Su cumpleaños


Como los Países Bajos es prácticamente el único país del universo conocido que no celebra el uno de mayo, que aquí los trabajadores, trabajan, lo más parecido que tenemos al tema es el cumpleaños del rey, que cae el veintisiete de abril, aunque si nos pilla en fin de semana, como el concepto de mover el festivo a lunes no existe, lo perdemos, como sucederá el año que viene, en el que el escaso número de días de fiesta que tenemos anualmente estará aún más reducido. Al ser hoy festivo nacional, ayer, desde las seis de la tarde, en casi todas las ciudades, comenzaron las fiestas en naranja para celebrar el cumpleaños del chamo, fiestas que se alargan hasta bien entrada la madrugada y en muchas ciudades, comienzan nuevamente por la mañana, con aglomeraciones tan brutales que ayer por la noche, el ayuntamiento de Utrecht, sobre las diez de la noche, pedía, rogaba y suplicaba que la gente dejara de acudir al centro porque allí ya no cabía un alma y hoy, por la mañana, sucedía lo mismo en el barrio de Jordaan en Ámsterdam o en el centro de la ciudad de Breda. Lo del cumpleaños del rey tiene sus clanes. Están los que lo ven como una maravillosa oportunidad para ponerse ciegos a alcohol y se emborrachan hasta niveles dantescos, beben y beben y vuelven a beber y muchos acaban tirados por las calles, que en esta ocasión, estaban bien frías porque por la noche la temperatura bajó hasta casi los dos grados sobre cero. Entre los que pertenecen a ese clan está la gente joven, los alcohólicos y podemitas, republicanos y comunistas, que esos detestan la monarquía pero aún más detestan perderse un día sin emborracharse y salen a la calle vestiditos de naranja engañándose a sí mismos porque están celebrando el cumpleaños del rey del país. Los que ya han formado una familia, desde que sus hembras empiezan a soltar bestezuelas por los bajos, pasan de las juergas, a los mercados. Durante veinticuatro horas, que normalmente son desde las seis de la tarde del día antes a las seis de la tarde del cumpleaños, en determinadas zonas de la ciudad, se permite la venta de cualquier cosa en las calles, sin licencia y así, la gente con niños, aprovecha para poner puestos y vender los juguetes que los chiquillos ya no usan, o la ropa que ya no les sirve o cualquier cosa que tienen en su casa y que acabará en el ático. En esos mercados, negociar el precio es una obligación. En el noventa y nueve por ciento de los puestos, lo que tienen a la venta es basura, pero siempre hay un uno por ciento que igual interesa a alguien y los hay que buscan por esos mercados discos de vinilo, o juegos de viejas consolas o incluso viejas consolas, supuestamente rotas, que compran por prácticamente nada y después igual las arreglan y las vuelven a vender con una ganancia. También en esos mercados hay gente que vende comida hecha en su casa, platos típicos de sus países o dulces.

En un tercer grupo tenemos a los que evitan el centro de la ciudad como la peste y aprovechan para pasear por bosques o por la playa (aunque este año el que vaya a la playa pasará un frío horrendo), trabajar en el jardín o no hacer nada. En ese grupo me metí este año, con la única excepción de ir al cine por la mañana, pero no al que está en el centro de la ciudad sino el de la periferia y en la sala, éramos cuatro julays. También pasé por un supermercado suponiendo que habría una multitud porque tenían la leche muy barata pero las resacas o los mercados del centro tiran mucho y pude comprar leche sin problemas. Hay un cuarto grupo al que yo he pertenecido en multitud de ocasiones y que lo forman los que salen por patas del país y se van de vacaciones a otro lado. De siempre se ha sabido que la mejor forma de celebrar el cumpleaños del rey es poniendo tierra de por medio y quizás algún océano o incluso continentes. Probablemente, yo volveré a pertenecer a este grupo el año que viene, aunque dependerá de la evolución de los precios de los billetes de avión, que estaban tan caros en estos días que no valía la pena.

También en estos días e interesante es lo que sucede el cinco de mayo, el día de la liberación en la Segunda Guerra Mundial. Se considera un festivo pero sin serlo, solo si las empresas quieren, lo dan como festivo a sus empleados, pero el gobierno no lo obliga y así han conseguido tener un falso-día festivo, prácticamente nadie lo da y lo venden como festivo. Solo los supermercados cierran antes ese día y el día anterior, que es en el que recuerdan a los caídos, a las ocho de la noche hacen una ofrenda de flores en el monumento que hay en la plaza Dam, delante del palacio real en Ámsterdam y la gente ve el evento por la tele y los que están conduciendo hasta paran sus coches en los lados de las carreteras y hacen el minuto de silencio y me da la impresión que cada vez son menos, que la Segunda Guerra Mundial fue hace un rato muy largo y la gente ya la ha olvidado.


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