Retales de los días en que pudimos patinar sobre el hielo en Holanda


Solo porque una vez leí un libro, no hay que juzgarme y condenarme como uno de los grandes sub-intelectuales de todas las degeneraciones actuales, ¡que lo soy! y por más que la gente me vea como una persona seria, yo estoy, en palabras de un amigo, muy lleno de mielda y si no, a pasarse por mi casa y no bajo la cisterna por la mañana para que veáis el JIÑOTE.

La semana pasada, una de las mañanas en la que los Países Bajos amanecieron cubiertos con una fina capa de nieve en polvo, concepto que yo en las Canarias pensaba que era como una gilipollez de los godos y que ahora puedo confirmar y confirmo que es algo que existe de verdad, estaba en la oficina tocándome los mondongos, digo … trabajando y aproveché una de las visitas a la máquina del café para escribir HOLA en esa nieve en polvo y mandar la foto por el güazáp a los colegas en España, esa España mía, esa España nuestra, ay ay ayyyyyyy:

HOLA en nieve en polvo

Lo de hoy es una anotación escoba en la que recojo los retales que inmortalicé la semana pasada de mi vida y que no usé en las otras anotaciones. Los tres vídeos que vienen a continuación son cortos y en ellos está el sonido ambiente, con lo que se puede escuchar a la fauna local.

Patinando en el patio de aquella empresa de una diosa

El jueves hacía una ventolera horrenda y un frío polar, polar, polar, que ni en la nevera de Virtuditas con su frío sin escarcha. El viento te cortaba la piel de la cara y por eso no patinamos y en su lugar me di un garbeo por el poblacho, como hago siempre y al pasar por el campus de cierta compañía gringa deportiva con nombre de diosa griega y que en España no se podía mentar durante un montón de años y solo podían usar su logo, pues ellos, en el corazón de su campus y rodeada por siete edificios, pusieron un plástico grande, echaron agua, esperaron un par de días y montaron una pista de patinaje GRATIS-TOTAL para sus empleados, aunque los seres humanos que no trabajan allí también la podían usar, solo que tenían que traer sus patines. En el VÍDEO anterior y no me hagáis repetir el concepto de vídeo, que ya sabéis que tenéis que hacer clic en la imagen para verlo, tenemos a los obreros, al populacho ese oprimido por los podemitas como en Venezuela, patinando y tomando chocolate caliente pagado por la empresa. Cualquiera de los grandes expertos y polemistas que hay por aquí sabe que hay una gran diferencia entre los patines de hielo de velocidad y los de figuras y que para nosotros la pista no era adecuada ya que necesitamos más espacio para maniobrar. Aún así, un bonito detalle de la empresa con sus empleados.

Gente patinando en Anna's Hoeve visto desde el puente

El viernes, los dos amigotes que vinieron a patinar conmigo se pasaron la mañana gastándome el güazáp en una absurda conversación sobre si se podría o no se podría patinar y como me estaban tocando los mondongos, a las doce en lugar de ir a caminar me acerqué a Anna’s Hoeve e hice un par de vídeos pequeños que después les mandé para poner punto y final a la discusión. El sistema funcionó tan bien que nano-segundos después de verlos, ambos se pusieron en ruta. El primer VÍDEO (y le pido a Cristo Rey que os de el entendimiento para entender lo que hay que hacer en la imagen anterior) muestra dos de los lagos de Anna’s Hoeve, aunque nosotros solo patinamos en el grande. Está hecho desde el puente que creo que ha sido visto en los vídeos de los días anteriores. Las colinas que se ven al fondo son las famosísimas colinas de Hilversum, totalmente artificiales, las construyeron los nazis o quizás los truscolanes (que vienen a ser lo mismo) durante la Segunda Guerra Mundial ya que añoraban su tierra y obligaron a presos holandeses a crear una zona que evocaba a la gran Germania. Hoy en día, cuando nieva, los niños van a allí a lanzarse por la colina con sus trineos, seguramente el único lugar en cuarenta kilómetros a la redonda con esa pendiente.

Sobre las aguas de Anna's Hoeve

El último VÍDEO (ya sabéis ….) está hecho sobre el hielo en una de las zonas de acceso al mismo, vamos, por donde nos quitamos los zapatos, nos ponemos los patines y dejamos la bolsa con los zapatos, que aunque parezca difícil de creer y al contrario de lo que sucedería en truscoluña, lugar lleno de chusma y gentuza de la peor, nadie te los roba. Con esto, damos por concluido y finiquitado este interludio helado que me ha permitido llenar de contenido varios días.


2 respuestas a “Retales de los días en que pudimos patinar sobre el hielo en Holanda”

  1. Pero si quieres «colinas» ven y recorre los mismos kilómetros que haces ahí con la bici, en Coruña. Valiente…. que es muy fácil hablar desde los países planos.