Reflexiones adicionales sobre Grindhouse: Death Proof


La semana pasada volví a ver Death Proof – Grindhouse: Death Proof en el cine. Llevaba unas semanas pensando en volver y antes de que la quitaran fui con un amigo a verla a la filmoteca. Tenía curiosidad por saber si la película le producía el mismo efecto que a mi porque solemos tener gustos similares en cuanto a cine. Primero estuvimos cenando en su casa. Su novia nos hizo una comida deliciosa y fue tan gentil como para dejarnos ir al cine sin ella. Todo tiene dos caras, ella nos enseñaba la cara gentil, la generosidad al permitir a su media naranja el ir al cine pero la otra cara es que seguramente ni muerta iría a ver una película de Quentin Tarantino y cuando él le dijo que quería ir conmigo se le abrieron los cielos.

La película la están dando en el circuito de filmotecas. No han pasado ni dos meses desde que se estrenó y ya la ven como un clásico que merece los cines más especiales, esos en los que nunca hay gentuza, ni morisma con teléfonos móviles y en donde la gente sabe a lo que va y disfrutan de la película. Como era en Utrecht pasamos por mi casa y desde allí fuimos al cine en bicicleta, con mis dos bicis de ciudad, la Chimba y la Chomba. El Louis Hartlooper Complex es un cine espectacular construido en un antiguo edificio que hasta hace unos años usaban los bomberos. Fuera hay un montón de pubs que los que vivimos en Utrecht visitamos a menudo y en su interior en el patio cubierto muchas veces se puede escuchar música en vivo mientras te tomas un capuchino o una buena cerveza. Llegamos con algo de tiempo y nos sentamos allí a tomar algo y observar a la fauna del lugar, un montón de chicas guapísimas que se sienten excluidas del circuito de descerebradas y tragapollas y son capaces de apreciar el buen cine. En la filmoteca la proporción es siempre de cinco a uno, cinco hembras por cada macho. Seguro que hay alguna explicación científica pero se me escapa. Las mujeres parecen apreciar mucho más el cine de calidad, los hombres son más primitivos, pon un tío hormonado hasta las pestañas a repartir mandobles y matar todo bicho que se mueva y están todos allí gritando. Pensad en cualquier película de los últimos veinte años de acción y la verdad que la temática parece un poco gay, con tanto machote sudoroso procurando llenarse de porquería sin que le afecte a su peinado.

Aún no me explico como Grindhouse: Death Proof ha podido acabar en la filmoteca. Es una película de mujeres, pero de mujeres que hablan como hombres, que reaccionan como hombres y que actúan como ellos. Debería estar en los cines normales con colas inmensas de tíos a los que les gusta ver chochas en el cine y ha terminado en un lugar en el que las que van a verla son mujeres. es el mundo vuelto del revés.

Cuando entramos en la sala mis sospechas se confirmaron. ?ramos los dos únicos hombres en un universo de mujeres, tres si contamos al que controla las entradas pero una vez comenzó la película se marchó y nos dejó con ellas. Advertí a mi amigo que no se asustara si la cinta parecía que se saltaba y había cortes porque fue creada de esa forma a propósito para devolvernos al tipo de cine que se podía ver hace veinte o treinta años en los barrios en aquellas sesiones dobles memorables. En la primera escena ya tenemos una conversación entre un grupo de chicas increíble. Los diálogos son de leyenda, con un ritmo frenético en el que cada frase es más ingeniosa que la anterior. No es el tipo de conversaciones que uno suele ver en cine, hay algo «raro», suena «auténtico».

Después de unos minutos nosotros disfrutábamos como enanos pero algunas de las chicas murmuraban entre ellas. No les terminaba de convencer el lenguaje soez, la forma en la que se insultaban unas a otras y las pullas con saña que se lanzaban. Nosotros sin embargo aplaudíamos algunas frases memorables.

En el segundo segmento fue el acabose. Disfruté la película muchísimo más que la primera vez. De hecho, creo que como aguante un par de semanas más la veré por tercera vez y es más que probable que me compre el DVD cuando lo pongan a seis euros dentro de un par de años. Unas chicas que estaban delante de nosotros se viraron en un par de ocasiones a mirarnos, asombradas porque solo nos faltaba gritar. Coreábamos los golpes, saludábamos las frases lapidarias y cada segundo de película parecía provocar en nosotros la reacción que Tarantino había pensado pero para ellas la cosa no funcionaba de la misma manera, no eran capaces de captar el concepto.

Grindhouse: Death Proof no es una película fácil. Exprime lo más turbio que llevamos dentro. Sí te gusta el cine de Kevin Smith, si sueles tener conversaciones escatológicas con tus amigos en las que no se habla de fútbol sino de temas auténticos, si crees que lo mejor está aún por llegar y no dejas de sorprenderte cada mañana, seguro que Death Proof – Grindhouse: Death Proof te encantará.

Technorati Tags:


2 respuestas a “Reflexiones adicionales sobre Grindhouse: Death Proof”

  1. He quedado con un amigo para verla mañana.

    » Al permitir a su media naranja el ir al cine » jejeje, qué??? Las mujeres deben dar permiso a su media naranja para que hagan algo? Esa clase me la perdí en la escuela (gracias a Dios) 🙂

    Besos.

  2. Todos mis amigos son personas serias y formales que solicitan a sus parejas autorización para actividades extracurriculares, sobre todo cuando yo estoy de por medio porque tengo mala reputación y siempre los llevo por el mal camino. Hoy sin ir más lejos llevo como quince correos con dos grupos distintos para organizar sendas visitas al Cartouche porque son muchas esposas de por medio y ellas también van al gimnasio y quedan con sus amigas y alguien tiene que cuidar los retoños en casa.