A mí nunca me han gustado las ensaladas. No terminan de convencerme y eso de comer hojas de lo que sea me hace sentir como una cabra. Si hay algo que mis amigos saben con certeza es que si estoy comiendo ensaladas es por estar a dieta porque si no, es casi imposible.
La única excepción a esta regla es la pipirrana la cual no se puede considerar una ensalada al uso ya que no contiene hojas de nada. La descubrí por primera vez en Andalucía y desde entonces es uno de mis platos favoritos para el verano porque se prepara en un momento y si lo dejas macerando unas horas sabe más sabroso.
Esta es otra de esas recetas tan sencillas que resulta imposible que haya alguien en el universo que no la pueda preparar si se lo propone. Es perfecta como acompañamiento o como plato principal y se le pueden añadir otras cosas según el gusto de cada uno.
Los Ingredientes: Un pimiento rojo, un pimiento verde, un pepino pequeño, un tomate maduro, una cebolla, un diente de ajo y para el aliño una cucharada de vinagre, seis cucharadas de aceite de oliva virgen, sal y pimiento negra.
La Implementación: Esto no tiene ciencia. Se hace una incisión en el tomate y se escalda para poder pelarlo fácilmente y luego se parte por la mitad, le quitas las semillas y se pica en daditos pequeños poniéndolo en un cuenco. Se pela el pepino, se parte por la mitad, le quitas las semillas y picas la pulpa también en daditos. Después se lavan los pimientos, los abres y los vacías de semillas y los picas como lo demás añadiéndolos en el cuenco. Ahora le toca el turno a la cebolla, la cual pelamos y cortamos también en daditos y nos falta el ajo, el cual pelaremos y cortaremos en trocitos finos mezclándolo con el resto.
Ahora que tenemos todos los ingredientes juntos le llega el turno al aliño. Se pone en un cuenco el vinagre con el aceite, la sal y la pimienta y se mezcla con un batidor de varillas hasta que esté cremoso. Se añade sobre el resto de verduras y se mezcla bien. Lo cubres y lo pones en la nevera un par de horas y estará perfecto para comer.
Es sencillo y delicioso. A veces le añado tropezones, que pueden ser trocitos de jamón serrano, atún desmigado, gambas o lo que prefieras. También hay ocasiones en las que cambio el aliño y opto por otra salsa hecha con un poco de mostaza de Dijon, zumo de naranja, miel, aceite de oliva, sal y pimienta y lo mezclo todo hasta obtener una salsa también cremosa y con un sabor dulzón que tras unos segundos se transforma por la aportación de la mostaza.
Si quieres ver otras recetas que he cocinado puedes ir al índice de Mi pequeño libro de recetas de cocina y allí tienes la lista completa