Tarta, tortilla, lacitos, croquetas, cumpleaños y trabajo


A mí no me gusta trabajar desde casa. Me aburro. Además, avergüenzo a mis compañeros porque mi productividad se dispara y si normalmente ya es alta, en los pocos días del año que no voy a la oficina, quedo como un exterminador sin compasión que por donde pasa arrasa la hierba y no vuelve a crecer. Sin embargo, el jueves, uno de los gerentes de mi empresa me vino y me puso cara con ojitos tristes y me pidió que lo ayudara. El objetivo era hacer una introducción completa de un producto, un proceso que toma generalmente de dos semanas a seis meses, hacerlo en ocho horas laborables. Acepté el reto. Para complicar la cosa aún más, mi más-mejor-amigo, el Rubio, re-celebraba su cumpleaños conmigo, sus tres unidades pequeñas y la Primera esposa y yo me había comprometido a preparar una comida inolvidable. Para rematar la faena, mi profesor de italiano tiene un NAS roto y yo encontré a un desarrollador cejijunto que lo revisó y tras la clase tenía que ir a su casa a instalarlo, así que desde el jueves por la tarde ya estaba más liado que un cura en la puerta de una guardería. Salí de casa del profe de italiano después de la medianoche, llegué a mi casa templado y caí muerto en la cama. Me levanté antes que el sol, me duché, desayuné y estaba conectado a la red corporativa de mi compañía cuando nadie más lo estaba. El gerente apareció al rato y lo que vino a continuación fue pura y simplemente magia. No solo fuí allanando cada obstáculo en el camino, además solucioné problemas para los amarillos, preparé el informe con el Estado de la Compañía para que mi jefa lo publique el domingo haciéndose pasar por la autora y la gente crea que hace algo, publiqué la hoja de ruta de la empresa para los próximos tres meses, anuncié un nuevo producto al mundo y al universo, solucioné un montón de pequeños problemas que parecían bloquear el trabajo de otros y salvo por la recepcionista, nadie notó que no estaba en la oficina. En paralelo a este conjunto de actividades y mientras otros aprovechaban para tomar café en las máquinas que hay repartidas por todas las plantas, yo comenzaba los preparativos para el cumpleaños del Rubio.

Tarta Guinness

Tarta Guinness, originally uploaded by sulaco_rm.

Encontrar una tarta para la celebración fue jodidamente difícil. Al Rubio le encanta el queso, igual que a las unidades número 2 y 3 pero no a la Primera Esposa y la unidad número 1. Al Rubio le gusta la cerveza y el chocolate y a los chiquillos les gusta el chocolate pero no toman alcohol. A la Primera Esposa le gustan las cosas dulces pero sin pasarse. La providencia vino en mi ayuda y encontré hace un par de semanas la Tarta Guinness en la bitácora de Nieves. Durante la semana la bombardeé a correos, preguntando cosas, buscando alternativas. Mi primer obstáculo fue conseguir bicarbonato. Al final lo encontré en una farmacia camuflado bajo el exótico nombre de zuiveringszout, palabreja que dejo a vuestra imaginación el como pronunciarla. Después estaban las diferencias entre la receta mayormente preparada en las bitácoras españolas y la Chocolate Guinness Cake de Nigella Lawson que parecía ser la fuente de las mismas. Tras compararlas y compararlas opté por seguir sus indicaciones, sobre todo porque prefería que la base no fuera tan dulce y en lugar de nata tuviera otra cosa. Cambié la crema agria de su receta por Crème fraîche o crema fresca y preferí la harina normal a la de esponja ya que a esta última le he tomado manía y hace como un año que no la uso. Para la cobertura todo el mundo parecía decantarse por el queso Philadelphia pero no sé, es como muy de los ochenta y está pasadísimo de moda así que elegí el Mascarpone, uno de mis quesos favoritos ya que es suave y no mata los otros sabores. Por la mañana, mientras danzaba por la red de la compañía, saqué adelante la base de la tarta.

Tortilla de papas

Tortilla de papas con cebolla, originally uploaded by sulaco_rm.

En paralelo hice una tortilla de papas con cebolla y ya que tenía el horno encendido, preparé un buen puñado de lacitos de hojaldre que les encantan a los chiquillos:

Lacitos de hojaldre
Lacitos de hojaldre, originally uploaded by sulaco_rm.

Seguí trabajando y a las tres y media sonaban las campanas de todas las oficinas para festejar que lo imposible había sucedido. Mi jefa me pedía y me rogaba que me desconectara de la red de la empresa y dejara de hacer lo que quiera que estaba haciendo porque ponía en evidencia a demasiada gente y de esa forma, tras leer un puñado de correos felicitándome apagaba el ordenador del trabajo. En ese momento hice el recubrimiento de la tarta y lo guardé en un tupperware, cogí una botella de vino, una de un litro de cerveza de 10º muy pero que muy especial y única, una joya que no se compra en supermercados y que solo se puede conseguir en el lugar en donde es creada, añadí la base de la tarta, el recubrimiento, la tortilla de papas con cebolla, los lacitos de hojaldre, puse unas cuantas magdalenas que tenía por si acaso, una bolsa para congelados con quince croquetas, cinco de stamppot del Rubio, cinco de risotto de manzana y queso gorgonzola y cinco de risotto con setas, jamón serrano ibérico, fuet, mi iPhone, mi iPad, mi cámara y una muda de ropa y salía de mi casa para ir a la estación en bici.

Allí, me subí al tren que me llevaría a Woerden mientras el Rubio controlaba mi posición gracias al Find my Friends, una virguería del iPhone que nos permite seguir los pasos del otro en este tipo de situaciones. Estaba hablando con el Rubio desde el tren cuando me dice que lo llama la Primera Esposa. Corto y en eso la veo venir hacia mi por el vagón. Casualmente íbamos en el mismo. Las unidades pequeñas 1,2 y 3 no se lo podían creer cuando la madre les decía que estaba conmigo y que llegaríamos juntos.

Once minutos más tarde, nos bajábamos en la estación y el Rubio y los niños nos recibían como si hubiésemos ido y vuelto a la luna. Nos fuimos todos a la casa y nada más llegar preparamos la tarta.

Trozo de tarta Guinness

Trozo de tarta Guinness, originally uploaded by sulaco_rm.

No pasó mucho tiempo antes de estar todos en la mesa comiéndonos la mitad de la misma. Nos dimos un banquete y todas las unidades me han hecho prometerles que para sus respectivos cumpleaños, haré nuevas tartas. Los lacitos de hojaldre volaron y lo mismo sucedió con el resto de la comida, salvo las croquetas que acabaron en el congelador porque como siempre, me pasé con las cantidades y acabamos encochinados. Siguiendo el sistema rotatorio, en esta ocasión me tocó comer junto a la unidad número 2 y llevar a la cama a la unidad número 1, además de preparar el desayuno con la unidad número 3. Pasamos una velada del viernes fabulosa y un sábado fantástico. Por la tarde, al volver a casa, aproveché para comprar en el mercado de Utrecht y esa noche me apetecía ir al cine así que fui a ver una comedia fabulosa. Creo que dormí casi once horas, agotado por el despliegue de energía del viernes y la falta de sueño de la noche anterior. El domingo lo pasé en Nijmegen.

Hoy continué mi frenesí en la oficina y a media mañana ya había hecho más que muchos en toda una semana. A las cuatro mi jefa me mandaba a hacer puñetas y me prohibía que me quedara en la oficina ??


7 respuestas a “Tarta, tortilla, lacitos, croquetas, cumpleaños y trabajo”

  1. Y rendimiento así…¿Como quieres que te echen de la empresa amarilla?
    No me es familiar ese color de la tortilla, pero tiene buena pinta…
    Salud

  2. Genín, es el color que pilló según la luz que había con el teléfono móvil y que después masacró el Picknick cuando la edité para ponerle el marco y la mosca de la bitácora. Los lacitos tienen una pinta aún más extraña. La tortilla parece echa con yemas ….

  3. Me canso sólo de leerte. Buf. Por cierto, esa palabreja, bicarbonato en quesés, yo, que soy de Sevilla y tenemos este acento, la pronunciaría como suiberinsú y me quedaría más ancha que pancha.

  4. Os la comisteis y quieren que inventes más tartas variadas, pero el caso es, ¿os gustó o no?