutamente desconocida y por bailar, baila hasta Patrick Swayze. Se me cambó la peluca cuando apareció este. Y yo que lo hacía muerto y enterrado. No hace el mismo papel que en la primera. Aquí es profesor amariconado de baile para mujeres americanas ricas. Se le ha puesto un hocico de Boris Izaguirre que no veas.
Cada nuevo número de baile se acompañaba de nuevas deserciones en la sala. De cuatrocientos que comenzamos la película, no pasábamos de cincuenta los que llegamos al intermedio. Nunca antes he visto tanta gente dejar una sala, ni siquiera con la patética y soporífera Lord of the Cock Rings I. Me quedé hasta el final por orgullo, porque la película no vale nada de nada. Lo único bueno es la banda sonora, pero seguro que la encontráis en internet sin tener que pasar por lo que yo he pasado.
Como me pilla de generoso, le daré medio gallifante. No he encontrado información en español, lo siento. -
He retornado a la vieja Europa
Pero tengo un jet lag de órdago y no puedo ni juntar dos palabras. Mañana empiezo a escribir. Mientras tanto hay dos webs que deberíais visitar sin falta:
– La manivela de Garci
– Guiones de Almodóvar al por mayor