Planes pasados y futuros


El fin de semana pasado había planeado darme un baño de cine y además, ir a casa del Rubio. La cosa se torció el viernes cuando el tren que me tenía que llevar en dirección a Amsterdam fue cancelado por haberse escoñado. La alternativa era quince minutos más tarde pero esos quince minutos eran demasiado ya que mi planificación estaba calculada para llegar al cine exactamente cuando comenzaba la película. Visto el plan, regresé a casa y cociné unas cosillas para llevar a casa del Rubio el día siguiente. El sábado, fui a Amsterdam y tenía una sesión doble de cine antes de ir a casa de mi más-mejor-amigo. Ya antes de entrar a ver la primera película había decidido cambiar la segunda por una de las dos que no pude ver el día anterior y todo funcionó perfectamente, salvo que esa segunda película resultó una puta mierda del copón de la que hablaré un día de estos. Después fui en tren a Woerden y allí me recogió el colega. Antes de cenar estuvimos jugando con las tres unidades pequeñas y después de cenar seguimos haciendo puzzles y tocando el piano (los que pueden, que yo soy un negado). Por la mañana el domingo preparé unos veinticinco pannenkoeken para desayunar y no sobró ni uno. Después nos dividimos en dos grupos y mientras la Primera Esposa y la Unidad pequeña número 1 se quedaban en la casa, el resto nos íbamos a la piscina. Llegamos tarde, sobre la hora Virtuditas y aunque pensábamos que estaría petada de gente, resultó que no habían demasiados usuarios y ni siquiera tenías que hacer cola para lanzarte por el mega-tobogán. Estuvimos allí una hora y media y después nuestros caminos se separaron, yo regresé a Utrecht y ellos se fueron a su casa. Por la tarde aproveché esa rareza de estar en casa un domingo y me eché una siesta de rescándalo.

Durante la visita les comentaba que tras una larguísima pesca, que ha durado meses, al final compré mis billetes para ir a Asia este año. El punto de entrada, como en la mayor parte de las ocasiones anteriores, será la capital de Malasia, Kuala Lumpur. Es una ciudad tranquila, moderna, con un buen aeropuerto, con unas conexiones fantásticas al resto de la zona y sin los agobios y malos rollos de Bangkok, que es más bien un inmenso prostíbulo lleno de travelos, estafadores y putas sin escrúpulos. Cada año hay una compañía que decide tirar la casa por la ventana y rebajar los billetes más que nadie y este año y pillándome por sorpresa ha sido Lufthansa, empresa de renombre y con prestigio en Europa y de la que no me esperaba que me vendieran un billete de ida y vuelta desde Amsterdam a Kuala Lumpur por cuatrocientos cincuenta leuros. Tengo una hora y cinco minutos para hacer el transbordo en Frankfurt y este detalle me daba un mal rollo que no veas pero mirando en flightaware, página que entre otras cosas mantiene un histórico de los vuelos regulares, resulta que en todo el mes de enero y en lo que llevamos de febrero la conexión entre Holanda y la ciudad alemana solo en dos ocasiones ha llegado en hora y el resto de las veces aterriza diez, quince y hasta veinte minutos antes de la hora prevista, con lo que mis temores se han difuminado.

La pesca continuó para la segunda parte del viaje y como siempre, tenía alertas diarias en dos páginas de precios hasta que un día de la semana pasada saltó la de un posible regreso a Malasia desde Kalibo. Compré el billete a mitad de precio con Airasia, compañía en la que sigo confiando pese al reciente accidente y con la que he volado en más de diez ocasiones sin problemas. Me faltaba el billete de ida y seguí pescando, esperando pacientemente hasta que anteayer saltó otra alarma y compré el billete desde Kuala Lumpur hasta Clark, aeropuerto situado al norte de Manila y que me interesaba más para poder comenzar la gira primero en esa zona y después ir siempre hacia el sur. Aún no tengo muy claro cual será el plan pero entre las cosas que no quiero perderme está el volcán Pinatubo, Bohol con sus colinas de chocolate y por supuesto, pasar por Manila. Procuraré que hayan playas idílicas y mucho sol y calor.

Para este viaje y siguiendo la tendencia de años anteriores, me he puesto como objetivo el reducir aún más lo que llevo y espero poder moverme solo con una mochila de cuarenta litros, con lo que intentaré no facturar en los vuelos y llevar lo imprescindible. El año pasado ya reduje el peso en dos kilos y este año creo que lo volveré a conseguir. Ahora me falta leer sobre el país y empezar a acotar zonas para elegir un itinerario. Ya veremos como acaba la cosa.


2 respuestas a “Planes pasados y futuros”

  1. Bueno, de momento ya estás disfrutando con la parte del planning, previa e indispensable al viaje en si… 🙂
    Salud