Me temo que tendréis que disfrutar por partida doble con esta crítica. El pasado miércoles cuando iba hacia el trabajo en tren la escribí en el portátil de la empresa y como no me lo traje a casa se quedó allí, así que he decidido volver a escribirla y la semana que viene publicar la otra crítica, que uno no escribe de balde.
Hay películas que las tengo que ver únicamente por razones que nadie podría comprender. Una necesidad imperiosa me empuja hacia la oscuridad de la sala y no importa lo que haga, no puedo impedir el que se cumpla mi destino. Hablar de Serenity es hablar de Firefly, una serie que se ha convertido en un clásico desconocido para casi todos. Uno no puede entender la película sin la serie y por eso, antes de seguir escribiendo diría que si no has visto los quince capítulos de la serie, ni te molestes en ir a un cine.
Para los que han decidido seguir leyendo, Firefly trataba sobre un grupo de descastados que viven en una nave espacial y van saltando de planeta en planeta y siempre en medio de algún lío. El tiempo en el que esto sucede es dentro de cinco siglos. Los mundos colonizados, que parecen ser bastantes, se han dividido en dos bandos: la Alianza y los planetas exteriores, un lugar en el que la ley que impera es la del más fuerte. Entre los miembros de la tripulación surgirán todo tipo de relaciones y conflictos, los cuales terminan creando una familia atípica.
Y así llegamos a Serenity conociéndolos a todos y por eso es casi como un reencuentro con la familia. Desde el primer segundo me sentí como en casa. Vi la película con un amigo que no conocía nada del pasado y a él le aburrió. No captaba los sutiles guiños a los seguidores de siempre, tardó en descubrir las relaciones entre los protagonistas y ni siquiera compartía los murmullos de satisfacción cada vez que aparecía alguno de nuestros viejos amigos. La película no es más que un nuevo episodio sólo que de más duración y rodado con más medios. Es el episodio que nos faltaba para comprender muchas cosas, especialmente todo lo relativo a River, el personaje más enigmático.
El creador de la serie es el director de la película, el legendario Joss Whedon, famoso por series como Buffy the Vampire Slayer y Angel. Además de dirigir escribió el guión de la película. Este hombre es muy prolífico y es raro el año que no nos sorprende con algo. Para este estreno en la pantalla grande contaron con todo el equipo original. Todos están tal y como los recordaba, maravillosamente perfectos. En esta aventura encontraremos un montón de respuestas y aparecerán nuevos enigmas, aunque visto el éxito de la película dudo mucho que se continúe con la saga.
Si eres fan de la serie es más que probable que la película te parezca tan fantástica como a mí. Te lo pasarás bomba, disfrutarás de cada minuto como un enano. Si por el contrario no la has visto, es más que probable que te aburras, que los personajes te parezcan muy estereotipados, que los diálogos sean bastante tontos y que las escenas del lejano oeste en tierras espaciales no te convenzan, al igual que tampoco te gustará la música de Spaguetti western que las ameniza. Así que antes de meterte en la sala, larga lastre, piensa que vas a ver un divertimento sin segundas intenciones, algo para pasar la tarde y olvidarlo tan pronto como termina y pásatelo bien. ¡Ah! y no te olvides del cubo grande de palomitas y las dos cervezas.
Una respuesta a “Serenity”
parece que estamos de acuerdo,
lo que no entiendo es el porque el haber visto la serie la convierte en mejor película