La última película neerlandesa que vi en el 2024 fue también la última peli que vi antes de migrar a Gran Canaria. Como se puede ver en el cartel, es un amasijo de hembras, en diferentes edades y todas buscan lo mismo, chimpún y felicidad o algo así. En la peli hay machos pero como que no se merecen el dudoso honor y el privilegio del póster, porque se vende como peli para portadoras de hachazo, aunque curiosamente, tuvieron que elegir a un hombre para que dirigiera esto, que se titula Schitterend y jamás se estrenará fuera de este país, ni como Maravilloso ni como Truscoluña no es nación.

A un montón de julays les pica el chichi que no veas.

Tenemos un puñado de hembras en diferentes fases de su chifladura. La vieja está jubilada pero quiere que su macho le de candela de la buena sin parar. Otra tiene veinticinco años, es modelo y ya no la llaman por vieja y obesa, otra acaba de parir y tiene depresión post-parto o algo así, una joven quiere que la invite a salir un pavo y le coma el potorro o algo así y de la otra no me acuerdo que más. Esto es básicamente como Love, Actually, pero con hembras solo y supuestamente entrelazando las historias al final de la película.

Con tantas historias para contar, al final es que encuentras quizás una interesante y un montón aburridas o abiertamente malas. En mi caso, la de la modelo me pareció una mielda de historia y la de la vieja, también. Me quedó claro desde el principio que no se hizo pensando en hombres y consiguieron que me desactivara por completo y entrara en modo siesta. Cerca del final, acaban todas las hembras en la misma keli, en una celebración, en la escena que supuestamente lo enlaza todo y que se nota muy forzada. Da un poco de pena que hayan masacrado un clásico de la comedia romántica, hayan pretendido hacer una versión más femenina y hayan conseguido terminar con este pedazo de mielda.

Esto unirá en su rechazo a los miembros del Clan de los Orcos y a los sub-intelectuales con GafaPasta. Ambos grupos la odiarán por igual. Para hembras descerebradas y con una necesidad imperiosa de un pepino.