Regresando al invierno


Ayer me tomaba un cafelito en mi casa mirando por la ventana como granizaba que no veas, vamos, lo típico desde que negamos el cambio climático y ahora el invierno empieza cuando supuestamente acaba. En la prensa, el instituto de meteorología holandés, que igual debería modernizarse y contratar brujos y magos para arreglar este entuerto anunciaba que la temperatura de la Semana Santa había sido más fría que la de la Navidad, o sea, que si vienes a Holanda en navidades traete el tanga y las cholas de playa pero si vienes en semana santa, camisilla, camiseta, camisa, camisón, pullover, jersey, abrigo, guantes, bufanda, gorro y quizás una mantita para ponerte por encima y juro por las bragas más polutas de Mafalda que no miento, que el sábado por la mañana pasé por Amsterdam y había turistas que casualmente hablaban en Español de España sin acento truscolán y que parecía que de allí salían a una excursión por la Antartida. Con tanta ropa, pierden movilidad y cuando una acarajotada que en su vida ha ido en bicicleta se dio una hostia al meterse la rueda en las vías del tranvía, nos partimos todos de risa para que su humillación fuera más que completa. Otro grupo que preferían pedalear por la acera fueron detenidos y supongo que seguirán celebrando las multas que pone la policía de la ciudad.

En una semana me gocé dos accidentes de bicicleta. El primero fue el martes, día en el que después de trabajar me bajé del tren en Utrecht Centraal y excepcionalmente tenía mi bicicleta aparcada en la zona porque quería ir a un mega-supermercado de productos chinos, asiáticos y raritos y en donde iba a comprar chipotle adobado. No vamos a discutir aquí la dificultad que tienen los chinos y los holandeses para decir la palabra chipotle o sea CHIPOTLE. Según a quien le preguntes en la oficina o en el super, te dirán chaipotels, chipotels, chaiplote, chiplote o cualquier combinación de las anteriores y el truco para que pillen la palabra es decir in adobo saus (por descontado, con acento canario, en peninsular igual ni siquiera pillan eso que vuestro dialecto es muy dañino). Volviendo al tema, alrededor de la estación central de Utrecht hay obras, un montón de obras y estas afectan tanto a coches como a bicicletas y en un tramo bajo el nuevo hotel y la renovación del centro comercial hay un carril específico creado que es bastante estrecho y está delimitado con pilones de hormigón de esos que no mueve ni un milagro. Ese carril pasa por asfalto y también sube a la acera, con las diferencias en texturas de materiales. Por supuesto, una pava descerebrada que seguramente circula por allí a diario es incapaz de procesar las múltiples (y por múltiples no quiero decir dos, quiero decir más bien unas ocho) señales avisando del peligro y ella va en su bici, con el teléfono en la mano para poder darle al GUSTAR en su CaraCuloLibro y no dejar de mandar mensajes por su güazap, ya que su vida y la de muchos otros depende de ello. El margen para error es mínimo en ese lugar y por supuesto, se escoñó, se estampó contra el hormigón y consiguió proteger con su vida el teléfono pero acabó echa una mierda, tirada, rota y con toda la pinta que de allí se la llevaban al hospital ya que el hormigón no perdona. Eso sucedió seguramente menos de sesenta segundos antes de que yo llegara al lugar y me topara con una caravana espectacular de bicicletas, un atasco, todas alineadas mientras la comemielda aquella rebuznaba en el suelo y alguien llamaba al número de emergencia, aunque yo de corazón y sinceramente sugerí que llamaran al tanatorio y le pidieran hora para cremarla y limpiar la raza, que una vez se sabe qué código genético está podrido, lo mejor es borrarlo. Alguien apartó su bicicleta, ella se quedó bien pegada al hormigón que tanto la quiere y todos comenzamos a pasar a su lado en nuestras bicicletas, mientras ella lloraba, aunque no se si por el dolor o por la tremenda grieta que tenía la pantalla de su móvil y por la que pasaba el dedo como acariciándolo o quizás eran los estertores esos como los de las gallinas cuando las degüellan y el cuerpo no se ha enterado. Creo que ya están pensando en legislar contra el uso de los teléfonos móviles cuando se va en bicicleta, algo que en otros países puede parecer tonto pero aquí debe estar ya en la cima de las causas de accidentes con coches. Tras el atasco, conseguí llegar al supermercado, uno con el bellísimo nombre de Amazing Oriental que se puede traducir literalmente por truscoluña no ha sido nunca jamás nación y super que para mi es una perdición porque todo me llama la atención y me lo quiero llevar a casa aunque después ni sepa qué puedo hacer con esa comida. Conseguí salir de allí solo con mi lata de chipotle adobado y un paquete de langostinos limpios que me hacía falta y por desgracia no pude resistirme a un bloque de tofu que por descontado, olvidé totalmente que lo había comprado y anoche lo redescubrí en la nevera y tuve que cambiar mis planes de cena y ahora será (o ha sido) tofu empanado con panko casero y frito con salsa agridulce, ilusión, fantasía y mucho chimpún. Ayer encontré unas berenjenas en salsa de tomate rusas que me regalaron y voy a comérmelas para que Putin deje de espiarme. También encontré un bote de setas shiitake como a la vinagreta que supongo que se comerá así, sin cocinar. Voy a tener que pedir a la gente que en vez de traerme cosas cuando vienen a verme, me den bonos-regalo para la tienda de los diez mandamientos o mi tienda favorita en China.


8 respuestas a “Regresando al invierno”

  1. Enfrente a mi casa de aquí hay un súper chino (supermercado de comida), y tengo que reconocer que también pruebo cosillas, hasta ahora con mucho éxito.

  2. Dile que te pongan cuarto y mitad de Baozi (aquí los llaman Bapao). Con salsa de chili dulce son un vicio. Los de carne nunca he tenido claro si es carne de rata o de vieja pero están igual de ricos.

  3. Mientras no vea la rata, no me importa comérmela, preguntaré por el Baozi, hay que probar de todo!

  4. Igual te venden también panga. Genín me ha dicho que es un pescado riquísimo. Él lo come al menos una vez por semana. Creo que tiene pensado hasta poner un acuario en su casa con unos cuantos pangas y cagar en una escupidera para que tengan una dieta rica, rica.

  5. Como dirían por el sur, que malaje que eres!
    Menos mal que mi acuario es de agua caliente y mis pececitos relajantes no comen jiñotes, porque visto el apetito de los panga en las fotos que estás poniendo no daríamos a basto en casa a fabricarles alimento, y no me veo pidiéndoles a mis vecinos que caguen en orinales y me regalen sus frutos del vientre (amén)…

  6. Coño, se me ha pasado esta entrada sin leer, que raro, el Feedly no me ha avisado y me hubiera perdido unas risas si no la leo 🙂
    Yo cagaría directamente en la pecera, es mas práctico, porque de paso puedo dejar el culo niquelao de limpio con el agua…jajaja 🙂
    Si prometes mandarme diariamente tus truscos frescos por SEUR o similar, pongo la pecera con Panga…jajaja 🙂
    Salud

  7. Mi dialecto es muy parecido al tuyo, que en otras partes de España me dicen montones de veces que si soy canaria, fíjate tú. Es que el movil es muy dañino, la gente va sin mirar y encima en bici. Ni puta idea de lo que es chipotle, lo buscaré.