En 1981, un chaval que hasta ese momento pajariaba sin rumbo fijo y trataba de hacerse un hueco en el mundillo del cine a base de codazos, cambió por completo el cine de terror y creó una de las películas más legendarias de ese género, una que consiguió que la gente saliera de los cines aterrorizada. A mí no me pilló con la edad suficiente para verla en la Gran Pantalla pero gracias a la invención del VHS, un día llegó a mis manos, organizamos una sesión en casa de una amiga y en algún lugar de la galaxia todavía se pueden oír nuestros gritos mientras viajan a la velocidad del sonido hasta el infinito y más allá. Se trataba de Posesión infernal, dirigida por Sam Raimi. Han pasado treinta y dos años desde la primera vez que la película se vio en los cines y han hecho una nueva versión, en este caso producida por el director previo y dirigida por el uruguayo Fede Alvarez. Nuevamente, el título de la película es Evil Dead y en España se estrenó en abril con el conocido título de Posesión infernal

Un puñado de julays se van a pasar unos días a una keli en el bosque que tiene un mal yuyu que no veas y salen de allí troceados

En esta iteración, un grupo de amigos va a una cabaña a pasar unos días y ayudar a pasar el mono a la adicta del grupo. Allí encuentran que alguien hizo algún tipo de ritual en el sótano y hay un libro que parece hecho con piel humana. Cuando el tonto de turno comienza a leer el libro, despierta a un demonio sádico y cruel que los irá matando y poseyéndolos de uno en uno y haciéndoles cosas terribles. Al final, como en todas las películas de terror, solo puede quedar uno, que es el que hace la segunda parte ??

Por un instante pensé que me perdería esta película ya que se estrenó justo a la semana de irme de vacaciones y el cine de terror no dura mucho en cartelera. Cuando regresé y vi que aún seguía en uno de los cines, organicé una visita al mismo para una sesión doble en la que el plato fuerte era esta película. Comencemos con lo malo. Esta es una glorificación del gore, sádica hasta extremos que la original nunca rozó. Si no tienes un estómago fuerte o dos manos para taparte la cara, acabarás abandonando el cine como el grupo de chamas que estaba detrás de mí y que no sobrevivieron a la segunda muerte. Tampoco hay grandes sustos pero ese nunca ha sido el fuerte de la película original. Aquí el mal viene a buscarte, estás en un lugar aislado y nadie está a salvo ya que los posee a todos y los hace hacer cosas terribles, auto-mutilarse, atacar a los otros y todo lo que se te pueda ocurrir con el máximo de sadismo. Es en esos momentos en los que la película sobresale. No hay que protegerse de los otros, aquí hay que protegerse de uno mismo. Sin llegar a gritar como un poseído igual que hice con la original, me divertí un montón y salí del cine asqueado, lo cual seguramente era el objetivo del director. Pese a las lagunas y los agujeros en la historia, es puro entretenimiento si te gusta el género.

Ya está fuera de los cines pero puede ser una buena opción para ver en grupo y convocar el Clan de los Orcos a tu casa, teniendo cuidado porque las chamas se os pegarán como lapas según comience la carnicería.