Te salvaste de chiripa


A veces alucino con los giros aleatorios y las decisiones que nos llevan a determinados momentos o situaciones de nuestra vida. El que voy a contar sucedió cuando regresé de vacaciones y volví a trabajar. Como dejé mi bicicleta en el garaje de la empresa, el primer día fui andando y por la tarde le eché aire a las ruedas y fui a la estación de tren para volver a casa. En el otro extremo, en Utrecht, mi bicicleta tenía la rueda delantera medio vacía, con lo que le puse aire en el aparcamiento de bicis de la estación y volví a casa sin problemas.

El día siguiente, miércoles (comencé a trabajar el martes porque el lunes fue festivo en Holanda), fui con la bici de Utrecht a la estación y después en Hilversum, cuando voy a buscar la otra, tiene la rueda delantera vacía por un pinchazo. La arrastré hasta la oficina y más tarde bajé al aparcamiento y aprovechando que tenía una cámara de repuesto en la oficina, que las compro baratísimas y las guardo para cuando me hagan falta, decidí cambiar la cámara, pero no tenía herramientas para sacar la rueda delantera del eje y no encontrá a nadie en la oficina que tuviese una llave del quince así que lo dejé para el día siguiente y me fui a casa caminando.

El jueves llegué a Hilversum, como siempre antes de las siete de la mañana y salió del tren un pavo y yo y el resto se fueron hacia el otro lado del andén. El caminaba delante de mi y fue el primero en pasar su tarjeta de transporte por el lector para cerrar su trayecto. Cuando lo hizo, un billete de cincuenta leuros doblado se le cayó al suelo. Yo lo recogí, pasé mi tarjeta y el chamo ya se alejaba a todo meter, que esta gente de un metro noventa con pies grandes dan unas zancadas que no veas. Para llamar su atención le grité: ¡Pollardón, Acarajotao! y por supuesto miró hacia atrás. Le enseñé el billete y le dije que aceite no se si pierde, pero los leuros sí que los va perdiendo mientras camina. El tipo me miró como alucinando, fascinado porque alguien recogió el dinero y se lo estaba devolviendo. De repente le entró como la ansiedad por contarme toda su vida y agradecerme el gesto así que lo corté en seco y le dije que allí nadie iba a chupar polla y que siguiera su camino y espabile para que no lo llamen truscolán y seguí mi ruta que tenía prisa para llegar a la oficina y arreglar mi bici.

Este acto fue de pura chiripa, en cualquier día en el que voy con la bicicleta, yo salgo del andén por otra salida que da al aparcamiento de bicis, tengo otro lector distinto para pasar la tarjeta de transporte y jamás de los jamases habría presenciado la pérdida de la pasta y no la habría devuelto. ¿Y si existe un plan maestro y esto estaba previsto que sucediera?

Dejando atrás el tema, saqué la rueda, le cambié la cámara interior de aire, me puse a inflarla y estalló, como un tiro, reventó dejándome con mi gozo en un claro disgusto. Me puse a revisar la rueda y encontré que estaba rota por un lado y el corte era tan afilado que parecía una cuchilla. Tras trabajar, fui a comprarme una nueva cámara de aire y la rueda, que casualmente estaban ambos en ofertas y por seis leuros conseguí ambas piezas y el viernes por la mañana, cambié las dos partes, le puse aire y solucioné el problema. Saltando atrás en el tiempo, el jueves por la tarde, al llegar a Utrecht, mi bici volvía a tener la rueda delantera medio desinflada con lo que al llegar a casa, busqué el pinchazo y lo reparé. Parece que hasta en pinchazos ambas bicicletas se ponen de acuerdo para ponerme la pierna encima y que no levante cabeza.


6 respuestas a “Te salvaste de chiripa”

  1. Pues yo no había leído este post, me he dado cuenta al leer el resumen semanal que no me sonaba nada lo de la devolución del billete.
    Yo hubiera hecho lo mismo.
    En mis tiempos, las cámaras almacenadas para repuesto, las poníamos con talco para que no se estropearan demasiado pronto, pero a pesar de eso, con el tiempo se «pasaban».
    Salud

  2. no me vengas con esas, conozco gente a la que le salen los leuros por las orejas y no devolverían un billete regalado de 50…. eso es (aunque te hagas el duro) que en el fondo vas a tener corazoncito 😛

  3. ¿Y tu te crees que esas maldades no nos las imaginamos elevadas a la enésima potencia? 🙂
    Pero lo cortés, no quita lo valiente, a no ser que seas truscolán… 🙂
    Salud