Sommige cursisten


Aprender, lo que se dice aprender holandés no sé si lo conseguiré, pero lo que está claro es que la clase es un espectáculo acojonante. Las rusas continúan dando mucho juego. Cada día aparecen vestidas con unos trajes espectaculares, listas para salir de marcha. Por supuesto acompañan la ropa con un cuidado exquisito y extremo de todos los detalles, a saber: maquillaje, uñas bolso y complementos a juego con la ropa y adecuados a su uniforme, botas de tacón de aguja y punta fina (siempre) y lo más interesante, un mínimo de tela que les cubra el cuerpo.

Al menos han conseguido algo: no nos perderemos una clase ni aunque nos den la extrema unción. Además de vestir super-arretrancadas, se pasan las tres horas que estamos en el aula haciendo poses provocativas, todas estudiadas para estimular a los machos presentes. Parece una liga entre ellas y aunque no hay una clara favorita, tenemos a dos destacadas en cabeza. Una de ellas ha traído hoy algo que podríamos definir como camisa hecha con unos velos que dejaban ver su pecho prieto y abultado y el tatuaje que tiene en uno de los mismos. Han habido infinidad de discusiones sobre ese tatuaje. Hasta hoy lo intuíamos sin saber muy bien lo que era. Me he sacrificado en aras del periodismo de investigación y en el recreo me he sentado con ella. El tatuaje es un lagarto que sale casi desde el pezón y la mira altivo a la cara. Sólo hay dos palabras para esto: Im presionante. Me juego las manos de mi mejor amigo a que la otra rusa tiene también un tatuaje en alguna zona jugosa.

Entre las cosas que aprendemos en semejante entorno, me quedo con la frase «Zeg het maar» pronunciada «ceg-et maar» y que significa «Venga dilo, Adelante». Siempre la había escuchado en bares y cafés por parte de los camareros y hoy, bendito sea el señor, he descubierto que con semejante agresividad te pide el camarero que le hagas el pedido.

Antes de ir a clase, en el tren, he tenido un encuentro galáctico. En Hilversum Sportpark se subió al tren y se sentó conmigo la mismísima princesa Leia. Vestía conjunto folclórico nórdico compuesto por pantalón vaquero verde oliva pasada, camisa negra dos tallas más pequeñas para poder mostrar perfectamente los pezones, bufanda verde hecha con rejos de trapos desechados en el proceso de fabricación de prendas deportivas, piercing en la barbilla y los característicos moños laterales de la princesa. En este caso las protuberancias laterales eran producto de los mayores auriculares que he visto en mi vida, unas monstruosidades gigantescas fabricadas para mayor deshonra por la multinacional holandesa para la que trabajo. La pobre princesa debía llevar kilo y medio de peso en los auriculares.

PD: El título de hoy significa «Algunos alumnos»

,

3 respuestas a “Sommige cursisten”

  1. Gracias por la lecciòn. Por cierto, yo usaba Opera pero ahora, gracias a tu recomendaciòn, uso Firefox. Me gusta aunque tiene problemas con algunos multimedia y pop-ups. Sòlo falta que me busques piso en Utrecht.

  2. EL DE ‘ESTOY HASTA LAS PELOTAS’ ES UN MALDITO FASCISTA, ME ENCATARÍA MEARME EN SU OJO.

  3. Antes de encontrarte casa a tí tendré que encontrar la mía. Yo no tengo ningun problema con los pop-ups en el Firefox. Tengo instalado el Ad-Block. Y sobre lo de los multimedias, el único web que no tira ni de coña es el de Telecinco, que yo sepa. No se pueden ver los vídeos en ese web.

    Al que firma como YO: por Dios tío, échate una novia y quita internet de tu casa, o deja de visitar webs para adultos.